Destinada a ellos -
Capítulo 22
Capítulo 22:
“Lo siento mucho por esto, mejor vámonos”, le dije a Sam y estuve a punto de levantarme cuando el agarre de Eli en mis piernas se hizo más fuerte.
“Siéntate, Addie”, dijo Eli y el veneno en sus palabras me hizo obedecer.
Entonces levanté la vista y noté a Cyrus de pie junto a Sam, con la mandíbula apretada. No entendía cuál era su problema, por qué me humillaban así, confrontando a Sam sin motivo alguno.
“Ok, no sé qué está pasando aquí, Addeline, llámame cuando lo averigües”, dijo Sam, incorporándose y pasando torpemente junto a Cyrus.
Finalmente, Sam lo observó con recelo antes de lanzarme una última mirada y salir rápidamente por la puerta.
“No puedo creer lo que hicieron, ¿Qué diablos les pasa?”, grité, con un tono bastante fuerte.
“Cuida tu tono, estamos en un lugar público”, dijo Cyrus..
“A la mierda con eso, Eli”, le grité.
“Siéntate, Addeline, ahora”.
“No, tú me humillaste, todo porque tienes metido en la cabeza que estoy en una extraña relación de mierda contigo, no tenías derecho a hacer eso. Ahora muévete o gritaré y montaré una escena”, les advertí.
Entonces el agarre de Eli se apretó más en mi muñeca antes de soltarme, dejándome salir de la cabina. Luego dejé el dinero sobre la mesa antes de salir con Eli y Cyrus pisándome los talones.
Me dirigí directamente a mi coche y me di cuenta de que el de Sam ya no estaba, Al hacer clic en el botón, mi auto se desbloqueó y me subí cuando Eli me arrebató las llaves de la mano para volver a cerrarlo. Inmediatamente después me agarró del brazo y me alejó del coche.
“Dame mis malditas llaves y suéltame”, le dije, pero él simplemente tiró de mí mientras yo luchaba contra su fuerte agarre.
“Adeline”, dijo Cyrus y entonces me percaté de que estaban tratando de llevarme a su automóvil al otro lado de la calle.
Luego Eli se volvió para gritarme, pero yo lo impedí, abofeteándolo. Cuando mi mano entró en contacto con su rostro, sonó con fuerza.
Sorprendido, se detuvo para mirarme y un gruñido escapó de sus labios.
´Espera, ¿Puede gruñir?`, pensé. El ruido que hacía sonaba amenazante como el de un depredador acechando a su presa.
Luego agarró mis brazos antes de tirarme sobre su hombro y abrir su auto mientras yo veía que la mesera me miraba nerviosamente por la ventana.
Unos segundos después Eli me puso en el asiento trasero y se subió conmigo. Por su parte, Cyrus se subió al asiento delantero y encendió el auto.
“¿Qué estás haciendo?”, grité.
“Lo que debí haber hecho desde el principio”, gruñó mientras yo me quedaba paralizada por un miedo intenso ante lo que veía.
Sus ojos sangraban un líquido negro y sus dientes se alargaban ante mis ojos. Mientras tanto, sostenía mis manos en mi estómago. En ese momento un gruñido escapó de sus labios y yo no pude hacer otra cosa que gritar.
Luego me movió la cabeza violentamente hacia un lado y hundió sus dientes en mi cuello mientras un dolor insoportable irradiaba por mi hombro.
Inmediatamente mis gritos se extinguieron mientras mi visión se convertía en un túnel y la oscuridad se apoderaba de mí. Lo último que vi antes de desmayarme fue el rostro de un monstruo.
…
Odiaba esa parte de nuestro trabajo, esas cosas asquerosas de los humanos. Odiaba tener que tolerar esos seres repugnantes que estaban siempre con la cabeza metida en sus teléfonos y tomándose selfies.
Las cosas eran diferentes cuando yo aún era uno de ellos, quizás más simples, pero ahora no podía tolerar esas estupideces.
Los humanos estaban tan obsesionados con la perfección, el dinero y el poder, que se volvían unos egoístas.
Odiaba venir aquí, de hecho, si mi compañero Eli no hubiera venido conmigo, ni me hubiera molestado, pero era necesario si queríamos tener un negocio exitoso.
Por eso me recordaba a mí mismo que era solo por un tiempo, para mantener las cosas en marcha y al día, y solo tenía que tolerarlos en algunas reuniones.
Aunque generalmente enviaba a Eli ya que él era mejor para tratar con humanos que yo y no anhelaba su sangre, él no tenía los impulsos que tenía yo, que estaba ávido por alimentarme de ellos.
Pero todo eso cambió cuando conocí a Adeline Paisley. Aunque aún no lo sabía, ella sería nuestra y era la única excepción al odio que sentía por los humanos.
Era diferente, no vivía ensimismada como los demás, De todas formas, no podía entender, por ejemplo, cómo pudo ponerse en peligro para salvar a un niño, alegando que él tenía más derecho a vivir que ella.
Desde que la vi ese primer día no he podido alejarme y Eli estaba igual. Nunca habíamos pasado tantas horas en el trabajo, queriendo ir a propósito solo para pasar tiempo con ella.
Eli era un licántropo y antes de conocerme tenía su propia manada, pero yo no podía soportar estar cerca de los humanos, era demasiado para mi sed de sangre.
Tenía un hambre insaciable lo suficientemente grande como para enloquecer a cualquiera, pero igual estaba dispuesto a salir y entretener a un montón de imbéciles.
¡Las cosas que uno hace por su compañero!
Por otra parte, él había sacrificado toda su manada para quedarse conmigo, por lo tanto esto era lo mínimo que podía hacer por él.
He vivido más de 700 años para llegar a donde estoy ahora, mientras estos humanos de mente simple piensan que pueden alcanzar la perfección en sus insignificantes vidas.
Nada es perfecto y una vez que dejas de luchar, todo lo que no importa se desvanece. Sin embargo, todavía lo intentan, esos seres egoístas y odiosos que, no obstante, nos llaman monstruos a nosotros.
En realidad no han hecho más que arruinar el planeta con su repugnante inmundicia, extinguiendo especies enteras para obtener conocimiento y hacer crecer sus egos.
No estaban al tanto de que el mundo no era un picnic, no sabían lo que en realidad acechaba entre ellos.
Se trataba de depredadores mucho peores que cualquier cosa que pudieran imaginar, más peligrosos que cualquier monstruo que pudieran conjurar en sus pesadillas.
“¿Podrías calmarte?”, me dijo Eli mientras nos preparábamos para salir del trabajo.
Eran casi las 9 p. m. y yo le gruñí porque quería irme hacía horas luego de que se fuera Addie. Odiaba estar allí y ella era la única razón por la que aguantaba ese lugar.
Para colmo, al entrar, el ruido y la multitud me volvieron loco. Qué suerte tenía Eli, quien no tenía que soportar el llamado de la sangre, ni escuchar el parloteo en sus cabezas como lo hacía yo.
Estábamos siendo sometidos a auditoría y el lugar estaba repleto de gente esperándonos mientras bajábamos en el ascensor hasta el piso del vestíbulo.
“En serio, basta, Cyrus, no puedes entrar de mal humor. Lo último que necesito en este momento es gastar energía para encubrir que mataste a otro empleado, ¿Recuerdas la última vez?”, preguntó.
Al escuchar sus palabras comprendí que tenía razón, necesitaba dejar de pensar tanto, mi odio hacia ellos se estaba convirtiendo en un problema, sus mentes infantiles y sus pensamientos desagradables me irritaban.
Por otra parte, suponía que no tenían la culpa. Todos tenían esa necesidad de alcanzar algo cuando en realidad muy pocos realmente lograban sus objetivos en la vida. Había que reconocerlo, el tiempo no estaba de su lado,
Una de las razones por las que amaba tanto a Eli es que había estado conmigo durante 300 años, y amaba el silencio de estar con él, de nunca tener que escuchar sus pensamientos.
Como era mi compañero, era inmune a mis poderes, a menos que él quisiera abrirse. Mi compañero era mi otra mitad y, en nuestro caso, no me sorprendió cuando descubrí que se trataba de un hombre, dado que siempre fui bisexual.
Eli, por otro lado, se puso furioso porque nunca había tenido deseo de estar con un hombre, pero finalmente lo conquisté.
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