El arte del sexo -
Capítulo 118
Capítulo 118:
En esos momentos se sentía en paz y feliz, hacia tanto que su cuerpo no experimentaba ese sentimiento de tranquilidad. Era como si todo estuviera marchando por el camino correcto, era como estar flotando sobre una nube.
– Entonces, ¿serás mi esposa? -Daviana sonríe de dicha.
– Sí, quiero serlo…
Ambos vuelven a juntar sus labios, pero en esa ocasión vuelven el beso un poco más fiero y urgido. Michele sujeta a Daviana por las nalgas para elevarla del suelo, conduce sus pasos hasta la habitación en la que inmediatamente terminan tumbados.
– Dejaras este lugar hoy mismo, ya no tienes por qué regresar a este apartamento ¿de acuerdo?
– Muy bien… -responde ella quitándole el saco.
– Tu hermano y tú estarán bien en mi casa, te lo prometo Daviana.
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– Sí -susurra la castaña aflojando la corbata del CEO.
Michele medio sonríe al mismo tiempo que le saca la blusa por la cabeza a Daviana dejándola un poco expuesta.
– Ya no más contratos, Daviana… -ella lo ve fijamente a los ojos y sonríe -. Solo seremos nosotros mismos.
– Esa idea me parece bien.
Retoman el beso al mismo tiempo que empiezan a acariciar sus pieles muy lentamente, en esa oportunidad disfrutarían del sexo desde otra perspectiva. Las cosas serían diferentes desde ese momento.
El CEO envuelve el cuerpo de Daviana sintiéndolo todo suyo, en esa nueva oportunidad haría las cosas bien con su futura esposa.
Michele se filtra entre sus muslos acomodándose entre ellos muy fácilmente, lentamente presiona su pelvis contra la de Daviana haciéndole sentir la fuerza de su erección mientras no separaba los labios de su boca.
Besa a Daviana de manera fiera introduciendo su lengua hasta el fondo de su boca saboreando la dulzura del interior de esta. Encendido comienza a despojarse de la camisa con rapidez.
– Michele -oye a Daviana gemir con voz pastosa.
Él regresa a sus labios al mismo tiempo que a su la castaña empieza a aflojarse la hebilla del pantalón y tras ella la cremallera de este.
Segundos después, Daviana extrae su polla y entre sus manos comienza a masturbarlo.
– Daviana -gime contra sus labios.
– Te necesito dentro de mí, por favor, Michele.
EI CEO se aleja de ella para bajar su pantalón rápidamente y con él sus bragas, vuelve a separar los muslos de Daviana y con la misma penetra la entrada de su coño en una única embestida.
– ¡Ahhhh! Joder… -Daviana gime ante la violencia de su amante.
Se sujeta de los antebrazos de Michele entre tanto él entra y sale de su coño con ímpetu. El pelinegro la retiene de las caderas marcando su piel roja por la magnitud de la fuerza, ella mantiene los ojos abiertos para poder verlo a él con aquellas eróticas expresiones.
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