El bebe de mi jefe -
Capitulo 76
Capitulo 76:
Mamá movió su mano para restarle importancia y Ruby guardó silencio cuando escuchó la puerta principal abrirse.
«¿Ya están chismeando?», preguntó papá acercándose a ambas con una enorme sonrisa en los labios.
Besó los labios de mamá y después se acercó a Ruby para depositar un casto beso en su coronilla.
«Sucede que nuestra hija ha encontrado el amor», respondió mamá de manera cómplice.
«Pero esta vez con un hombre decente, que sí se merece el corazón de nuestra nena».
Papá miró a Ruby con curiosidad y luego tomó asiento frente a ella, para dedicarle una mirada seria.
«Debo conocer a ese hombre, Ruby»
Señaló con autoridad.
“Pues no puedo volver a cometer el mismo error de dejar que cualquier mal nacido venga a robarse a mi bebé y luego la abandone como si nada».
«Ay, mi amor»
Mamá se burló a su lado y le guiñó un ojo con complicidad.
«¿Sí te das cuenta que nuestra hija ya es una mujer adulta?», preguntó divertida.
«¡Pero es mi hija!»
Se quejó papá haciéndolas reír.
«Llegado el momento lo conocerán, se los prometo», dijo Ruby con una sonrisa de oreja a oreja.
Ruby se bajó del ascensor y de inmediato observó que frente a su puerta estaba de pie un chico vestido con el uniforme de correos.
Se acercó a él con curiosidad y cuando sus ojos repararon en ella, él sonrió.
«¿Es usted Ruby Smith?», preguntó.
«Sí, soy yo»
Asintió Ruby con la cabeza.
«Tengo esta entrega para usted».
Le extendió un pequeño paquete de color blanco. Ruby lo tomó en sus manos y luego firmó el documento de recepción.
«Gracias», dijo antes de que él se diera media vuelta para irse en la dirección contraria.
Entró en su departamento sintiendo la adrenalina correr por su sistema, pues no tenía que ser muy intuitiva para adivinar que aquel paquete tenía nombre y apellido.
Al cerrar la puerta tras de sí, corrió directo a su sofá y se sentó para abrir la caja con cuidado, pues no tenía idea de qué podía tratarse.
Zafiro llegó maullando hacia ella, dándole la bienvenida mientras se frotaba contra sus piernas y cuando por fin pudo abrir la caja, su boca se abrió al poder detallar que se trataba de un hermoso collar dorado que tenía un corazón de color rojo, en el cual dentro ponía una A mayúscula y otra a minúscula.
Con las manos temblorosas tomó la nota que venía dentro y sus ojos se llenaron de lágrimas al leer aquellas palabras escritas a mano por aquel hombre que había logrado conquistar su corazón.
«Para que nunca nos saques de tu corazón. Asher y Athom. Te queremos mucho, Ruby»
«M!erda…”
Susurró Ruby.
Su corazón no dejaba de latir como loco dentro de su pecho, y pudo sentir las lágrimas correr por sus mejillas a causa de la emoción, mientras no dejaba de observar aquel hermoso collar entre sus manos.
Una pequeña tarjeta llamó su atención y cuando la tomó pudo leer que aquella obra de arte estaba construida a partir de oro y que la piedra era un Rubí.
Se emocionó a niveles estratosféricos al leer aquello, con tanto simbolismo para ella y de inmediato tomó su celular para marcar el número de Athom y poder darle las gracias por aquel hermoso detalle.
“Buenas tardes, bonita”
Saludé al contestar la llamada.
Sonreí como una idiota ante aquel apodo, con el cual ya estaba acostumbrándome.
“Buenas tardes, mi amor”
Solté mordiendo mi labio inferior, pues aún no lograba dejar de sentir un poco de pena al hablarme de ese modo tan meloso con Athom.
“¡Puedes repetir eso último?”
Cuestionó en un susurro que logró derretirme.
Cerré los ojos y me dejé caer de espaldas al sofá mientras sonreía con el teléfono aún pegado a mi oído.
“Mi amor”
Repetí como una boba y escuché un gran suspiro al otro lado de la línea, haciéndome ver que no era la única que parecía enferma de amor.
“Acabo de recibir tu regalo”, le comenté con ilusión.
“¿Te gustó?”, preguntó de inmediato.
“Es solo un detalle… quería que tuvieras algo especial…”
“Me encanta, Athom”, dije con sinceridad.
“Me hace pensar que en él estamos tú, yo y Asher juntos”.
“Esa era la idea”, murmuró dejando salir una risita.
“Me encantas, Ruby. Me siento como un maldito adolescente cuando estoy contigo o cuando te pienso. ¿Qué es lo que me hiciste?”, preguntó divertido, haciéndome reír.
Zafiro se trepó en el sillón hasta quedar recostada sobre mi estómago, dedicándose a ronronear, como siempre.
“Solo llevé una fotografía tuya con una bruja, que por cierto me cobró muy caro”, dije divertida.
“Aún así me alegra ver que el embrujo resultó de manera satisfactoria”.
“Más que satisfactoria, diría yo”, murmuró siguiéndome el juego.
“Te quiero”, solté.
“Y yo te quiero más”, respondió.
“¡Cuándo nos veremos?”, pregunté ansiosa, pues debía reconocer que aunque anoche habíamos estado juntos, yo ya lo extrañaba.
“Extraño a Asher”.
“Puedes venir a verlo cuando quieras, sabes que mi madre no tiene problemas en recibirte”, dijo de inmediato haciéndome sonreír.
“Es más, te aseguro que ella es tu mayor fan”.
“¡No seas mentiroso!”
Me reí con algo de nerviosismo, pues por lo general nunca me había ido bien con las suegras.
“Lo digo en serio, mi amor”.
Las mariposas bailaron en mi estómago al escucharlo llamarme de aquel modo y mordí mi labio inferior sintiendo unas enormes ganas de correr a él y volver a besarlo.
“Te quiero, Athom”
Repetí haciéndolo reír.
“Te quiero también, Ruby”.
La línea se quedó en silencio un momento y cerré los ojos disfrutando de aquella sensación de plenitud, pues debía reconocer que haber aceptado a Athom Patel en mi corazón solo me estaba trayendo paz a mi vida, además de una enorme sensación de bienestar y amor sano.
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