Destino incierto
Capítulo 77

Capítulo 77:

“Me parece que sería bonito, un almuerzo al aire libre; aprovechando esa inmensa grama que tenemos. Y que la casa de banquetes, nos monten unos cinco o seis toldos, distribuidos cerca unos de otros, con sus respectivas mesas… bueno ellos son expertos en decoración. Nosotros solo les damos las ideas. ¿Qué opinas, Alejandro?”

“¡Qué eres una chica muy inteligente! ¡Todo te va a salir muy bien, ya lo verás!”

“Gracias por apoyarme, Alejandro”

“No tienes que agradecerme cariño, solo hago lo que es mi deber… ya me encargo de llamar a la agencia, que siempre nos ha prestado ese tipo de servicio, esas son personas de confianza. Por ahora no nos conviene traer a la casa gente desconocida”

“Sí, por eso te agradezco que te hagas cargo, porque tú sabes lo que conviene hacer y lo que no. Bueno, yo me retiro ahora, para que sigas con tu trabajo”.

“¡Aja, mi amor! Nos vemos más tarde, para cenar”.

“Llegado el día miércoles, el corazón de los jóvenes esposos Cruz, estaba lleno de expectante alegría. Salieron temprano en la mañana; en compañía de Amalia, directo en dirección a la clínica de la Dra. Mariela Dávila”.

Al llegar ya los estaba esperando Alba, quien no podía disimular la alegría que la embargaba de compartir con su hija ese hermoso momento.

Madre e hija se abrazaron efusivamente, como queriendo recuperar el tiempo perdido.

“¡Llegaste muy temprano, mami!”

“¡No pude estar más tiempo en la cama, me moría por verte, cariño!”

Alba y Alejandro se saludaron de beso, formalmente.

“Mira mami, ella es Amalia, mi amiga y mi apoyo en todo este tiempo. También es la cuñada de Alejandro”.

“Mucho gusto, Alba Valdez, un gusto conocerla. Si eres amiga de mi hija, también eres mi amiga..”.

“Amalia Gallardo, muy pronto Señora Cruz… un placer conocerla, Alba. Déjeme decirle, que ya me es usted familiar, la he conocido a través de su hija”

“Me contenta mucho que mi hija me tuviera presente en sus conversaciones, eso me habla de lo importante que soy para ella”

Alejandro, viendo su reloj, comentó:

“Aún es temprano, alcanzamos a ir a desayunar”.

“Me parece bien, dijo Amalia, la clínica cuenta con una buena cafetería”.

Ya sobre la hora pautada para la cita. Fabiana, un poco inquieta, alerta a su familia sobre movilizarse hacia el consultorio.

“Señora Fabiana Cruz..”.

“Justo a tiempo querida, pasa”.

“Soy yo, gracias”

Alejandro, tomando de la mano a su esposa, pasa con ella, al consultorio.

“Buenos días, doctora”.

“Pasen adelante, pónganse cómodos”

Después de hacer el historial médico de Fabiana con las preguntas de rigor; le ordena pasar a la camilla para realizarle su examen pélvico, toma de muestra de sangre y lo más esperado, auscultar los latidos cardiacos del bebé y verlos en el ultrasonido.

“Todo se ve perfectamente, los latidos del corazoncito son apenas audibles, porque debes estar entre la séptima u octava semana de gestación”

“¡Ay doctora, es precioso! ¡Qué emoción!”

Alejandro apretó suavemente la mano de su esposa.

Su emoción era más que evidente

“¡Llama por favor a mi madre, quiero que también vea a su nieto!”

“Será solo el latido porque todavía no se aprecia mucho”, le dijo sonriendo.

“¡No importa Alejandro… pásala!”

“¡Muéstrele a mi madre, por favor doctora!”

“¡Ay que belleza, Fabiana! ¡Qué emoción!”

“¡Felicidades a los dos!”

“¡Ay mami, no llores, me vas a hacer llorar también!”

“No me lo impidas, amor, lloro de felicidad..”.

“Hmm… ¿Todos contentos?”

“Sí, doctora, no es para menos”

“Estamos listos por este lado”, dijo la doctora.

“Hasta ahora todo va normal. Debe alimentarse sanamente, hacer ejercicios con moderación, dormir bien”, Explicó.

“También le aconsejo, cómo manejar la acidez gástrica y las náuseas del embarazo y otros detalles pertinentes a su estado. Nos vemos el próximo mes, la enfermera le agendará la cita. Pasen un buen día”.

“Gracias doctora, feliz día también para usted”.

“Bueno, familia”, dijo Amalia.

“Necesito que me acompañen a visitar tiendas de muebles. Tengo que escoger el jueguito de cuarto para el bebé”

El rostro de Alba, se iluminó.

“¡Ay qué bueno! Así, escogemos el de tu bebé Fabiana, porque no me negaras el placer de comprarlo”.

Amalia dio una mirada cómplice a Fabiana que terminó en una sonora carcajada.

“¿Qué les causa tanta gracia?”

“¡Abuelas! No podía ser de otra manera..”.

“No te preocupes Alba, ya pasamos la experiencia con la abuela Valeria, ella va a pagar el juego de cuarto del bebé de Amalia”.

“¡Ah, ya comprendo! Me asusté… pensé que había metido la pata”

Tres meses más tarde.

La música sonaba armoniosa, la recepción era todo un éxito; los familiares y amigos de los nuevos esposos, Cruz, compartían alegremente.

Amalia lucía radiante en su traje de novia, aun en su avanzado estado de embarazo.

“Estoy tan feliz Fabiana, fue una proeza lograr que mis padres, y una pequeña parte de mi familia, me acompañara en este día tan importante para mí”.

“Si amiga, me alegro mucho por ti, y a pesar de sus diferencias, se han logrado integrar bien con los demás invitados”.

“Gracias a tu mamá, que es un amor, ella ha hecho un esfuerzo maravilloso haciendo que ese hielo que hubo al principio, comenzara a derretirse y lograr este ambiente de armonía que se respira”.

“Amalia, mi amor, estaba buscándote, ¿Crees que es oportuno mandar a servir la cena”, ya es casi media noche y la gente ha bebido bastante..”.

“¡Hola mi amor!”, dijo Amalia dándole un beso a su esposo y alzando la vista para dar un paneo al lugar y analizar el panorama.

“Sí, amor, creo que es conveniente servir ya”

Martín, tomando de la mano a su esposa, se retiraron para hablar con el organizador de eventos.

Fabiana volvió a la mesa donde estaban sus padres y los padres de Alejandro, hablando animadamente.

En ese momento se acercó Alejandro y se sentó a su lado.

“¿Qué te dijo Amalia, cariño?”

“Está agradecida porque mamá tomó las riendas de la reunión y rompió el hielo con sus familiares. Y, Martín, sugirió que sirvieran la cena ya”.

“Me parece bien, ¡Yo ya tengo hambre!”

“Y yo estoy cansada, ya quiero retirarme”.

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