El arte del sexo
Capítulo 4

Capítulo 4:

– Joder, ¿Qué mierda fue todo eso? ¿Qué demonios hace cogiendo con esa en el baño?

Luego repara en la hora que era.

– ¿De verdad? ¿A esta hora de la mañana y ya está follando? -musita alterada.

Frota su rostro con impaciencia, se preguntó cómo diablos lo iba a ver a la cara ahora. Le gustaba mucho su trabajo, no quería renunciar solo por no poder verle la cara a su maldito y lujurioso jefe.

Entonces, justo en ese momento la puerta de su oficina cede y ella se tensa de inmediato.

Hace como si no estuviera al pendiente de nada. Pero la mirada la traiciona y termina por levantarla.

En ese instante conecta con los ojos de la pelirroja quien sale con las mejillas sonrojadas, Daviana la conocía, era la recepcionista de la entrada del primer piso. Y a esas horas debería de estar trabajando, no follando con el maldito jefe.

Ellas se miran en silencio y luego esta camina de prisa hasta el ascensor… cuando las puertas de este se cierran con la recepcionista dentro, Daviana suelta el aliento.

Más capítulos corregidos, por NovelasFree.org.com.

– Demonios, ¿Por qué estas cosas me pasan a mí?

Reposa su cuerpo sobre el escritorio justamente cuando el teléfono comenzó a sonar, ella da un respingo sintiendo que el alma abandona su cuerpo.

– Señorita Morris, venga a mi oficina de inmediato -escucha la voz de su jefe luego de levantar el auricular.

Con las piernas temblando se pone en pie para dirigirse a la oficina, muerde la carne interna de sus labios justo cuando abre la puerta y observa a aquel pelinegro de mirada penetrante observarla.

– Ha tirado el café, ¿no piensa recoger ese desastre? -señala con la mano el lugar de la escena.

-Sí, lo siento mucho señor.

Corre hacia los pedazos de la taza, sus manos seguían temblando. Era la primera vez que se sentía tan incómoda en presencia de su jefe y es que él siempre la trató de manera profesional. Pero después de lo que había visto no estaba segura de cómo sería el trato.

Al recoger los pedazos se pone en pie para encaminarse hasta la puerta…

– Señorita Morris -ella se detiene en seco tensando todos sus músculos -. Con respecto a lo que ha visto hace un momento, espero que no se vuelva rumor de pasillo.

– No se preocupe, no estoy aquí para eso, señor Gershon -responde dándole la espalda.

– Me da gusto saber que será bastante discreta.

Connor contesta mirando exclusivamente la curva de su culo que no había visto antes, y es que era la primera vez que se fijaba que su secretaria estaba realmente apetecible.

Y, a decir verdad, era la única que llevaba trabajando para él tanto tiempo y aun no se la había follado.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar