El arte del sexo -
Capítulo 97
Capítulo 97:
Mientras que Michele desata sus muñecas besaba sus hombros al mismo tiempo que rozaba su lengua contra su piel, Daviana cierra los ojos ante el contacto, su piel se erizo de pies a cabeza y todo su cuerpo estaba completamente relajado.
– ¿Estas bien? -la pregunta la hizo abrir los ojos lentamente sabiendo que debía mentir con su respuesta.
– Sí, estoy bien.
Michele la oye, pero sospecha que no era sincera. La mira por encima del hombro notando que su mirada era diferente, el CEO se incorpora un poco para pensar las cosas.
– Daviana, ¿Qué está pasando? ¿Te he ofendido al hacerlo de este modo? -la joven agranda la mirada ante aquellas preguntas -. Quiero que me respondas con la verdad, dime lo que está pasando.
Su corazón comenzó a latir frenético, hasta que Michele le hace girar el cuerpo para enfrentarla. Ella admira sus ojos y se siente desfallecer, sin embargo, no podía confesarle la verdad.
Arthur aún no había salido de la clínica, faltaba muchas cosas por hacer con él. Los gastos de su salida, y cuidado personal. Encima de que su casa verdaderamente era un caos total para mantenerlo allí.
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Así que si le confesaba la verdad a Michele de que ella se había enamorado como una tonta de él seguramente daría por terminado el tratado que tenían. Su hermano quedaría desamparado en plena recuperación y ella muy endeudada.
No podía hacerlo, quizás si las cosas hubieran sido distintas, si Michele no la estuviera ayudando económicamente… Si solo no existiera nada de por medio, ella le hubiera podido confesar lo que sentía por él.
Posiblemente él terminara por abandonarla debido a que no quería nada con nadie, pero al menos hubiera podido tener la valentía de decirle lo que sentía. No le importaba que no le correspondiera, pero se lo hubiera confesado sin miedo.
Pero en su posición, lo más prudente es que callara y siguiera como iban.
– No pasa nada, ¿Por qué habría de pasar algo?
– Porque lo noto en tu mirada, dime que es lo que pasa. ¿Es por tu hermano?
– No -la negación de ella irrita a Michele quien termina por sujetar sus muñecas llevándola por encima de su cabeza.
– ¿Es por el convenio que hemos hecho? -el CEO frunce la mirada.
Los ojos de Daviana eran muy cristalinos, mucho más de la cuenta. Le decía que le estaba ocultando algo.
– No, no es por nada. Porque no pasa nada.
– ¡Es eso!, te sientes mal después que tenemos sexo porque sientes que te vendes por dinero.
La castaña aplana los labios ante su comentario, luego frunce el ceño y termina por alejar a Michele de ella. Se sienta en la cama para envolver su cuerpo con la sabana.
-No es por eso, tú no sabes nada de cómo me siento.
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