Destinos entrelazados – Mi bebé es hijo del CEO -
Capítulo 23
Capítulo 23:
Daniel era rubio y aparentaba tener unos treinta y cinco años, también era muy alto y tenía el cuerpo definido, como si frecuentara el gimnasio, debido a sus músculos bien marcados. Al verlo junto a su amiga, notaba que ambos combinaban bastante bien. Kate era pelirroja y llena de pecas en el rostro, sus ojos color miel y ella era muy delgada, como Aurora.
“No te preocupes por esa noche, también me distraje mucho,” respondió.
Y sin querer, terminó pensando en Ethan y en la manera cariñosa en que él la trató la noche que pasaron juntos. Si él no fuera su jefe, seguramente querría volver a verlo.
“Qué bien. A pesar de todo, mi amigo que no estuvo esa noche se interesó cuando hablé de ti, y realmente quiere conocerte.”
Sofía miró a Kate de reojo, enviándole una mirada mortal.
“Ah, qué interesante,” respondió sin gracia.
Los tres conversaron hasta que un hombre se acercó donde estaban, trayendo algunas botellas de cerveza.
“Ahí está él. Quiero que conozcan a Tyler,” dijo Daniel, presentando a su amigo.
Tyler parecía tener la misma edad que el acompañante de su amiga. Tenía el pelo negro liso y rasgos asiáticos. Kate picó a Sofía y le susurró al oído.
“¿No eres tú la que le gustan los doramas?” bromeó, haciendo que ella rodara los ojos.
Las dos mujeres saludaron al hombre, y luego se dirigieron a sus asientos. Kate se sentó en la primera silla de la fila y Daniel se sentó a su lado, mientras Tyler se sentó en el medio, entre Daniel y Sofía.
“Toma, para refrescarte,” le ofreció Tyler, dándole una cerveza.
“No, gracias,” respondió, recordando que no podía beber nada alcohólico.
“¿Quieres que te traiga algo específico?” preguntó él educadamente.
“No es necesario, estoy bien.”
“Perdóname por no aparecer esa noche, tuve un compromiso,” recordó el día que había quedado en salir con su amigo.
“No pasa nada, solo estaba allí para acompañar a mi amiga.”
“Pero creo que fue molesto tener que ver a los dos coqueteando.”
“En realidad no lo estuve, esa noche también me divertí,” respondió.
“Cuando Daniel me habló de ti, me sentí culpable por no ir y estaba ansioso por conocerte.”
“¿Y qué dijo él?” preguntó.
“Dijo que eras muy hermosa y educada también.”
“Qué amable de su parte,” respondió.
“Ahora que te he visto en persona, confirmo que realmente tenía razón.”
“Gracias,” respondió con palabras cortas, no quería entablar conversación.
“¿En qué trabajas, Sofía?” preguntó él.
“Soy secretaria en una inmobiliaria, ¿y tú?”
“Soy médico, especializado en oftalmología.” Los vellos del brazo de Sofía se erizaron.
“Qué bien, trabajé como secretaria de un oftalmólogo en México hace unos dos años.”
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