El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
Capítulo 954

Capítulo 954:

POV de Crystal:

En los últimos cinco años, todos habían cambiado.

Flora se veía tan diferente a antes. Tomé su mano y la miré detenidamente. No sólo había cambiado su temperamento, sino también su rostro. Sus rasgos se habían vuelto más delicados. Las muestras de cariño la hacían más amable. Y por último, pero no por ello menos importante, su pecho parecía mucho más… amplio. ¿Desde cuándo sus pechos son tan grandes?

No pude evitar suspirar. «Bueno, basta de hablar de mí. ¿Qué hay de ti? ¿Qué os ha pasado? Está claro que habéis cambiado, sobre todo tú, Flora».

«Cinco años es mucho tiempo. Han pasado muchas cosas desde que te fuiste. Warren y yo nos vimos obligados a madurar. La época en la escuela militar fue la más despreocupada para nosotros». Flora suspiró, apoyando la barbilla en la palma de la mano con cansancio.

Warren aguzó el oído en cuanto oyó esto. «¿Qué te ha hecho decir eso? ¿Eres infeliz ahora?»

«Claro que soy feliz. Te tengo a ti, tonto». Flora le guiñó un ojo a Warren, con los ojos llenos de afecto. Al oír esto, Warren relajó los hombros y también le sonrió cariñosamente.

Tomé un sorbo de café, sintiendo nada más que auténtica felicidad por ellos.

«Por cierto, ¿sabías que Edwin ha fallecido?». Flora se volvió hacia mí y me preguntó con cautela.

Sobresaltada, dejé la taza. Un sentimiento de tristeza se apoderó de mi corazón. «No, no lo sabía. ¿Cuándo ocurrió?»

«Aproximadamente un mes después de que Warren se convirtiera en el Alfa, sucumbió a una enfermedad. El funeral fue sencillo, porque Edwin nos dijo que todo fuera sencillo», explicó Flora.

Suspiré y no supe cómo describir lo que sentía. La muerte de Leonard ya nos había causado un inmenso dolor. Había pensado que tendría la oportunidad de volver a ver a Edwin, pero ahora sólo podía vivir en mi recuerdo.

«Dos figuras importantes de la Manada de la Luna Plateada fallecieron en el lapso de tan poco tiempo, lo que provocó que las manadas circundantes pusieran de repente sus ojos codiciosos en nosotros. Incluso los forasteros que siempre habían sido amables con nosotros han urdido sus propios planes, esperando poder conseguir una parte del botín». Al hablar de esto, Flora golpeó la mesa con el puño con rabia. «¡Qué vergüenza!»

«¿Recuerdas a esos Alfas agresivos del desfile de antes? Eran los que nos habían dado una patada cuando estábamos en el suelo». Warren resopló indignado.

«Por eso Warren se ha vuelto más duro en los últimos años. Desde que nos casamos, ya no me atrevía a ser descuidado. Después de todo, todos los ojos estaban puestos en nosotros. No quería que Warren soportara solo la carga, así que poco a poco me obligué a convertirme en una mujer digna, digna de ser la esposa del Alfa», explicó Flora con un poco de vergüenza. Se puso de pie y levantó el dobladillo de su vestido largo para dejar al descubierto sus tacones altos. «Antes, jamás habría soñado que podría llevar unos tacones tan altos. Ahora ya me he acostumbrado. Me siento como si caminara sobre terreno llano».

No pude evitar sentir lástima por Flora. Había sido una chica tan despreocupada, así que debía de ser muy difícil para ella aceptar la rigidez de la etiqueta noble.

Warren también sintió pena por el cambio que Flora había hecho por él. Se acercó a Flora y le dio un beso en la coronilla. «Gracias, Flora. Sin ti, dudo que hubiera llegado tan lejos».

«Por favor. Soy tu mujer». Poniendo los ojos en blanco, Flora le apartó con el codo y luego se sentó frente a mí emocionada. «Todo ha merecido la pena. Ahora, muchos hombres guapos me silban e incluso me piden el número de teléfono. ¡Esto nunca me había pasado antes! Es una pena que me casara a una edad temprana, ¡o habría sido bastante popular entre los chicos!».

Flora rió a carcajadas, ignorando el rostro melancólico de Warren. Al contrario, no paraba de hablar de cuántos pretendientes habría tenido.

Sacudí la cabeza y solté una ligera risita. Parecía que la Flora digna y noble no era más que una ilusión. En realidad, Flora no había cambiado en absoluto.

.

.

.