El arte del sexo
Capítulo 64

Capítulo 64:

Ambos se miran fijamente, y es cuando Daviana recuerda algo crucial. Si Michele se enteraba de aquello no lo iba a tomar muy bien, la presencia del doctor no le gustaba. Por otro lado, era la salud de su hermano, ella solo necesitaba que Arthur se pusiera bien.

Baja la mirada hacia su hermano y suelta el aliento cuando se percata de que el pequeño se queda completamente dormido, luego observa la hora en su reloj fijándose que era muy tarde ya.

Daviana besa la frente de Arthur y luego se pone en pie, se despide con una mirada hacia el niño y luego ve al doctor ante ella quien no le quita los ojos de encima.

– Ya me tengo que ir, es muy tarde.

– Entiendo, te llevará a casa, pero tengo guardia.

– No tiene por qué molestarse tanto, doctor -ella percibe que él estaba a punto de decir algo, pero la castaña no estaba dispuesta a oírlo.

Así que se dirige a la puerta un poco tensa y justamente por la misma ingresa su jefe fijando sus ojos en el doctor y no en ella. Su corazón se paraliza en ese momento puesto que el encuentro no es para nada bueno…

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– ¡Señor Gershon! -se detiene abruptamente.

– Buenas noches-su voz sonaba bastante molesta.

– Buenas noches, yo soy el doctor de Arthur llevare su caso, me llamo Gael -el médico le tiende la mano y Michele se la acepto.

– Michele Gershon…

La castaña ve la unión de aquellas manos y se siente desfallecer. Traga saliva puesto que presiente que el aura de su jefe era peligrosa.

– Yo ya me iba -dice cuando ambos hombres se separan.

– Entonces, vamos… -su jefe le señala la puerta a lo que ella asiente.

Michele le echa un vistazo al chico quien dormía profundamente, no parecía con un mal semblante, de hecho, se veía algo mejor de cuando lo vio en aquel hospital. Imaginaba que las cosas estaban marchando bien con el muchacho.

Pero en ese momento tenía otro asunto que solucionar y era con esa mujer que iba caminando delante de él… una vez encerrados dentro del coche el CEO mira al frente y sin encender el coche guarda silencio.

– ¿Por qué no avanzamos?

saber – ¿Se puede saber qué demonios estaba haciendo ese doctor en la habitación de tu hermano? ¿O mejor dicho en esta clínica?

– Daviana se tensa.

– Me he dicho que también cubre guardias aquí -responde manteniendo la vista al frente.

– ¡¿No me digas?! Y casualmente tomara el caso de tu hermano -el CEO voltea para verla.

Daviana muerde sus labios, no tenía una contesta para eso, ¿Qué culpa tenia de que el doctor trabajase en la misma clínica? Guarda silencio y se limita a mirarlo.

Es que el simple hecho de que no lo mirara lo enfurecía, lo primero que le dijo era que se mantuviera alejada de ese doctor, y ahora resulta que ese idiota llevaba el caso del niño en la clínica.

Era una maldita pesadilla.

[…]

Al llegar a casa ambos lo hicieron en silencio, Michele siguió hasta su despacho y ella subió hasta la habitación.

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