El amor comenzó con el primer encuentro
Capítulo 316

Capítulo 316:

Todo lo que ocurrió después fue surrealista, como sacado de las películas. Los francotiradores siguieron la orden que acababan de recibir. Ambos apuntaron a Molly al mismo tiempo, pero fallaron. En ese mismo segundo, Brian apuntó con su arma y efectuó dos disparos consecutivos. ¡Bang! ¡Bang! Las balas se encontraron en el aire y cayeron al suelo. Sólo se oyó el aullido del viento hasta que volvió a empezar otra ronda de disparos.

Brian empezaba a sentirse frustrado y su rostro se ensombrecía. Su pistola era de lo mejor. Podía disparar doce tiros seguidos. En su mente, calculó cuántos disparos les quedaban a los francotiradores. Ya habían disparado cinco tiros cada uno, lo que significaba que no les quedaba mucha munición.

Esto tranquilizó a Brian. Empezó a relajarse un poco y disparó cinco tiros hacia los francotiradores. Las dos primeras balas fallaron, pero las tres últimas alcanzaron el coche de Howard. Después, oyó que disparaban otras dos balas contra Molly. Gritó: «¡Abajo!».

Molly se agachó a su orden evitando las balas. Las balas volaron por encima de su cabeza y atravesaron el parabrisas. Fue tan fuerte que Molly se estremeció. Intentó por todos los medios mantener el control del coche, pero era difícil, pues ahora estaba temblando. El coche se deslizó hacia un lado.

En ese momento, Brian se abalanzó y pisó el freno. El coche empezó a dar vueltas a gran velocidad. Molly tenía la cara desangrada y estaba aterrorizada. Intentó aferrarse al volante, pero tenía las manos tan sudorosas que se le resbalaban. Estaban perdiendo el control del coche.

En ese momento, a Brian se le ocurrió una locura. Contuvo la respiración, disparó dos veces más y esperó el momento perfecto: alargó el brazo, agarró la mano de Molly y dirigió él mismo el volante. En cuanto el coche hizo un giro brusco, levantó la mano libre y disparó el último tiro.

¡Pum!

El último disparo desapareció en la distancia, pero Brian sabía que les había dado. Sonrió, satisfecho de sí mismo a pesar de la herida del hombro.

La alocada persecución en coche terminó bruscamente cuando uno de los neumáticos del coche de Howard reventó.

Brian volvió la cabeza para mirar hacia atrás, aunque no le importaba lo que les ocurriera. Se merecen lo que les pase. En ese momento, Molly lanzó un grito de desesperación. Tenía la cara blanca como el papel mientras veía cómo el coche derrapaba hacia las barreras de la carretera.

El coche se detuvo en seco.

Brian ya estaba muy débil en ese momento, pero aun así intentó mantener el pie en el freno. Pero ya era demasiado tarde, porque el coche chocó contra las barreras y volcó en un rápido movimiento. Salieron despedidos, detenidos únicamente por los árboles que bordeaban la carretera. Brian abrazó instintivamente a Molly mientras todo sucedía. Al final, ambos estaban gravemente heridos.

Temblando de horror, Molly apretó la cara contra el pecho de Brian esperando y rezando para que todo aquello acabara ya. Molly se dio cuenta de que Brian sólo fingía estar tranquilo por su bien porque podía oír lo rápidos que eran los latidos de su corazón. El aroma de Brian la envolvió olvidando por un momento lo horribles que habían sido los últimos momentos.

Las ruedas del coche estallaron debido al impacto.

Podía oír la gasolina filtrándose por los neumáticos reventados. Mientras estaban sentados en el coche, el tiempo pareció congelarse para ellos. El coche parecía disminuir de tamaño con sus cuatro ruedas rotas.

Lo único que se oía en aquel silencio perfecto era a Brian jadeando. Su izquierda seguía apoyada en el volante y la otra acariciaba a Molly, aún sin hacerse a la idea de perderla. Desde el principio había calculado la distancia, la velocidad del coche y la de la bala, y sabía que Howard no dudaría en apuntar a Molly. A pesar del esfuerzo y la determinación de Brian, no salieron ilesos. Era como si estuviera destinado a ocurrir de todos modos.

Estos pensamientos le atormentaban. Apretó con más fuerza a Molly y la acercó más a su pecho. Se daba cuenta de que seguía asustada, no había conseguido calmarse desde que empezó todo esto. Molly seguía temblando por el trauma del accidente. A Brian le dolía verla así y, más aún, le hacía sentirse culpable. Brian bajó suavemente la cabeza y le plantó un suave beso en la cabeza, y le susurró: «Ya está bien, hemos sobrevivido».

El beso no funcionó tan bien como debería porque Molly seguía traumatizada. Le castañeteaban los dientes, en parte por el frío y en parte por el trauma. Enterró la cabeza en el pecho y gimoteó deseando que todo aquello acabara.

Brian la ayudó suavemente a incorporarse y la besó suavemente en la frente. Ver a Molly así mataba a Brian, no podía soportarlo. «¿Estás herida? Su voz era grave y sus palabras solemnes.

Molly apretó los labios y tragó saliva. Lo miró a los ojos y negó lentamente con la cabeza. No estaba herida en absoluto, sólo tenía las manos entumecidas por haber sujetado el volante con demasiada fuerza durante mucho tiempo. Sobre todo, estaba herida mentalmente, traumatizada por todo lo que había pasado.

Molly se sintió conmovida por la sincera preocupación de Brian. Había empezado a llorar al pensar en cómo Brian la había protegido en todo momento. Una vez le prometió que nunca dejaría que le pasara nada y era cierto. Ella lo miró mientras sus ojos se llenaban de lágrimas y le dedicó una sonrisa cálida y agradecida.

Cuando Brian vio que lloraba, apretó la boca: «¿Qué? ¿Aún tienes miedo?».

Molly no pudo aguantar más y rompió a llorar. Se acercó a él y le rodeó el cuello con los brazos. Ya no podía seguir fingiendo. Las lágrimas seguían cayendo por su cara. Ya no podía ocultar sus sentimientos. Seguía asustada, pero sobre todo por la idea de perderle. Llevaba días viviendo atemorizada ante la amenaza constante de que ocurriera algo así. Y sucedió, y pensó que iba a morir.

Esto la paralizaba sin fin.

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