El bebe de mi jefe -
Capitulo 71
Capitulo 71:
Me sentía totalmente como una princesa, pues jamás había tenido atenciones de este tipo, pues yo era de las que asistía a la peluquería solo para cortes de cabello y que me pintaba las uñas con esmaltes normales.
«Estás quedando divina, amiga», dijo Josh emocionado al verme.
«Seguro hoy terminas de enamorar a ese buen hombre», murmuró con aire soñador.
Me reí ante lo que decía, pues lo hacía ver como si yo fuera la protagonista de un libro romántico.
«Eso espero”, dije sin más, pues en el fondo de mi corazón, ya sabía que poco a poco estaba cayendo en las redes de Athom Patel, pues me encontraba ilusionada respecto a tener citas con él.
Al salir de la peluquería me sentía como una diosa, pues realmente mi pelo parecía una seda, y mis nuevas uñas me hacían sentir delicada, aunque seguía acostumbrándome al nuevo largo.
Habíamos llegado a mi departamento hace unos minutos, y de inmediato, Josh me confesó que tenía un regalo para mí.
«¿Qué te traes, Josh?», pregunté divertida al aceptar la bolsa de papel que me entregaba mi querido amigo.
Abrí el regalo y mis ojos se llenaron de lágrimas al ver que se trataba de un hermoso vestido negro de gamuza.
«Wow…”
Susurré en un hilo de voz.
«Creo que ese vestido te quedará de maravilla», dijo con una sonrisa torcida.
Le di un abrazo apretado y luego corrí a mi habitación para vestirme con aquella hermosa prenda, pues no faltaba mucho para que tuviera que marcharme a la cita con Athom.
«Ruby, pareces una princesa sacada de una película»
Señaló Josh cuando me vio caminar hacia él.
Sus ojos se cristalizaron y parecía que en cualquier momento se pondría a llorar de la emoción, lo que me hizo reír.
«Gracias por este detalle”, dije con sinceridad y Josh simplemente se encogió de hombros.
«No me des las gracias”, respondió de inmediato.
«Lo hago con mucho cariño, amiga, y ahora será mejor que te termines de poner guapa, pues debes ir a tu cita”
Y con esas palabras, Josh me acompañó a mi habitación y terminó de ayudarme a elegir los accesorios adecuados y el calzado más apto, pues según él necesitaba estar completamente cómoda para esta cita, la cual no tenía idea dónde sería, pues Athom no había sido muy descriptivo en su mensaje.
«¿No crees que voy muy informal?», pregunté a mi amigo al verme al espejo.
«Créeme que estás perfecta para la ocasión»
Aseguró alzando ambos pulgares hacia mí en señal de aprobación.
«¿Si iremos a un restaurante?», pregunté intentando sacarle información a Josh, pero él no dijo absolutamente nada al respecto.
«Creo que están tocando el timbre»
Murmuró emocionado.
Arrugué las cejas en respuesta, pues yo no había escuchado nada, pero de igual manera caminé hasta la entrada de mi departamento, para encontrarme con que el chofer de confianza de Athom estaba ahí, frente a mi puerta con una sonrisa cordial.
«Señorita Smith, vengo a buscarla para su cita de hoy con el Señor Patel”, explicó.
Abrí los ojos con sorpresa y luego asentí con la cabeza aún sin poder terminar de convencerme del hecho que Athom era todo un caballero, que cuidaba cada detalle siempre.
Me giré para ver a Josh, quien estaba recostado contra el marco de la puerta de mi habitación.
«Anda, disfruta»
Me guiñó un ojo con complicidad y luego tomé mi bolsa para salir junto al chofer de Athom, dejando a Josh a cargo de cerrar todo al momento de irse.
Bajamos por el ascensor y comencé a sentirme muy nerviosa, pues al no tener certeza de dónde iría, no sabía qué esperar de esta noche.
«¿Cuál es nuestro destino?», pregunté casual.
El hombre a mi lado soltó una risa divertida y negó con la cabeza.
«Eso es información confidencial, Señorita Smith”
Asentí con la cabeza y al llegar al automóvil, me subí en los asientos traseros y disfruté del viaje en silencio, pues no tenía muchas ganas de conversar con el chofer, ya que me sentía al borde de un ataque de nervios.
Las dudas se arremolinaban en mi interior, y yo solo rogaba a Dios que esta vez las cosas fueran diferentes a como lo habían sido en mi relación anterior, pues quería creer que Athom era un mejor hombre que Andi.
“Estamos por llegar”
Anunció el hombre luego de varios minutos.
Miré todo a mi alrededor y me sorprendí al no ver nada.
Solo se podía apreciar árboles por doquier y un terreno vacío. Arrugué las cejas con confusión y miré de reojo al chofer.
“¿Está seguro?”, pregunté con asombro.
“Claro. Esta es la dirección que indicó el señor Patel”
Asintió y luego de un momento se detuvo, estacionando cerca de un camino de árboles.
Me bajé del automóvil y antes de cerrar la puerta volví a meter la cabeza dentro para ver al chofer.
“¿Debo esperar aquí?”, pregunté.
“Debe caminar en esta dirección”
Señaló el camino de árboles a mi lado.
POV Athom…
Decir que estaba nervioso no era más que un eufemismo, pues sentía mis manos temblar y mi frente cubierta por una capa de sudor con cada minuto que transcurría.
Mi chofer de confianza me había indicado que ya venía de camino con Ruby, y yo solo rogaba a que le gustara lo que había preparado para ella, pues no había sido sencillo decorar aquel mirador con más de trescientas velas en forma de círculo, sin contar que mamá me había ayudado a cocinar y preparar una deliciosa tabla de comida para ambos.
Me encontraba esperando por ella en medio del círculo creado con las velas y a mi lado tenía aquella manta que hacía ver todo muy sencillo, pero la realidad es que había tenido que pedir una autorización para utilizar el sitio, pues era privado, y gracias a las influencias de mi tío Oliver, esto no se había tardado mucho tiempo, por lo que teníamos el tiempo suficiente para disfrutar de una velada agradable.
De pronto, mi celular vibró anunciando un nuevo mensaje. Lo tomé en mis manos y abrí la notificación, para poder leer un escaso:
[La Señorita Smith está caminando hacia usted, jefe]
Por parte de mi chofer.
“M!erda…”
Susurré al alzar la cabeza y encontrarme con Ruby caminando hacia mí.
Diablos, Josh se había esmerado con la ayuda, pues ella parecía sacada de un cuento de hadas.
Su cabello se movía con el viento y aquel vestido pegado a su cuerpo realzaba cada una de sus curvas. La observé como si estuviera en cámara lenta, y tuve que asegurarme de cerrar la boca, pues seguro parecía un baboso.
Ruby se detuvo fuera del círculo de velas y de inmediato me acerqué a ella con una sonrisa amplia en el rostro, para luego extenderle mi mano y ayudarla a entrar al círculo que había creado.
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