El bebe de mi jefe -
Capitulo 6
Capitulo 6:
“Y no le digas idiota, Josh”
Sonreí de medio lado y lo empujé levemente, haciéndolo bufar en respuesta, pues él no era precisamente fan de Andi.
“Solo espero que no te haga sufrir, amiga”, dijo negando con la cabeza.
“No mereces pasarla mal por un imbécil que no consigue valorar a una buena mujer como lo eres tú”.
“No me hará sufrir, lo prometo”.
Negué con la cabeza, dejando escapar una sonrisa.
“De hecho, hoy tendremos una cita en casa, pues cumplimos tres años juntos. La planeamos hace dos semanas, así que hoy será una gran velada”
Alcé mis cejas con picardía, haciendo reír a mi compañero.
“Bueno, luego me cuentas cómo te va con aquello”, dijo con una sonrisa y luego se puso de pie.
“Debo de ir a mi sección, pues creo que Marco se volverá loco con el nuevo proyecto que nos encargó el jefe”, mencionó rápido, pero yo no perdí el tiempo para alzar mis cejas hacia él con complicidad.
“¿Tú y Marco…?”
Dejé la pregunta a medias, pero mi amigo solo bufó.
Marco, su compañero de área, era un guapo chico, que aún no lograba asumir su orientación sexual, por lo que eso impedía que pudiera dejarse amar por Josh, quien llevaba meses loco por su compañero de trabajo.
“Nosotros nada, eso ya se acabó”
Se encogió de hombros y yo le di una sonrisa triste, pues en definitiva aquel chico tenía una muy mala suerte en el amor.
“Nos vemos luego, Ruby”
Movió su mano en señal de despedida y yo le lancé un beso.
“Cuida bien de aquel pequeño, pues mi intuición de bruja me dice que se trata del nuevo heredero de Intelligent”
Soltó con una sonrisa traviesa y luego se dio media vuelta.
“¡Deja de sacar conclusiones locas, Josh!”, grité al ver cómo se alejaba apresurado, pero en el fondo sabía que se me haría imposible hacerle cambiar de opinión, pues Josh era muy observador, y seguro ya había descubierto que este pequeño era hijo de nuestro jefe, aunque eso aún estuviera en tela de juicio.
Terminé de iniciar sesión en la computadora de la empresa y me puse al corriente con las citas pendientes de agendar para el jefe, luego de enviar algunos correos cancelando las que ya tenía previstas para hoy, pues de seguro él no estaba con la cabeza como para trabajar en aquello. Entre correos y agendamientos se me pasó la hora, hasta que Asher me sacó de mis pensamientos al balbucear, anunciando que había despertado.
“Hola, lindo bebé”, musité hacia él y no me resistí a cargarlo entre mis brazos. Con cuidado, lo senté sobre mis piernas y pellizqué su mejilla, cuestión que lo hizo reír.
Yo amaba a los niños, y desde siempre mi sueño había sido ser una madre joven, pues quería tener energía para poder dar lo mejor de mí, pero dadas a las circunstancias actuales, sabía que junto a Andi, no conseguiría ser madre, pues él ya me había dejado claro varias veces que no quería un bebé.
Y como por arte de magia, mi celular sonó, alertándome de una llamada de Andi.
Miré la hora en mi celular y me asusté al ver que ya era tarde, muy tarde, y que mi jefe aún no llegaba, por lo que seguro tendría que quedarme más tiempo aquí para cuidar de Asher, pues no podía dejarlo solo, lo que significaba que nuestra cena de aniversario se retrasaría un poco.
“Hola mi vida”
Saludé al contestar la llamada de mi novio.
“Tuve un inconveniente en la oficina, tal vez llegue unos minutos más tarde, pero ya tengo todo pensado”
Aclaré de inmediato.
“Si quieres, en lo que llego, puedo llamar y pedir la comida a domicilio”.
Asher me observó sobre mi regazo con aquellos hermosos ojos azules, que estaba segurísima, eran ¡iguales a los de mi jefe. Acaricié la cabecita de aquel bebé mientras escuché un suspiro al otro lado de la línea.
“No sé de qué me hablas, Ruby”, dijo de pronto, haciéndome arrugar las cejas en respuesta.
“¿Es una broma?”
Cuestioné confundida.
“Hablo de la cena que planeamos hace dos semanas, por nuestro tercer aniversario, que es hoy…”
Señalé con la ira creciendo en mi interior, pues no podía creer que lo hubiera olvidado.
“Ah…”, musitó dejando salir un bufido.
“Pues no, no tengo tiempo para eso hoy. De hecho, llamaba para decirte que voy saliendo del departamento, porque tengo un partido de tenis con mis amigos”, dijo con total descaro.
“Creo que mi madre irá a dejar algo al departamento, para que estés al pendiente”.
Abrí los ojos de par en par ante todo lo que Andi me estaba diciendo, pues no podía comprender…
¿Tan poco le importaba nuestro aniversario?
Negué con la cabeza, alejando aquellos malos pensamientos e intentando ponerme en su lugar, pero no podía.
¡Maldita sea, Andi era un imbécil!
“Andi, habíamos planeado esto hace días, porque no sé si lo has notado, pero últimamente ya ni nos vemos”, dije en un intento de hacerlo recapacitar, pero solo recibí un gruñido cargado de molestia por su parte.
“¡Deja de ser tan tóxica, Ruby!”, chilló enojado, provocando que un nudo se instalara en mi garganta, pues me sentía como la m!erda.
“Solo quiero un maldito momento con mis amigos, pero de seguro tú debes estar tomándolo a personal, cuando no es así. ¡Mi maldito mundo no gira en torno a ti!”
Quise contestar algo más en mi defensa, pero en cambio, Andi cortó la llamada y me dejó con las palabras en la boca.
No era la primera vez que lo hacía cuando discutíamos, pero eso no significaba que me doliera menos su actitud.
“M!erda…”, musité sintiendo mis ojos cristalizarse, pues me sentía frustrada ante la reciente conversación con Andi.
“¿Qué diablos estoy haciendo mal?”, me cuestioné a mí misma.
Dejé mi celular sobre el escritorio y Asher llevó una mano a su boca y la chupó en respuesta.
Al observar a aquel pequeño, me sentí miserable, pues estaba claro que mi relación con Andi estaba en su peor momento, y yo tenía claro que mi gran deseo en la vida era ser madre, y desde el momento en que cargué a este niño por primera vez, el instinto maternal había aflorado en mi interior, y el hecho de saber que Andi me mandaría a la m!erda al momento de plantearle mi deseo de ser madre, me hacía sentir un enorme dolor en el corazón.
El maldito había decidido cancelar nuestra cita por irse con sus amigos, y eso me dejaba muy en claro que yo había dejado de ser una prioridad en su vida, por lo que me haría un favor al no pensar en ser madre junto a un hombre como él, cuestión que me hizo pensar ¿Qué diablos hacía a su lado? Si era evidente que ya no nos amábamos como hace tres años atrás.
Una lágrima corrió por mi mejilla, dejándome ver que esta situación me estaba afectando más de lo que quería reconocer.
Asher afirmó sus manitas llenas de baba sobre mi pecho y tan solo con ese pequeño acto, comencé a llorar como si la llave en mi interior por fin se hubiera abierto, dándole paso a la liberación de mi tristeza.
Abracé a Asher contra mí y lloré desconsoladamente al sentirme insuficiente, sin valor y usada, como un mueble más, pues por lo que se veía, yo solo le servía a Andi para cocinar, hacer el aseo y pagar las deudas del departamento, ya que ni para mantener relaciones sexuales le era útil en el último tiempo.
“¿Ruby?”
Alcé la mirada hacia aquel hombre de intensos ojos azules, quien me observaba con cautela, como si no quisiera interrumpir mi sesión de llanto.
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