El arte del sexo
Capítulo 3

Capítulo 3:

La joven se aferró a su cuello con un brazo y el otro lo utilizo para mantener el equilibrio sobre el diminuto lavado de aquel baño de oficina.

– ¡Oh, señor Gershon! Más, quiero más… -le pide casi que a los gritos.

Ella busca sus labios y ambos se besan mientras se cogen con rudeza, empapados en sudor tanto la pelirroja como el pelinegro alcanzan el orgasmo al mismo tiempo. Connor penetra con pujanza durante los últimos espasmos de su clímax disfrutando del mismo.

Cuando se sacia de la pelirroja, se aleja un poco de ella manteniendo la respiración acelerada.

– Eso ha estado bastante bueno, no me imagine que coger contigo me diera tanto placer.

– Lo mismo digo yo, señor -ella le responde con una sonrisa maliciosa en los labios.

– Quien lo diría, tan calladita que te veías.

– A veces las apariencias engañan.

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– ¡Eso veo!

Termina por alejarse de ella sacando su pene del coño de ella, ella se baja del lavado para que su jefe pudiera limpiarse.

– Debemos repetirlo de vez en cuando.

– Por supuesto, yo estaría encantada de volver a estar con usted.

Connor sonríe justo cuando guarda su pene y ajusta su pantalón. Al darse la vuelta observa la desnudez de esa pelirroja, realmente era bastante apetecible. Tanto que le provoco volver a coger con ella.

[…]

Daviana sube en el ascensor con el café de su jefe en las manos, la joven castaña observa el pasar de los números sintiendo verdadera impaciencia.

– Hubiera tomado las malditas escaleras.

En cuanto la puerta metálica se abre ella sale disparada directo hasta la oficina de él, sin tocar la puerta la castaña ingresa en el despacho para no encontrarlo sentado en su sillón como usualmente lo hallaba.

Frunce el ceño puesto que no era normal que él llegara tarde a la oficina, Daviana vuelve a mirar su reloj de mano fijándose que era bastante tarde. De pronto repara en la puerta del baño, estaba abierta y recordó que a su jefe le cabreaba que se quedara abierta.

Camina hasta la misma para cerrarla, pero no más al llegar a ella el café que tenía en la mano fue a parar al suelo. El cuerpo de Daviana se paralizo al ver como aquella pelirroja medio desnuda le chupaba la polla a su jefe…

En cuanto ellos repararon en su presencia se separan y Connor de inmediato guarda su polla.

– Mierda, como lo siento señor…

Daviana sale corriendo de la oficina para regresar a su escritorio con el corazón en la mano. Al tomar asiento se queda mirando a la nada, sus manos temblaban de los nervios que tenía. Era la primera vez que veía a su jefe en una situación como esa, llevaba un año trabajando para él y nunca lo pillo follando con una chica.

Aplana los labios al mirar la puerta de su oficina.

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