El bebe de mi jefe
Capitulo 21

Capitulo 21:

“Sí, aquello fue una instrucción directa del jefe”

Asintió convencido.

“Está correcto, aunque si quisieras apelar a más aumento, tendríamos que hacer una carta para solicitarlo…”

“¡No, claro que no!”

Negué de inmediato y mis mejillas se sonrojaron, pues no era mi intención verme como una malagradecida, sino que aún no podía creer que esto estaba pasándome a mí.

Firmé rápidamente aquel acuerdo y luego salí de aquella oficina prácticamente corriendo, hasta llegar a mi cubículo, donde Josh estaba felizmente entretenido con Asher, quien balbuceaba en su típico lenguaje de bebé.

“No me despidieron”, dije apenas me afirmé sobre mi escritorio. Josh me miró con curiosidad, pero la emoción era tanta que no lo dejé hablar.

“¡Me subieron el sueldo, Josh!”, chillé emocionada.

Mi amigo rodeó el escritorio y me abrazó con fuerza, alzándome un par de centímetros del suelo, a la vez que no dejaba de felicitarme por aquel logro.

“Opino que vayas con el jefe y le agradezcas en persona”, dijo coqueto, mientras fruncía sus labios y lanzaba besos, imitándome.

Me reí como loca ante su mímica y luego negué de inmediato con la cabeza.

“¡Estás loco!”, espeté.

Me senté en mi silla de trabajo y Josh se acomodó a mi lado, para continuar molestándome con el jefe.

POV Athom…

Mi corazón latía a mil por minuto, pues mis ojos no daban crédito a lo que se me indicaba en aquel correo electrónico que había llegado hace unos minutos atrás.

Los resultados del examen de ADN estaban listos para ser retirados en la clínica, y el único que no estaba listo para tener el resultado en mis manos era yo, pues aquel maldito papel definiría muchas cosas a partir de ahora.

Bufé y me puse de pie, ignorando los nervios que me carcomían por dentro, pues debía salir e ir en busca de aquellos resultados, para así poder hacerle frente a mi futuro, ya que yo nunca había sido un cobarde, y por ningún motivo comenzaría a serlo ahora.

Apagué el ordenador y luego me puse de pie, listo para salir de la oficina.

Al abrir la puerta, observé a Ruby sentada tras su cubículo, con Asher entre sus brazos.

Sonreí al ver aquella escena, pues sin duda, el pequeño Asher se había robado el corazón de mi secretaria.

“Ruby…”

Llamé su atención al detenerme frente a ella.

“¡Jefe!”, dijo ella con un tono de voz enérgico y luego me regaló una enorme sonrisa.

“Ya me notificaron sobre mi aumento de sueldo, y quería agradecerle por haberlo hecho, la verdad no era necesario…”, musitó mientras Asher tomaba mechones de su rojo cabello para llevarlo a su boca, cosa que me hizo reír y señalé al pequeño con mi mentón.

“Lo hago porque justo esto no estaba en tu contrato, y soy yo el que te agradece darme una mano con Asher…”

“Yo…”

Ella intentó decir algo en respuesta, pero fuimos interrumpidos por un fuerte silbido que llamó mi atención.

Me giré y suspiré al ver a mi querido primo ahí, de pie tras de nosotros, mirándome con una enorme sonrisa plantada en el rostro.

“¡Buenas tardes, mundo!”

Abrió sus brazos y los dejó caer a sus costados, logrando llamar la atención de varias personas que rondaban por el piso.

“Pero si tú sigues igual de hermosa, Ruby”

Halagó a mi secretaria al acercarse a nosotros y tomar su mano por sobre el escritorio para dejar un casto beso en su torso.

“Gracias, Señor Williams”, dijo ella con las mejillas sonrojadas.

Giré los ojos con fastidio, pues Alexander era todo un coqueto, y además, no había llegado en un buen momento.

“¿Qué necesitas, Alex?”, pregunté de manera directa, haciendo que él se voltee hacia mí para mirarme con una ceja alzada.

“Justo voy de salida, tengo un trámite importante por hacer”.

“Ya veo, eres un hombre muy ocupado”

Me guiñó un ojo haciendo reír a Ruby con su tono de voz juguetón, cuestión que sólo generó que mi sangre ardiera en el interior, pues no tenía tiempo para soportar sus malditas bromas.

“Ruby, saldré un momento”, le dije a mi secretaria, quien asintió de inmediato, con Asher aún en sus brazos.

“Te encargo cuidar de Asher, no tardaré”.

Alexander me dio una mirada curiosa y cuando me di media vuelta para abandonar el piso, mi primo corrió tras de mí, alcanzándome en los ascensores a la vez que ponía uno de sus brazos rodeando mis hombros.

“¿De dónde salió ese niño?”

Cuestionó con una ceja alzada.

“No me digas que Ruby fue madre”

Mordí mi lengua dentro de mi boca, en una clara señal de nerviosismo, y cuando el ascensor abrió sus puertas para nosotros nos subimos.

Entonces, miré de reojo a mi primo, buscando las mejores palabras para comunicarle lo que estaba ocurriendo.

“Veo que Amalia no te contó nada”.

“No… ¿Qué es lo que debería haberme contado?”

Se cruzó de brazos y luego afirmó su espalda contra la pared del ascensor.

“Te cuento de camino”, dije encogiéndome de hombros.

“¿De camino a dónde?”, preguntó confundido.

“De camino a la clínica, pues debo ir por el resultado de un examen de ADN que me realicé hace poco”, le expliqué rápidamente.

El ascensor nos permitió bajar y caminé un poco hacia la salida, pero me detuve abruptamente al no ver a mi primo caminar a mi lado.

Me volteé y lo encontré aún dentro del ascensor con la boca muy abierta, al igual que sus ojos.

“¿Irás conmigo?”, pregunté alzando mi tono de voz, logrando con eso que él espabile y corra para alcanzarme.

“Demonios, te pierdo el rastro un par de días y ya te has metido en un drama digno de telenovela”, dijo haciéndome sonreír con sarcasmo, pues era cierto.

“Aunque claro, antes de contarte, deberíamos firmar una cláusula de confidencialidad”

Comenté alzando una ceja hacia él.

“Pues no quiero luego aparecer en televisión expuesto ante todo el mundo”, medio bromeé.

“No seas un bestia, ¡Claro que no haría eso!”

Chilló espantado mientras nos subíamos en mi automóvil.

“Soy tu familia, Athom. No podría traicionarte de ese modo”.

“Claro, por eso es que aquella vez enviaste a la periodista Wang a hacerme preguntas sobre mi vida amorosa”, le recordé mientras encendía el motor de mi vehículo.

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