Destinada a amarte
Capítulo 12

Capítulo 12:

Pov Akim.

Alice se interpone en mi camino solo enojándome más. Trueno mi cuello sujetándola con fuerza de sus brazos.

“Me haces daño…”, murmura ahora asustada.

“Has provocado que Val se aleje de mí de nuevo, esta vez no será por mucho tiempo, quítate de mí camino”, advierto sin importarme ni un poco el negocio de mi familia.

“Eres mío”, gruñe exasperada.

“No lo soy. Siempre fui de Val”, comento enojándola.

“¡Akim!”, grita molesta cuando la suelto finalmente para tomar mis bolsas e irme de una vez por todas.

Caminando con la mente caliente y mi pecho exasperado, pienso que debo de encontrar la manera de enamorar a Valeria, recuperarla por completo y tener sus labios de nuevo alrededor de mi p$ne… no la he probado ahora que no es una virgen insípida, debe de estar más adiestrada su garganta, y solo me imagino cómo acabaré en su hermoso rostro y pechos voluptuosos.

Necesito acortejarla hasta que sea mía, ganarme su corazón y que se case conmigo… no la soltaré jamás. La tendré a mi merced. Mi plan es factible; ella desarrollará los sentimientos por mí, rogará por mí… solo es cuestión de tiempo para que acepte ser mí esposa, a toda costa, así tenga que quitar a muchos de mi camino…

El destino la puso de nuevo al frente de mí, no  desaprovecharé esta oportunidad.

Pov Valeria.

Luego de llegar al hotel de nuevo, prosigo a colocarme el vestido blanco que me he comprado, aunque es un poco absurdo ya que, no tendré la boda de mis sueños. Será una simple transacción de negocios.

Me doy la vuelta para encarar a Jade quien se detiene de golpe, me inclino hacia Zayn pellizcando su mejilla.

“Hoy te quedarás en la guardería del Hotel”, anuncio al pequeño quien abre sus enormes ojos azules.

“Yo quiero ir, estás vestida como princesa”, comenta haciéndome puchero

“Quiero ver a papá”, suelta y dejo salir un suspiro.

“Lo conocerás muy pronto, te lo prometo… pero, mami tiene que hacer unos negocios primero ¿Está bien?”.

“Pregunto al pequeño que termina asintiendo, me envuelve con sus bracitos abrazándome”.

“Creo que te han venido a buscar, llevaré a Zayn a la guardería, ve adelantándote. Pensará que lo dejarás plantado”, acota Jade y asiento besando las mejillas regordetas de mi hijo.

“Te amo”, digo y él me mira con amor sosteniendo la mano de jade.

Dejo salir un suspiro colocándome erguida para caminar a la salida del Hotel donde se encuentra un auto oscuro con un sujeto que sostiene un cartel con mi nombre.

“Soy Valeria Morat”, digo señalando el cartel.

Él asiente dándome una sonrisa.

“Soy Dante, Señorita Morat. La llevaré directamente al registro civil, donde le espera el Señor”, expresa y asiento.

Subo al auto para ver cómo corre Jade en tacones, ella quiere protegerme de alguna manera.

“Hola, soy la mejor amiga”, dice Jade, provocándome una sonrisa y se sube al auto seguido de mí.

“¿Y este estirado de dónde salió?”, inquiere y la mando a bajar la voz.

“Seguro es de una compañía de taxis, no creo que trabaje para Vlad”, expreso arrugando mi cejo.

“¿Y si te estás casando con un millonario?”, cuestiona divertida”.

“Quizá un príncipe o algo así, por eso tanto misterio”, agrega creándose una historia en la cabeza mientras el auto avanza.

“No lo creo… dijo que era un simple CEO de una empresa pequeña”, comento ya que, me ha plantado la duda.

‘No parece un hombre simple en ninguno de los sentidos’ pienso posando la mirada al frente para ver el camino.

Llegamos al registro civil y nos bajamos del auto. Jade saca de su bolso un ramillete con de rosas blancas dándome una sonrisa.

“No hubo despedida de soltera y una boda enorme como te la mereces, mínimo un buquet”, expresa entregándomelo.

“Gracias”, menciono abrazándola.

El sujeto llamado ‘Dante’ aclara su garganta llamando nuestra atención.

“El Señor espera”, anuncia y asiento con mi corazón latiendo con fuerza.

“Bueno, es ahora o nunca”, comenta Jade alentándome a caminar a mi lado.

Subimos los pocos escalones de la entrada y cruzamos la puerta luego de registrarnos con los oficiales a cargo.

Trago con dificultad cuando veo su espalda tan fornida y cubierta por su traje a rayas en un azul marino, se gira de repente con sus manos en los bolsillos dándome una buena vista de su trasero. Remojo mis labios para encontrarme con sus ojos oceánicos viéndose tan imponentes que me hacen dudar por un momento de mi existencia.

“No puedo creer que te vas a casar con ese bombón, cuando dijiste que era atractivo me lo imaginé como Akim”, suelta Jade en un susurro.

“Estoy orgullosa de ti”, agrega, pero no puedo escucharla del todo, mis sentidos se ensordecen cuando me acerco a él.

“¿Hola?”, dice entornando sus ojos a mi amiga.

“Soy la que te pateará el trasero si le haces daño, así que, sí, tengo que estar presente, además de que soy su testigo oficial”, expresa Jade con confianza.

“Espero que no sea una molestia…”.

“No, está bien, procedamos”, Vlad corta mis palabras invitándome a cruzar las puertas dobles de madera, el lugar se encuentra vacío en los puestos, pero el jueza espera con su toga junto a los abogados de ambas partes.

“Se me olvidó comentarte que el contrato con mis condiciones será nuestro prenupcial”, agrega llamando mi atención y coloca al frente de mí unos documentos.

“Ya fueron leídos y están correctos”, comenta mi abogado.

Asiento confiando es esa palabra, si no firmo; no habrá boda. Trazo mi firma en los renglones que me indica y nos postramos  al frente del juez que comienza con la ceremonia oficial.

Jade se sienta en uno de los puestos y se acerca una vez para firmar como testigo. Arrugo el cejo al ver que el testigo de él es el mismo sujeto que nos trajo aquí.

“¿Es tu amigo?”, cuestiono hacia Vlad.

“Es mi guardaespaldas, cuida de mi vida, por lo tanto… sé que daría la suya para salvarme”, comenta sorprendiéndome.

“¿Por qué…?”, pregunto desconcertada

‘¿Por qué un hombre ‘sencillo’ tendría un guardaespaldas?’.

Vlad ignora mi pregunta postrando sus ojos al frente y me doy el tupé de ver su perfil tallado por los Dioses.

“Señorita Valeria Morat Ferrara, ¿Acepta casarse con el Señor Vladimir Novikov Tramell?”, cuestiona el juez llamando mi atención, pestañeo al escuchar el nombre completo de quien será mi esposo.

Pero no me suena familiar, quizá un poto su primer apellido.

“Acepto”, respondo sin más conectando mi mirada con la de Vladimir.

“Señor Vladimir Novikov Tramell, ¿Acepta casarse con…?”.

“Acepto”, interrumpe, Vlad.

El Juez asiente invitándonos a firmar y eso hacemos.

“Por el poder que me concede el estado de Washington y el manto de justicia notarial, los declaro Señor y Señora Novikov… ¿Señora, en el registro civil deseará adquirir el apellido de su esposo?”, cuestiona el Juez hacia mí.

Asiento, pues es lo que siempre se me ha inculcado.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar