El arte del sexo
Capítulo 112

Capítulo 112:

El médico se marchó para cuando su hermano volvió a quedarse dormido, la castaña aprovecho ese momento para salir a buscar a Gael. Esperaba que estuviera de guardia.

Daviana recorre los corredores de la clínica, pero no consigue verlo por ningún lado. Se detiene al ver a una enfermera.

– Disculpe, ¿el doctor Gael se encuentra en la clínica?

– Sí, entro de guardia hace media hora. Debe estar en los vestidores de los médicos.

– Muchas gracias.

La castaña espera por la sala de espera para ver si logra verlo, se sentía un poco nerviosa ya que Michele le aseguro que iría por ella en una hora, le daba pavor que la pillara hablando con él.

Luego reacciona en algo que no había captado antes, el cuerpo de Daviana se endereza ante ese hecho perturbador. Ensancha la mirada al creer que Michele pudiese tener algo que ver con aquel cambio de doctor, era un hombre muy influyente, por lo que sabía era posible.

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Luego niega mentalmente, no creía a Michele capaz de hacer una cosa como esa. Interferir en ese tipo de situaciones, no era posible que llegara a tanto. Entonces, su corazón comenzó a latir con fuerza.

En eso que levanta la mirada, Daviana divisa a Gael quien cruzaba el corredor del otro lado. Ella reacciona y va detrás de su persona, era él quien podía responder sus dudas. Apresura el paso cuando lo pilla alejarse.

Fija sus ojos en el doctor quien pretendía entrar en el ascensor, iba muy distraído leyendo algo en una carpeta que no reparo en la persecución que ella le estaba haciendo.

Cuando Gael entro en el ascensor Daviana acelera los pasos y a duras penas logro entrar en la caja metálica.

– ¡Daviana! -exclama asombrado.

– Gael, ¿Qué fue lo que te paso? -pregunta ella justo cuando las puertas se cierran -. Tu rostro, ¿Qué paso?

Gael observa a Daviana fijamente, en ese momento recordó claramente la advertencia de aquel maldito sujeto que le partió la nariz.

– Por dios, ¿Quién te ha hecho eso? -Daviana le pregunta cubriéndose la boca.

Ella no daba crédito a lo que sus ojos estaban viendo, Gael tenía la nariz partida y bastante inflamada. Daviana deseo creer cualquier otra cosa, menos que Michele tuviera algo que ver con aquel asunto.

– Gael, dime, ¿Quién te ha golpeado?

– necesitaba saberlo -. ¿Abandonaste el caso de mi hermano debido a ese golpe? ¿Por eso te has retirado?

– Le preguntas a la persona equivocada Daviana.

Las puertas del ascensor se abren y el doctor sale del elevador sin decir una palabra más. Pero Daviana lo sigue. -Por favor, necesito que me digas que fue lo que paso.

– ¡Ya te lo dije! -avanzan por un corredor desolado.

-Dime con un demonio -ella lo sujeta del hombro y lo hace girarse.

– Porque no se lo preguntas a tu novio, creo que él podría explicarte mejor las cosas.

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