Capítulo 597:

Sin embargo, Jennie no tenía ni idea de quién era. Reflexionando sobre su mirada, una salvaje sospecha cruzó su mente.

Después de comer en KFC, Sabrina y Tyrone acompañaron a Jennie a dar un paseo por el centro comercial.

Su cena de vuelta en Starriver Bay fue nostálgica, evocadora de tiempos anteriores a su separación.

Después de la comida, disfrutaron de un paseo por el barrio.

Después de un par de vueltas, Sabrina miró la hora e insinuó: «Se está haciendo tarde. Creo que debería volver después de esta vuelta».

«¿Por qué no consideras quedarte esta noche?». sugirió suavemente Tyrone, dirigiendo a Sabrina una mirada pensativa.

Sabrina sonrió, pero se negó.

Tyrone permaneció en silencio; los labios apretados.

En la entrada de la villa, Sabrina se detuvo.

Tyrone, con Jennie ya dentro de la villa, regresó tras recoger las llaves de su coche. Se acercó a la puerta del pasajero, la abrió y le hizo señas a Sabrina.

Cuando Sabrina se acercó al vehículo, Tyrone la cogió suavemente de la muñeca, se acercó y murmuró: «¿Estás realmente segura de no quedarte?».

Apoyada contra el coche, el corazón de Sabrina se aceleró por la cercanía.

Su intensa mirada la hizo desviar la suya, y declinó suavemente: «No me quedo».

«¿Por qué no?» Tyrone se acercó una vez más, su mano rodeando suavemente su cintura, su aliento cálido contra su mejilla, llevando su olor distintivo. «Keilani está detenida, y Royce ha prometido que no será una amenaza cuando salga. Ahora tú y el bebé estáis a salvo».

Sus rostros estaban a escasos centímetros.

Los ojos de Tyrone, profundos y luminosos, parecían capturar la noche misma.

Sabrina se encontró momentáneamente hipnotizada, con los ojos bajos, los labios ligeramente separados y la mente buscando palabras. Pensar en Keilani había sido un obstáculo para su regreso.

«¿Consideras la posibilidad de volver?»

«Yo… yo no…»

Antes de que Sabrina pudiera articular completamente sus pensamientos, Tyrone presionó suavemente sus labios contra los de ella, su mano sosteniendo su cabeza, su beso profundo y sincero.

«Mmm.» Las manos de Sabrina se apretaron contra su pecho, sintiendo el rítmico latido de su corazón. A pesar de su resistencia, sintió que su determinación decaía».

Tyrone sintió que ella empezaba a ceder y poco a poco redujo la intensidad de su abrazo.

Apretando a la mujer que amaba, Tyrone deseó que este momento durara para siempre, que ella estuviera siempre cerca. Sin embargo, sabía que no podía hacer realidad ese deseo.

Reconocía las dudas y los temores que albergaba su corazón. Su pasado era complejo, cargado de problemas que le impedían sentirse completamente segura con él. Ella mantenía una barrera, permitiéndole acercarse pero no atravesarla.

Cuando pasó el momento, Tyrone la soltó, apoyó la cabeza contra ella e inspiró profundamente para calmar sus emociones agitadas: «Ahora te llevo a casa. No te preocupes».

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