Destino incierto -
Capítulo 21
Capítulo 21:
“Quería que nos dieran la oportunidad de charlar a solas, quiero conocerte mejor y que me conozcas; tengo temor de que debido a las circunstancias puedas haberte formado una mala imagen de mí”
Comenzó comentando Valeria.
“No, señora, sería injusto calificarla a priori. No niego que estaba nerviosa, porque es natural… no sabía a qué atenerme, pero lo poco que he podido apreciar de usted, me ha tranquilizado, y de verdad siento que podemos llegar a tener muy buenas relaciones y hasta una hermosa amistad”.
“Si cariño, mi anhelo es que pueda llegar a verte y tratarte como una verdadera hija. Te confieso que quiero mucho a Amalia, pero dado su temperamento y los roses que hemos tenido con su familia ha sido un tanto difícil, a pesar de que nos llevamos bastante bien”.
“Amalia es una buena persona… ella ha llegado a tratarme como una amiga en circunstancias un poco difíciles y para mí ha sido muy valiosa su colaboración y su presencia”.
Fabiana hablaba teniendo máximo cuidado de lo que decía, tenía temor de irse de lengua o de que su suegra le preguntara directamente sobre su relación de pareja con Alejandro.
Porque si su suegra descuidadamente le hacía comentarios de alguna confidencia que ella pudiera llegar a hacerle; probablemente la metería en problemas con su hijo aun sin llegar a ser su intención.
“Y dime Fabiana, ¿Cómo te has sentido en este tiempo de adaptación en tu nuevo hogar?”
“Bueno, Señora Valeria..”.
“No me digas, señora, hija, dime simplemente suegra o Valeria, te lo agradezco y tutéame con confianza”.
Fabiana sonriendo contesto:
“Gracias Valeria, me haces sentir bien. Pues que puedo decirte a cerca de la pregunta que me haces… la adaptación como tal, pues… está en pleno proceso, para serte sincera, aún no termino de asimilar un cambio tan abrupto y radical en mi estilo de vida; he llegado a pensar que estoy viviendo un paréntesis y que en algún momento más tarde o más temprano retomaré nuevamente mi camino”.
Fabiana terminó la frase con un profundo suspiro y con la mirada perdida, como reflexionando para sí misma.
“Si, querida, todo comienzo es difícil, más aún cuando se tiene tu edad, estás apenas comenzando a salir del cascarón, como se dice… pero si mantienes una mente abierta y un corazón lleno de esperanza, pronto superarás cualquier sinsabor; esa es la gran ventaja de ser joven”.
“Supongo que debe ser así… me siento muy inexperta, creo que no estaba preparada todavía para formar un hogar, sin embargo, pienso que iré aprendiendo en el camino. Como he oído decir por ahí: el hombre es un animal de costumbres”.
“Me gusta tu manera de pensar, me gusta que no sucumbas a pensamientos negativos, quiero que puedas darte plena cuenta de las mil posibilidades que puedes tener si te enfocas adecuadamente, ¡Si del cielo te llueven limones, aprende a hacer limonada!”
Fabiana quedó de verdad sorprendida al empezar a conocer la forma de pensar de Valeria.
Y con gesto divertido comentó:
“¡Eres muy graciosa suegra!, ese es un excelente concejo, lo tendré en cuenta en su oportunidad”.
“Si mami, no te cargues tanto por los problemas, sobre todo si son ajenos. Trata en lo que esté a tu alcance, de hacer caso omiso a lo que veas… y a lo que oigas… de lo contrario te abrumaras de tal forma que te será casi imposible resistir las pruebas. Hazme caso Fabiana. Te habla la voz de la experiencia”.
“¡Uff! Me doy cuenta de que tú también debiste vivir cosas difíciles en tus principios, ¿Verdad?”
“Si Fabiana, no te lo niego, para mí tampoco la pintaron fácil. Mi vida ha sido una permanente batalla de supervivencia, cuando te conocí me vi de inmediato reflejada en ti; por eso me identifique tan fácil y rápido contigo. De verdad siento que te conozco de toda la vida”
La mujer mayor intentó empatizar con su nuera.
“Sé que convivir con Alejandro no es tan fácil, este muchacho salió idéntico a su padre, heredó su mismo temperamento y personalidad y más aún cuando Uriel mismo se encargó con ahínco de que los muchachos fueran su viva estampa, su réplica”, Le confesó.
“A mí me dejó encargarme de ellos solo de las cosas más básicas, sin embargo, Martín salió con una personalidad mucho más dócil, se parece más a mí que Alejandro”.
“Es verdad Valeria no te voy a mentir, Alejandro tiene un grave problema de control de la ira. No quería decirte nada de estas cosas por temor a que lleguen a oídos de mi marido”, explicó Fabiana.
“Perdona no me malentiendas, puedo percibir que eres una persona prudente, solo que si estos comentarios llegaran a oídos de mi marido, creo que tendría serios problemas”
“No te apures Fabiana, tengo bien presente en que terreno estoy pisando. De mí no tengas cuidado”.
“Pues sí, como te decía… Alejandro me desconcierta demasiado, no sé a qué atenerme… de verdad quiero entenderlo y aprender a tratarlo, por mi propio bien y por la paz mutua y hacer lo posible por establecer una sana convivencia. Pero ¿Cómo?, si no me siento con libertad de hablar con él, la verdad es que le tengo miedo… no sé cómo va a reaccionar”.
“Te entiendo más de lo que tú crees. Yo pasé por todo eso y más, que puedo decirte criatura..”., dijo Valeria, dando un largo suspiro.
“Solo te aconsejo que te armes de paciencia y de valor, y como te dije antes, no sucumbas al temor ni a la tristeza, has lo posible por mantenerte firme. Observo que no eres fácilmente manipulable. ¡Conserva tu carácter!”
En esos momentos alzaron la vista y pudieron darse cuenta de que ya venía en su dirección el grupo de familiares que se había quedado en el jacuzzi.
Uriel, adelantándose unos pasos, comentó:
“¡Hola mis amores! Se nos escaparon, ¿No? De que tanto hablaron, ¿Arreglaron el mundo?”, se escuchó de inmediato una carcajada general.
“Pues sí, querido, casi lo logramos… si ustedes hubieran venido un poco más tarde les damos la sorpresa”.
Alejandro con una amplia sonrisa dijo:
“Basta de cháchara familia. Salí arrugado del agua, ¡Tengo hambre y mmm… huele delicioso! ¡Vamos a almorzar!”
“¡Sí!”, la aprobación fue general, seguido de un estruendoso aplauso, de risas y de bromas.
El momento del almuerzo, fue verdaderamente agradable, había un acuerdo preliminar entre ellos de que cuando estuvieran celebrando en familia o compartiendo por algún motivo en algún compromiso social; estaba totalmente prohibido tocar temas álgidos o comentarios fuera de lugar.
Nada de trabajo.
A menos que se presentara una emergencia.
La tarde terminó en armonía.
Contra todo pronóstico, Uriel y Alejandro mostraron su mejor rostro, para complacencia de toda la familia.
Cerraron con broche de oro en la sala de la casa proyectando una jocosa película de comedia.
Al siguiente día los esposos Cruz, padres de Alejandro, se disponían a marcharse, después de disfrutar de un ligero, pero completo desayuno y sin antes quedar con sus hijos en el compromiso de repetir pronto la visita.
Cuando sonó el teléfono celular de Uriel, este alejándose a distancia prudente para mantener la privacidad; no pudo disimular el asombro de la noticia que le daban al otro lado de la línea telefónica.
“¿Qué, qué dices Mario? ¡Explícame despacio, no entiendo bien lo que me estás diciendo, carajo!”, la voz al otro lado de la línea sonaba ronca y exaltada.
“Patrón, me acaban de informar de buena fuente que le hicieron un atentado a dos hombres del Señor Alejandro, de hecho yo me salve de milagro, ellos me llamaron temprano y me dejaron recado, de que me recogían más adelante; pero los emboscaron antes”
El hombre sonaba alterado a través de la línea.
“Uno de ellos murió, el otro está grave en el hospital central. No sé exactamente quiénes de ellos son. Salgo en este momento a averiguar bien que fue lo que pasó”.
“¿Hola, Mario? ¡Espera!, ¿Dime donde sucedieron los hechos?”
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