El arte del sexo -
Capítulo 72
Capítulo 72:
Él continúa caminando hacia ella de forma amenazante y seductora, sus ojos demostraban que lo que buscaba era algo más que un simple desayuno. Ella no era tonta.
– ¿El postre? -responde con pavor.
Pero él solo asiente hasta que la acorrala contra la encimera de la cocina, rápidamente la sujeta de la cintura para sentarla sobre el mesón abrir sus muslos y filtrarse entre ellos. Encierra su cintura con sus brazos y estrecha su cuerpo contra él suyo.
– Un postre como tu si se me apetece -musita sonriente contra sus labios.
– Pero… nosotros debemos ir… ir al trabajo -tartamudea las palabras a duras penas.
– Tenemos mucho tiempo todavía -pero ella dudaba que aquello fuese verdadero.
Segundos después el CEO besa sus labios con … la lujuria reflejada en la mirada era increíble que a esas horas de la mañana ese hombre estuviera tan excitado y con ganas de coger. No obstante, ella no se quedaba atrás, a pesar de sentir ardor en su coño deseaba que ese hombre se la follara en la cocina.
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Daviana rodea el cuello de su jefe con ambos brazos al mismo tiempo que él ciñe con más fuerza su cintura, prontamente ella siente como Michele empieza a deslizar lentamente su falda por sus muslos hasta alcanzar a la altura de sus caderas.
Al estar libre de la prenda, el CEO emprende la tarea de deslizar sus dedos por el borde de la liga de sus bragas pudiendo sentir la suavidad de la piel de su coño.
– ¡Ahhhh! Daviana, joder, que rico tienes el coño… quiero probarlo de nuevo -gime contra sus labios abiertos -. Me lo quiero comer todo -añade convencido.
Ella solo consigue asentir ante la violencia de sus palabras, muerde sus labios justo cuando él vuelve a besarla al mismo tiempo que hace a un lado sus bragas. Seguidamente conduce su dedo medio dentro del coño de ella para penetrarla lentamente.
– ¡Ohhhh! Mierda, que húmeda estas Daviana.
– ¡Ahhhh! Michele, por favor… -la castaña muerde sus labios al sentir la invasión en su interior.
Daviana se aferra a sus hombros y le permite a su jefe besarla con fuerza al mismo tiempo que la penetra.
– Quiero cogerte aquí mismo.
– Michele… -gime con los ojos cerrados, estaba tan sumergida en las sensaciones que él le estaba propinando.
De pronto escucha la hebilla del cinturón del pantalón de su jefe y su corazón se aceleró de inmediato. Pero entonces, otro ruido surge que los pone en alerta a ambos. Michele gira el rostro hacia atrás y frunce el ceño.
– ¡Llego alguien! -proclama ella.
– Eso parece… -gruñe.
EI CEO se separa de ella con un poco de pesar mientras que Daviana se baja de la encimera y acomoda su ropa, justo en ese instante la señora del servicio ingresa en la cocina pegando un respingo por encontrar a su jefe aun en la casa.
– Disculpen -se excusa al verlos a ambos en ese lugar.
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