Divorcio en peligro, el CEO perdió la memoria -
Capítulo 5
Capítulo 5:
“¿Quién sabe?”, responde.
Y antes que ella pudiera escapar de él, agarró su nuca y se acercó sellando los labios de la mujer con los suyos.
La primera reacción de Elena ante aquel ataque fue tensarse completamente. No estaba adaptada a ese tipo de comportamientos. Más bien… aquel era su primer beso. Y este estaba siendo robado.
Los labios de Dorian eran fuertes y chupaban los suyos arrastrando el labial en ellos. El sonido obsceno entre ellos la estremeció y comenzó a golpear la espalda de él con apenas fuera con sus puños cerrados. Su mente estaba divagando.
Como algo que no debía ser… se estaba sintiendo tan bien.
Ante sus golpes la boca del joven se separó de la de ella y pensó que la liberaría, pero solo fue para susurrarle contra sus labios.
“Abre la boca y dame tu lengua”, su voz grave la estremeció.
Elena no supo si realmente le hizo caso por la impresión, pero lo próximo que supo era que la lengua de este había atravesado sus labios y se había enredado con la suya haciendo el beso mucho más profundo.
Un g$mido salió de su garganta y sus uñas se enterraron en los antebrazos del hombre, aunque a este no pareció importarle. La hizo retroceder hasta que su cadera quedó atrapada entre el borde del barandal y su gran cuerpo.
Y ella no sabía qué hacer realmente, No tenía experiencia dando besos y menos en la boca, y mucho menos uno tan profundo como aquel. Él jugaba con su lengua lamiéndola con la suya hasta sacarla de su propia boca y meterla en la suya para comenzar chuparla.
Elena se estremeció completamente y sus piernas perdieron fuerza a pesar de estar recostada. El brazo de Dorian rápidamente la apretó aún más para que ella no cayera.
Elena de un tirón logró separar su rostro del de él quedando un hilo de saliva entre ellos. Jadeaba duro. Sus pulmones se habían apretado por la falta de aire.
“Espera, espera”, apretaba los ojos con fuerza
“¿Por qué me besas?”, pregunta Elena.
Dorian simplemente le lamió los restos de saliva del borde de sus labios y le dio un beso en la mejilla. El rabillo de su ojo quedó contra el de ella y sus miradas se encontraron.
“Porque te gusto ¿no es verdad? Desde que me viste el brillo de tus ojos te delató”, responde.
El rostro ya sonrojado de Elena se puso aún más rojo.
“¿Quién le gusta qui…?”, pero no pudo terminar de decir la frase.
Dorian había sonreído levemente y la había vuelto a silenciar con su boca. Y estaba haciendo un desastre total de ella. Elena no supo cuando fue que la había cargado por los muslos teniendo que aguantarse de su cuerpo y la había llevado hacia la oscuridad y pegado contra la pared.
Fue entonces que lo sintió contra ella. No solo el cuerpo caliente de él, sino también el bulto de sus pantalones que se restregaba cerca de su entrepierna.
El hombre estaba excitado con el beso, con ella. Eso la tensó y este pareció haberse dado cuenta y se separó para agarrar su barbilla ya hablar muy pegado a su boca.
“¿Qué ocurre?”, los ojos de él brillaban enfocados en ella y se relamió los labios, como si hubiera probado algo delicioso.
Las mejillas de Elena querían casi explotar.
“Que no debería estar haciendo nada de esto con alguien que solo conozco de vista”, ella habló tan rápido que creyó que él no entendió.
Sin embargo, Dorian simplemente alzó una ceja, coqueto.
“Pues, ya sabes mi nombre, y yo el tuyo Elena. Y podemos comenzar a conocernos sin problemas, si eso es lo que preocupa”, iba a besarla de nuevo, pero ella interpuso sus manos tapando los labios de él.
“Ese no es el objetivo”, ella protestó casi susurrando.
Estaban en la esquina del balcón donde no daba la claridad de adentro, pero si los atrapaban en aquella escena, no sería precisamente la reputación de él la que se viera afectada.
Y con su padre mínimo la mataba.
“No puedes ir besando a las mujeres como te dé la gana sin pensar en lo que ellas desean”, dijo Elena.
Dorian suspiró contra los dedos de ella.
“No fue como si pusieras mucha resistencia”, contestó él alzando los hombros.
“Estaba en shock ¿Vale? Es mi primer beso. ¿Cómo demonios crees que estaría?”, espeta.
Ante esa declaración Dorian pestañeó tres veces rápidamente.
“Vaya cariño, eres una caja de sorpresa”, le quitó las manos de su boca
“Bueno, al menos tu primera experiencia no fue mala ¿Verdad?”.
Elena fue a abrir la boca para protestar, pero la cerró de nuevo casi atragantándose. No podía refutar aquello, Dorian sonrió y se inclinó para besarla de nuevo cuando escuchó su nombre a lo lejos. Elena lo escuchó chasquear la lengua y entrecerrar los ojos.
“Como joden ellos”, se separó un poco mirando hacia la entrada donde de seguro pronto aparecerían quienes vendrían a buscarlo.
Elena no sabía si sentirse complacida por aquello o decepcionada, pero Dorian se inclinó de nuevo y le dio un beso rápido chupando notoriamente su labio inferior.
“Bon appétit, Cielo”, se limpió él sus labios con el dedo intentando quitar parte del labial inútilmente
“Espero que nos volvamos a ver pronto”, dice Dorian al final.
Y diciendo eso Dorian la soltó dejándola contra la pared para que se pudiera sostener de algo y comenzó a alejarse de Ella dejando confundida a Elena.
El hombre se ajustó el traje y agradeció que la chaqueta larga pudiera esconder su er%cción que tendría que atender en el baño pues comenzaba a doler, sin embargo, no estaba para nada arrepentido. Por el contrario. No creía que pudiera estar más feliz.
“¿Por qué sonríes así? Da miedo cuando lo haces”, su paso fue cortado por un joven de su misma edad con los brazos cruzados delante de su pecho. Su cabello castaño claro se agitaba levemente por la suave brisa y se ajustó las gafas sobre su nariz.
“León, acaso no sonreirías si descubres que acabas de probar lo más delicioso de tu vida”, Dorian recordó el momento que saboreó los labios vírgenes de aquella mujer aun entre las sombras.
“Pues realmente no sé si sonreiría, pero sé que no lo haría si tuviera a su padre esperándome en la sala personal para una reunión con uno de los invitados y hablando sobre ese tema que sabe que no es del agrado de todos”, responde León.
Ante aquello la expresión relajada que había tenido Dorian se desvaneció por completo y se transformó en una afilada, fría, carente total de emociones, olvidándose por completo del agradable momento que había tenido y hasta su cuerpo se enfrió de golpe.
Aceptó el pañuelo ofrecido por León y se limpió la boca borrando toda huella del evento y caminó en dirección al dónde sabía que las cosas no terminarían bien.
Elena necesitó más de 15 minutos para poder volver al interior de la sala. Su rostro había estado caliente y acalorado por demasiado tiempo y Su cuerpo entero latía.
No podría mentir al decir que sus labios aun podían reproducir como habían sido besados y su lengua… ya ni podía mencionar lo que le había hecho a esta.
Había sido tormentoso y asombroso en partes iguales. No sabía que ser besado se sentía de esa manera. Y por no mencionar como el hombre la había mirado… como si ella fuera lo más delicioso del mundo.
¿Acaso él tendría interés en ella?
No, no podía ser. Solo se habían visto ¿Qué? ¿Dos veces? Y ¿Amor a primera vista? Eso solo era de novelas rosas. No la vida real. Sin embargo, no podía evitar que su corazón palpitara fuerte dentro de su pecho.
De todas las personas era la única que no la había mirado como si ella fuera un trofeo por su cuerpo, belleza o por negocios, pero debía centrarse o terminaría siendo el juguete de un hombre que apenas conocía.
Entró a la sala y por supuesto las miradas se posaron en ella, ¿Todavía estaría colorada? No lo supo, pero estaba incómoda. Y se enteró que era muy evidente que algo le había pasado cuando una mujer se le acercó y le comentó que fuera más prudente la próxima vez. Dios, su padre la mataría.
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