Destinos entrelazados – Mi bebé es hijo del CEO
Capítulo 146

Capítulo 146:

«No necesitas mucho, cualquier cosa te quedaría bien. Estás guapo.»

Sus ojos brillaron al recibir el cumplido, lo que la hizo sentir incómoda. No debería haber dicho eso.

«Entra, ya casi salimos, solo falta que Kate esté lista.»

Él entró y se encontró con Daniel en la sala. Antes de saludarlo, dio un discreto vistazo al hombre.

«Buenas noches.»

«Buenas noches», respondió Daniel.

Los dos comenzaron a conversar en la sala, y Sofía fue al cuarto de Kate para ver si ya estaba lista.

«¿Y bien, falta mucho?»

Preguntó, entrando en la habitación y encontrando a su amiga terminando de delinearse los ojos.

«No, ya casi estoy lista», respondió. «¿Qué te parece mi maquillaje?»

«Como siempre, lo haces genial», elogió su amiga, que se maquillaba como una profesional. «Daniel parece un poco impaciente.»

«¿En serio? No me digas que va a estar así justo hoy.»

«¿No te molesta esa actitud de él?» preguntó, como si no quisiera sonar alarmista, pero en su interior se preocupaba por el tipo de relación en la que Kate se estaba metiendo.

«Él no es así siempre, seguro que algo le está molestando.»

Pero eso no justifica descargar el mal humor en otra persona.

«¿Te dijo algo?» se preocupó.

«No, no me dijo nada, estoy preocupada por ti.»

«Relájate, Sofía. Todo está bien, ya verás cuando salgamos de aquí cómo mejorará su humor.»

«Si tú dices que todo está bien, no me meteré. ¿Puedes hacerle compañía mientras termino?»

«No hace falta, Mateo está allá con él.»

«¿Mateo?»

«Sí, lo invité a venir con nosotros. ¿Hay algún problema con eso?»

«No, claro que no», respondió emocionada. «Solo estoy sorprendida, pensé que ustedes no se llevaban bien.»

«Hablamos un poco y decidimos dejar de lado aquel día.»

«Qué bueno», levantó y fue hacia Sofía, tomando sus manos y mirándola a los ojos. «Me alegro por eso, amiga. Quién sabe, tal vez ustedes dos empiecen a entenderse mejor y quién… — Para con eso», la interrumpió. «Sé a dónde quieres llegar, pero eso no va a pasar.»

«Está bien, discúlpame. Solo quiero que seas feliz y olvides a ese hombre de una vez por todas», explicó. «Solo prométeme una cosa.»

«¿Qué quieres?»

«Si las cosas empiezan a fluir entre ustedes, no desperdicies la oportunidad, ¿de acuerdo?»

Respirando hondo, respondió: «De acuerdo.»

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