El bebe de mi jefe -
Capitulo 38
Capitulo 38:
POV Ruby…
Escuché el sonido de alguien golpeando la puerta y arrugué las cejas con confusión. Miré la hora en mi reloj de muñeca y supe que era demasiado temprano para que mi jefe hubiera vuelto de la oficina, ya que apenas habían pasado dos horas desde que se fue.
Observé a Asher dormir plácidamente en su cuna y me levanté de mi asiento para abrir la puerta. Me encontré con Athom Patel sosteniendo una enorme caja de pizza entre las manos.
“Lo siento, tenía las manos muy ocupadas como para buscar mis llaves”
Se disculpó con una sonrisa tímida. Me aparté y lo dejé pasar.
“Pensé que volvería más tarde…”
Comenté con asombro, siguiéndolo hasta la cocina.
Él se encogió de hombros mientras dejaba la caja de pizza sobre la mesa.
“Simplemente hoy no quería trabajar hasta tarde, y creo que tú tampoco lo harás”, dijo con un guiño de ojo. Alcé una ceja, sin entender a qué se refería, y esperé a que continuara hablando.
“DF Medios consiguió el permiso que faltaba para poder hacer el lanzamiento oficial del nuevo videojuego”
Anunció con una sonrisa.
Mis manos fueron instintivamente a mi boca en señal de asombro, y chillé emocionada ante la noticia. Sabía lo importante que era para la empresa este logro, considerando la posición de DF Medios en la industria.
“¡Eso es genial, jefe!”, exclamé con alegría.
Athom me miró con cautela y luego continuó.
“Sabes, necesito que me hagas un favor, Ruby”, dijo.
Asentí de inmediato, y él prosiguió.
“Necesito que dejes de llamarme jefe y que no vuelvas a tratarme de usted, porque, si lo ves desde un punto lógico, nos llevamos apenas tres años”.
Quedé sorprendida por su petición. La formalidad siempre había sido importante para mí, y no sabía cómo interpretar su solicitud.
Tomar la iniciativa de llamarlo por su nombre me colocaba en una situación diferente, una en la que había más confianza entre nosotros.
“Lo pensaré, jefe”, respondí, añadiendo la última palabra con un deje de travesura.
Esto provocó una sonrisa divertida en él.
“Mejor será que comamos, pues muero de hambre y necesito mucha grasa para celebrar este logro en mi carrera”, indicó, abriendo la caja de pizza para cortar varios trozos.
“¿Estoy invitada a esta celebración?”, pregunté para asegurarme, evitando quedar en ridículo al emocionarme por compartir nuevamente una comida juntos.
“No sería una celebración sin ti, Ruby”, respondió de inmediato.
Preparé los platos mientras Athom abría una botella de vino.
Era evidente que era una botella costosa. Cuando nos sentamos a la mesa, él me agradeció por acompañarlo.
“Podría agregar el término ‘dama de compañía’ a mi contrato”, bromeé, intentando aligerar el ambiente.
Sin embargo, solo logré que mi jefe se atragantara con un trozo de pizza y comenzara a reír como nunca antes lo había visto.
Su risa contagiosa pronto me hizo reír también, y terminamos con dolor de estómago de tanto reírnos por la tontería que había dicho.
“Lo siento, Athom…”, musité lentamente, captando toda su atención.
Volví a sentarme frente a él y le sonreí de medio lado, pero al ver cómo su mirada me abordaba con tanta intensidad, tuve miedo.
Tal vez había ido demasiado lejos al aceptar llamarlo por su nombre y dejar de lado los formalismos que siempre solía utilizar para relacionarnos.
“No te preocupes, Ruby”, respondió fingiendo una sonrisa.
“Hagamos un brindis”
Propuso alzando su copa de vino, por lo que hice lo mismo que él.
“Quiero brindar por las nuevas amistades y por seguir cumpliendo las metas que nos proponemos”.
Sonreí al entender lo que indirectamente me estaba queriendo decir con lo de las nuevas amistades y choqué suavemente mi copa contra la suya, para después darle un sorbo a aquella bebida que sabía a los dioses.
Continuamos comiendo, sin dejar de conversar en ningún momento y entonces me sentí cómoda, y muy feliz de sentir que una amistad se estaba formando entre ambos, a pesar de que este nuevo amigo fuera mi jefe.
POV Ruby…
Desde mi adolescencia recuerdo ser una loca fanática de la serie The Vampire Diaries, y cada cierto tiempo volvía a verla desde cero, pues nunca terminaba de aburrirme de los hermanos Salvatore, en especial de Damon, quien ahora con ojos más maduros podía ver que era un narcisista controlador, pero que aún así, lo amaba tal cual la primera vez que había visto la serie.
Desde que había vuelto a vivir sola, mis tardes libres se convertían en maratones de aquella serie, hasta quedarme dormida, y hoy no había sido la excepción.
Llevé la cuchara de helado hasta mi boca y g$mí de satisfacción ante el sabor del chocolate en mi paladar.
Ya iba en mi temporada favorita, en la cual aparece la gran villana Katherine Pierce y estaba disfrutando mucho, hasta que mi celular personal comenzó a sonar anunciando una llamada, por lo que pausé la serie y contesté la llamada.
“¿Hola?”, pregunté con curiosidad al tratarse de un número desconocido.
“Hola, Ruby”.
M!erda, aquella voz la conocía a la perfección.
“Señora Maggie”, susurré.
Mi corazón comenzó a acelerar sus latidos, pues la ansiedad me estaba invadiendo al tener al otro lado de la línea a mi ex suegra.
“Dígame, ¿Qué necesita?”, pregunté directamente, pues en realidad ella nunca me había aceptado como novia de su hijo, y por ese motivo me sorprendía que ahora que ambos habíamos terminado esté llamándome como si nada.
“Solo quiero saber por qué Andi no contesta mis llamados”, soltó de manera brusca.
“Necesito que me lo pongas al teléfono, pues tengo que decirle algo urgente”.
Alcé una ceja con diversión, pues al parecer Andi no la había puesto al día de nuestra ruptura.
“Me gustaría poder ayudarla, pero no puedo”, dije con satisfacción al imaginarla con cara de indignación.
“¿Cómo dices?”, preguntó con un tono de voz duro.
“Te dije que es urgente, Ruby. Su tío está en el hospital”.
“Lo siento mucho, señora, y espero que su familiar se recupere”, musité de manera sincera.
“Pero su hijo y yo ya no estamos juntos. Hemos terminado hace mucho, y yo ya no tengo contacto con él”.
La mujer al otro lado de la línea se quedó muda por varios segundos, y casi me pude imaginar a esa castaña mujer sonriendo, pues lo cierto es que siempre pensé que ella sería la primera persona en alegrarse si Andi y yo llegábamos a terminar, pues ella nunca pudo aceptar que él decidiera irse a vivir conmigo.
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