El arte del sexo -
Capítulo 73
Capítulo 73:
– Daviana, es hora de irnos-demanda caminando todo enfurecido hasta la salida.
La castaña suelta un suspiro puesto que sabe que ahora su jefe estaba cabreado. Ella le sonríe a la señora y sigue a su jefe hasta la salida.
[…]
Ese día en la oficina Daviana tuvo mucho trabajo, a duras penas logro comer algo para poder seguir adelantando trabajo. Mientras que estaba metida en su ordenador, su jefe sale de la oficina lo que la lleva a levantar la mirada.
– Debo salir -le dice cerrando la puerta de la oficina -. La reunión que tengo a las cuatro pásala para las cinco.
– Muy bien.
Sin embargo, ella se quedó pensando qué demonios iba a hacer, ya que en su agenda no tenía ninguna reunión pautada. No obstante, no era problema de ella a donde él fuera o con quien saliera. Ellos dos no tenían absolutamente ningún tipo de relación como para que lo interrogara.
– Vuelvo más tarde…
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Y con esas palabras su jefe se marchó dejándola con muchas preguntas en la cabeza, retoma su trabajo, pero sigue pensando en esa misteriosa salida.
Daviana niega.
– Eso no es problema mío, no es mi asunto… no te metas en eso, Daviana.
Sigue trabajando y hace de cuenta de que nada pasa en su interior.
[…]
Las horas pasaban y su jefe no llegaba a la oficina, y aunque se dijera que no le interesaba seria mentir. Pero lo cierto es que muy en el fondo si se sentía inquieta por la ausencia de Michele.
Deja de teclear y reclina su cuerpo de la silla, aplana los labios y se le queda mirando a su ordenador.
– ¿Qué pasa? ¿Ya no te interesa trabajar?
– la castaña levanta la mirada para observar a Connor delante de ella.
– ¿Se le ofrece algo?
– ¿Y mi padre?
– ¡Ha salido!
– ¿Ah sí?
Connor endereza su cuerpo ante aquella respuesta que le dio una idea.
– En ese caso necesito que vengas a mi oficina.
– No puedo abandonar mi puesto de trabajo, si el señor Gershon llega y no me encuentra puede molestarse.
– No te robare mucho de tu tiempo, no te preocupes.
Daviana se lo piensa mucho, sin embargo, Connor también era dueño de esa compañía y por ende su jefe. La castaña aplana los labios y decide ponerse en pie.
Ella sigue a Connor por el corredor, la pelirroja no estaba en su escritorio, sin embargo, lo siguió al interior de su oficina. Estando solo en su despacho, ella permanece de pie esperando a por él.
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