Destinada a amarte -
Capítulo 41
Capítulo 41:
Niego con la cabeza sorbiendo la mucosidad para verle.
“Ya lo intenté, pero son personas poderosas y tuve que seguir adelante, por mi hijo”, expreso no queriendo volver a escuchar la mil y una excusas de que no saben lo que ocurrió.
Vlad sostiene mi rostro con sus manos clavándome sus ojos.
“No te tienes que preocupar por eso, eres mi esposa. Me encargaré de buscar respuestas, dicen que el peor infierno es cuando no sabes la razón, por suerte siempre supe las mías”.
Le abraza acariciando su espalda y dejo que mi cabello se moje por completo por la lluvia que nos cae. Escucho los latidos de Vlad en mi oído y golpean fuerte
“Mi terapeuta era un reconocido Doctor, experto en el área de trastornos mentales y mi madre se convirtió en su objetivo y también yo…”, habla haciendo una pausa para aclarar su garganta.
“…luego de lo que nos hizo, pasaron los años, él quedó impune por el poder que precedía y cumplió con su palabras de ‘hacerme pagar’ o de ‘terminar de destruirme’… hace casi seis años se alió con personas poderosas y me atacó cuando salía de una de las empresas de mi familia…”.
“No le bastó con dejarme desangrar en la calle, buscó la manera de secuestrarme y seguir con las torturas… cada maldita noche era un inferno; las heridas comenzaban a sanarse y él las volvía a abrir para que se notaran más… obligaba a… mi%rda”, despego mi mejilla de él para mirarle y sus ojos se encuentran rojos.
“No tienes que seguir contándome, está bien, Vlad. No presionaré”, expreso preocupada al ver su rostro.
“¡Quiero explicarte!”, exclama alterado. Mi corazón late con fuerza.
“Quiero hacerlo, en serio, solo… estoy batallando conmigo mismo”, agrega con la voz temblorosa.
Asiento levemente sosteniendo su mano.
“Obligaba… a mujeres a que me hicieran felaciones, mientras dormía, se aprovechaba de mis pesadillas y de mi maldito trastorno”, gruñe con rabia al recordarlo. Cubro mi boca con asombro al escucharle y me rompo en mil pedazos.
“¿Qué trastorno, Vlad?”, pregunto con voz suave. Sus ojos oscurecidos se posan en los míos.
“Ya fue suficiente”, suelta con enojado abriendo la mampara de cristal de la ducha para hacer ademán de salir. Sostengo su brazo deteniéndole.
“¿Por qué no duermes conmigo, Vlad?”, cuestiono y su mandíbula se marca más. Noto cómo sus músculos se tensan.
“Quiero dormir con mi esposo”, agrego en petición.
“Eso no será posible, cielo.
“¿Por qué?”, insisto.
“¡Porque no! ¡Es peligroso!”, grita en un gruñido sobresaltándome, aparto mi mano de él y él termina de salir del baño colocándose una toalla en la cintura para cubrir su desnudez.
Trago con dificultad saliendo también luego de envolverme con una bata de baño, camino detrás de él quien se dirige a la habitación de él; esa oscura habitación que alberga un secreto muy sombrío. Sigo conmocionada por lo que me contó y siento que solo es una parte de todo el infierno que vive constantemente en su cabeza.
Él desaparece detrás de la puerta y la empujo levemente para escuchar la ducha de su baño, remojo mis labios observando las fotografías aún en el suelo, pero cubiertas con papel de cartón.
Me abrazo a mí misma luego de cerrar la puerta detrás de mí, camino hacia uno de los burós al costado de la cama y lo abro, en el encuentro antifaces, cintas de satín de varios colores y más soga de diferentes grosores.
Cierro el cajón con un resoplido para sentarme en la orilla de la cama, esperando a que salga de su baño. Los minutos transcurren y el cansancio me doma por completo, me quedo dormida acurrucada en la cama.
Pov Vladimir.
Apoyo mis palmas de los azulejos, pues mi respiración está en jadeos al recordar parte de mi pesadilla, pero… no pude contarle más, es mucho para mí. Y pienso luego en lo que me dijo que sufrió con la pérdida de su bebé, siento rabia en mi interior por las personas que se atrevieron a hacerle daño a mi cielo personal.
Mi cuerpo está sintiendo unos espasmos por los recuerdos, se tensa y duele… el cuerpo tiene memoria para el dolor.
Todas las cicatrices arden al mismo tiempo, aprieto mis dientes con fuerza y pego mi frente de los azulejos.
‘No, ella huirá de mí, si le digo, si le hago daño… me dejará y no quiero perder a mi cielo’, pienso con mi corazón bombeando con fuerza.
Resoplo viendo en mi reflejo las cicatrices, aparto la vista saliendo del baño y mi corazón late con más intensidad al encontrarme con la figura de Valeria dormida sobre la cama de seda negra, la bata que trae se le ha levantado mostrándome su desnudez tan excitante.
Sus p$zones se muestran rosados y mi respiración comienza a alterarse de nuevo. Camino de un lado a otro; no puedo dormir aquí.
Llego hasta las sogas para llevarme algunas a la habitación de ella, pero me detengo negando con la cabeza. Zayn podría levantarse y querer entrar a esa habitación… el miedo de que él tenga que ver o escuchar algo indebido me invade
‘Tengo que protegerlo, ya que no lo hicieron conmigo’, pienso y maldigo por mis adentros.
Decido quedarme despierto lo más que puedo, pero comienzo a cabecear y cubro a Valeria con la sábana porque mi p$ne comenzaba a colocarse erecta de solo verla.
La miro y solo pienso que ella es el cielo en mi inferno, es lo más cerca que he estado nunca de la redención y lo peor es que insisto en querer arrastrarla conmigo a las profundidades del inframundo…
El p$ne se me engrosa en demasía, al amasar los senos de Valeria, pellizco sus p$zones escuchando sus g$midos y no dejo de ser brusco, afinco sus muñecas contra la cama con fuerza sin dejar de besar, chupar y lamer su piel.
“Te voy a reventar con mi p$ne, cielito”, gruño poseso de la lujuria.
“Vlad!”, g!me fuerte de repente.
Los pechos al aire, sus mejillas están rosadas igual que sus labios como si la hubiera besado con voracidad. La estoy sosteniendo con fuerza mientras mi p$ne se afinca a su piel queriendo abrirse paso a su v%gina. Me asusto
‘No, no tenía que suceder esto’, pienso apartándome de ella como si tocarla ardiera.
“¿Por qué… te alejas? ¿Hice algo mal?”, pregunta jadeante, trago con dificultad y niego con la cabeza bajándome de la cama con mi p$ne como una piedra.
“Vlad… mírame”, pide sosteniendo mi mano.
“¿Te lastimé?”, pregunto con pavor a su respuesta.
Ella aprieta su cejo con desconcierto.
“Me gustó que lo hicieras”.
Ahora el desconcierto me invade a mí.
“Pero fui brusco”.
“Si, pero, eso provocó esto, Vlad”, dice halando mi maño mientras se coloca de rodillas sobre la cama, guía mi mano a su v%gina y mis dedos siente su lubricación caliente
‘Maldición’, pienso abriendo los ojos.
“No quiero que pares”, jadea y mis dedos comienzan a estimularla.
Me abalanzo sobre ella presionando su boca de la mía, empiezo a besarla con intensidad sin dejarla respirar con normalidad, mientras abro sus piernas y empujo mi p$ne con fuerza dentro de ella Valeria g!me por eso y mis embates se intensifican, no puedo controlarme ya, la necesito a ella y solo a ella.
“¿Cómo lo sientes, cielo?”, pregunto con la voz rasposa.
Su v%gina está chorreante con su lubricación y me lo moja por completo, dejando que la fricción sea más excitante.
“Siénteme, cielo, es todo tuyo”, suelto con ronquez, suprimiéndome en el placer que me causa
Valeria, nunca antes ha sido así con nadie… mi cielo me lleva al p%to cielo.
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