Destinos entrelazados – Mi bebé es hijo del CEO -
Capítulo 107
Capítulo 107:
“Aquí dice: ‘Ai wa katsu’, significa que el amor vencerá”, respondió Hiroshi.
“Muy apropiado para ti, ya que crees en esas cosas”, comentó Ethan. “¿Y el mío?”, preguntó, dándole su amuleto al hombre.
“Aquí dice: ‘Kodomo wa shiawase wa motarasu’, significa ‘los niños traen felicidad’”, respondió Hiroshi.
El semblante de Ethan cambió, poniéndose totalmente serio.
El silencio se instaló en el auto y no hubo más conversación en ese trayecto.
En la habitación del hotel, vestida con ropa cómoda, Sofía estaba acostada en la cama, a punto de dormir. Ethan había entrado en el vestidor para cambiarse de ropa.
Desde que llegaron, no había dicho ni una sola palabra. Cuando salieron del auto, ella notó que él había dejado su amuleto en el asiento. No dijo nada, solo lo tomó y lo guardó en su bolso. Si Ethan no quería eso, ella sí lo querría. “Los niños traen felicidad”… fue una indirecta muy grande para él, que no los quería, pero para ella, esa frase era motivadora.
Un ruido extraño proveniente del ventilador, que estaba al lado del baño, llamó su atención, levantándose rápidamente para ver si todo estaba bien.
“Ethan, ¿pasó algo?”, preguntó, pero no obtuvo respuesta. “¿Ethan? Si no me respondes, entraré.”
Un instante de silencio.
Entonces, lo encontró caído en el suelo.
Podría haberlo dejado allí, ya que era culpa de él mismo estar en ese estado, pero el piso estaba demasiado frío para fingir que no le importaba.
“Despierta, te ayudaré a ir a la cama”, dijo mientras se agachaba para ayudarlo a levantarse. Ethan despertó y agarró su brazo, tirándola con fuerza, haciéndola caer encima de él.
“¿Por qué hiciste eso?”, preguntó sin abrir los ojos.
“¿Qué hice?”, preguntó ella sin entender.
“¿Por qué me hiciste recordarlo?”
“¿Recordar a quién?”, preguntó confundida. Pero él se quedó en silencio, y entonces ella entendió. Ethan estaba hablando de Mario.
“Siento mucho este inconveniente, prometo que nunca más me meteré en tu vida”, comenzó a decir. “Desde que entramos al auto, quería pedirte perdón por eso, me siento muy culpable por invadir tu privacidad”, confesó sinceramente.
“Puede que no lo parezca, pero también sufro, ¿sabes?”, dijo él, abriendo los ojos lentamente, fijándose en ella.
En ese momento, se le puso la piel de gallina. Los ojos de Ethan eran demasiado intensos para observarlos por más de tres segundos.
Intentando levantarse, Sofía sintió que su cuerpo estaba inmovilizado por él, que la posicionó de tal manera que quedó debajo de él, de espaldas en el suelo.
“Me estás haciendo mostrar mi lado vulnerable y no me gusta eso”, continuó Ethan.
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