El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
Capítulo 937

Capítulo 937:

POV de Laura:

Sería genial que Crystal y Beryl pudieran quedarse más tiempo en la capital imperial. Cogí la taza de té y bebí un sorbo antes de preguntar por mi otro nieto.

«Beryl y Arron se separaron cuando fueron perseguidos por los ladrones. Más tarde, Harry y Joanna salvaron a Arron y actualmente está en mi habitación».

Cuando estábamos en casa de Rufus, no me atreví a preguntar por Arron. Ahora que sabía lo que había pasado, ya no podía quedarme quieta. «¿Arron está bien?»

«Está bien. Por suerte, no fue nada grave. Sólo tiene algunos moratones».

La cara de Crystal se ensombreció un poco por el miedo.

«Afortunadamente, su llegada coincidió con el desfile militar. De lo contrario, Rufus no habría ido de patrulla por los suburbios. Harry y Joanna tampoco habrían estado en la capital».

Realmente no tenía ganas de charlar ahora. Lo único que quería era ver a Arron y comprobar cómo estaba.

«Arron está bien. El médico lo revisó a fondo antes de darle el alta. Está mucho mejor que Beryl». Crystal también se levantó y se puso delante de mí. Parecía que no quería que me fuera.

«Nada me impedirá ir a verle. Es raro que venga a la capital imperial. Tengo que verle de todos modos».

Sentí que algo de preocupación se apoderaba de mí. Arron era un niño dulce y obediente. ¿Cómo podría soportar algún daño? No sabía exactamente dónde tenía los moratones, y eso sólo me ponía aún más ansiosa.

«¿Qué tal otro día? Arron todavía está un poco agitado. Me temo que podría estar emocionalmente inestable en este momento». Crystal se aclaró la garganta y se rascó la nariz.

Entrecerré los ojos con suspicacia. A menos que Crystal tuviera algo que ocultarme, no me habría impedido ver a Arron.

¿Le había pasado algo terrible a Arron?

La miré fijamente a los ojos y le pregunté: «¿Arron está gravemente herido? Me dijiste que sólo tenía algunos moratones, pero me estás mintiendo, ¿verdad? Y por eso no quieres que lo vea».

«No, no lo hice, pero…»

Crystal no podía explicarlo con claridad, así que se dio por vencida y me dejó ir a su habitación.

Antes de irnos, le pedí a alguien que empacara una gran cantidad de postres delicados para mi nieto, y también traje conmigo algunos juguetes nuevos.

«Los de Beryl se los enviaré yo misma más tarde», me volví hacia Crystal y le dije.

Mis dos nietos eran igualmente apreciados en mi corazón. No podía tratarlos de manera diferente como su abuela.

«De acuerdo», respondió Crystal.

Mientras hablaba, volvió a ponerse la máscara negra y me ayudó a llevar las bolsas. La máscara servía para ocultar su rostro, pero era antiestética.

Con un suspiro, recordé las hermosas máscaras que guardaba en mi colección privada. Tomé nota mental de pedirle a alguien que le enviara alguna más tarde.

También quería hacerle regalos a Crystal. Ser madre soltera era difícil, y ella había hecho un buen trabajo educando a sus hijos en los últimos años, así que merecía algo de reconocimiento. Crystal era una buena mujer. Si no podía ser mi nuera, aún podía tomarla como hija.

Como su residencia temporal no estaba lejos de mi palacio, no tardamos mucho en llegar.

Subí al tercer piso con Cristal sin que nadie más me siguiera.

En cuanto abrí la puerta, me sobresalté al ver una momia diminuta sentada en la cama.

La figura estaba vendada de la cabeza al cuello. Sólo podía verle los ojos, la boca y dos orificios nasales. Cuando sonreía, se veían sus blancos dientes.

Casi no podía respirar y pregunté con voz temblorosa: «¿Es… es Arron?».

«Abuela». La momia me saludó y me llamó dulcemente.

Casi me desmayo, pero Crystal me atrapó a tiempo.

Después de recuperar mi postura, la aparté de un empujón y me acerqué a la cama. Fue entonces cuando extendí la mano y cogí la de Arron. Al instante, las lágrimas rodaron por mis mejillas. «Mi querido Arron, ¿qué te ha pasado? ¿Cómo te has hecho daño así?».

Después de decir eso, me volví para mirar a Crystal y la fulminé con la mirada. «¿Llamas a esto simples moratones?».

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