El bebe de mi jefe -
Capitulo 65
Capitulo 65:
“¿Se llevarán a Asher?”, pregunté sin despegar la mirada de la calle al conducir.
“Claro, lo llevaremos con nosotros”, dijo papá de inmediato.
“Incluso, estaba pensando en llevarlo a ese lugar donde tienen una piscina de pelotas, para que pueda jugar”.
“Es un buen panorama”
Sonreí de medio lado y agradecí el hecho de que mis padres amaran tanto a mi hijo, pues desde que se habían enterado de la existencia de Asher se habían encargado de consentirlo y mimarlo.
En pocos minutos llegamos a Intelligent, por lo que luego de estacionarnos, nos bajamos del automóvil y subimos en el ascensor hasta mi despacho.
Antes de entrar, mis ojos se desviaron de inmediato hasta el cubículo de Ruby, pero no la vi por ninguna parte, lo que me pareció muy extraño.
“Están esperando dentro”, comentó papá a mi lado.
Alcé una ceja en su dirección, pues me parecía que algo estaba ocultando tras aquella mirada divertida.
“¿Por…?”
Dejé la pregunta a medias en cuanto mi padre abrió la puerta que daba a mi despacho y ahí efectivamente me encontré a mi madre junto a Ruby.
Alcé una ceja al ver cómo mamá estaba tomando algunas medidas con una huincha mientras Ruby las registraba en una hoja de papel.
“¡Athom, Finn!”
Chilló mamá al vernos entrar.
“¡Qué bueno que han llegado! Solo estaba tomando unas medidas, pues me he llevado la mala sorpresa de que mi propio hijo no tiene un solo cuadro mío en este lugar, por lo que he decidido que pintaré algunas obras para ti, mi niño”, me explicó con emoción.
Sonreí al ver cómo mi madre se esmeraba en aquello, mientras Ruby me miraba de reojo, con nerviosismo.
Diablos, esta angustia se debía acabar pronto, pues no soportaba tanta tensión en el ambiente.
“Ya, cariño”, murmuró mi padre acercándose a mamá y tomando su mano al impedir que siguiera tomando medidas con aquella huincha de medir.
“Es momento de irnos”
Le guiñó un ojo y ella asintió de inmediato.
“Gracias, madre”, dije acercándome a ella y besando su coronilla.
“Espero tus cuadros”.
“¡Claro que sí, hijo mío!”
Papá me dio un corto abrazo antes de tomar a Asher en sus brazos y salir del despacho, no sin antes despedirse de Ruby.
Mi madre tomó en sus manos la hoja que la pelirroja le entregó con todas las medidas y luego ambas se fundieron en un abrazo cómplice. Pude escuchar cómo ambas susurraban cosas entre sí, pero no logré escuchar con exactitud de qué se trataba.
“¡Nos vemos, niños!”
Chilló mamá moviendo su mano en señal de despedida, para después irse tras papá, quien la esperaba en la entrada de mi despacho.
Cuando por fin estuvimos a solas, miré a Ruby, quien se encontraba mordiendo su labio inferior con fuerza y mantenía la mirada en el suelo.
Odié sentir que estábamos en esta situación tan incómoda, pero me convencí de que era el momento adecuado para solucionarlo.
“¿Podemos hablar?”, pregunté, llamando su atención.
Ruby alzó su mirada hacia mí y nuestros ojos se conectaron, hablando por sí mismos en su propio lenguaje.
Asintió con la cabeza en respuesta y luego yo me acerqué a ella, quedando frente a frente. A esta cercanía podía oler a la perfección aquel aroma que solía desprender siempre y disfruté de volver a tenerla una vez más tan cerca.
“Siento haber escapado aquella noche”, soltó con una mueca en los labios.
Alcé ambas cejas en señal de sorpresa, pues no esperaba escuchar aquello por su parte.
“Debí preguntarte por qué me habías besado y no interpretar las cosas a mi modo, pues creo que me llevé una tortura gratuita”
Negó con la cabeza a la vez que suspiraba.
“No te disculpes por eso”, dije de inmediato.
“Entiendo que te tomó por sorpresa y que reaccionaste como pudiste, pues no estabas preparada para eso. Además, quisiera pedirte perdón por haberte besado sin tu consentimiento”.
Ruby tragó saliva con dificultad, y en ningún momento nuestros ojos perdieron el contacto visual.
Diablos, podría perderme fácilmente en el verde esmeralda de su mirada.
“Te entiendo, Athom”, susurró finalmente.
“Solo quiero que sepas que todo lo que escribí en aquella carta es cierto”, agregué sin dejar pasar la oportunidad.
“Es cierto que te quiero, Ruby, y que mis…”
Mi voz se quebró, y tuve que hacer un esfuerzo para recomponerme y continuar.
“… Sentimientos hacia ti son genuinos. ¿No me crees?”, pregunté con algo de dolor, pues me negaba a creer que ella no quisiera aceptar mi verdad.
“Te estoy hablando desde el fondo de mi corazón, Ruby, yo te quiero”.
“Athom, yo no lo entiendo”, soltó.
Sus labios formaron una mueca y sus ojos se cristalizaron de pronto.
“¿Por qué?”
Cuestionó.
“Es decir, tú podrías estar con cualquier mujer… ¿Por qué conmigo? Solo soy una simple…”
“No, no vuelvas a decir aquello”, la interrumpí.
“Para mí lo eres todo, Ruby”
Ella suspiró audiblemente y luego me jugué una carta importante al poner mi mano disponible sobre su cintura para acercar su cuerpo más al mío.
Con la mano que aún descansaba en su mentón, acaricié suavemente su mejilla.
Mis ojos cayeron sobre sus labios y entonces me reconocí a mí mismo que moría por volver a besarla, pero no lo haría, pues no quería espantarla, y mucho menos pasar por encima de sus decisiones.
“¿Cómo puedo demostrarte mis sentimientos?”, pregunté entonces.
“Quiero saber qué debo hacer para que tú te des cuenta de que todo lo que te he dicho es cierto”.
Ruby guardó silencio por unos minutos y entonces sus ojos me miraron como si una genial idea hubiera cruzado por su cabeza.
POV Ruby.
¡M!erda, m!erda, m!erda!
¿Cómo era posible que con un simple toque de su mano sobre mi cuerpo me volviera gelatina?
Quería confiar en él con todas mis fuerzas, pues haber hablado con Aurora me había ayudado mucho a ver las cosas con mayor perspectiva, pero aún así, mi maldita inseguridad aparecía a cada momento con aquella vocecita que me decía que si yo aceptaba a Athom en mi corazón, él acabaría yéndose, tal cual lo hizo Andi, quien juraba amarme.
“No puedo mentirte, Athom”, dije al negar con la cabeza.
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