Destinada a amarte -
Capítulo 101
Capítulo 101:
Miro a Vlad con los ojos bien abiertos, porque sé que, eso no será posible.
“Zayn, amor, papá no puede dormir contigo”, menciono con cierto pesar por la carita de él.
“¿Por qué? Tú duermes conmigo.
“Zayn…”.
“¡Quiero dormir con papá!”, interrumpe en un berrinche para restregarse los ojitos.
Tomo una bocanada de aire y observo a Vlad, su rostro me indica molestia y dolor”, ¡Déjame dormir contigo!”, insiste bajándose de la cama para abrazar las piernas de Vlad.
Mi esposo tiene los ojos rojos y levanta la mirada al techo.
“Lo siento…no puedo”, murmura Vlad notablemente afectado. Aparta a Zayn de él y sale de la habitación con apresuro.
El pequeño se queda sollozando y me inclino para calmarlo.
“Amor, papá no puede dormir aún contigo, pero sé que en un futuro lo hará… él quiere, pero tiene malos sueños ¿Te acuerdas qué hablamos de las pesadillas feas?”, inquiero y él asiente.
“Pero… cuando tengo malos sueños duermo contigo, yo le ayudaré, pelearé con los monstruos”, dice y se me arruga el corazón. Acaricio su mejilla.
“Sé que lo harás, cariño. Dale tiempo, él quiere superar esos malos sueños primero ¿Está bien?”. Él me mira con sus ojos azules redondos.
“Si”, responde finalmente.
“Gracias, amor”, digo abrazándole.
Vuelvo a llevarlo a su cama, le canto una canción de cuna y logro dormirlo. Cuando salgo de su habitación, me envuelvo la bata y camino hacia la habitación oscura; encontrándola vacía.
Arrugo el cejo y busco en las otras habitaciones encontrándolas igual. Muerdo mi labio para bajar la escalera y llego hasta su despacho, cuando abro las puertas vislumbro a Vlad de rodillas en el suelo con las palmas en las rodillas y la cabeza agacha.
Escalofríos me recorren el cuerpo. Cierro la puerta detrás de mí y él alza su rostro para mirarme. Veo sus mejillas húmedas por las lágrimas que brotan de sus ojos llenos de tristeza.
‘Mi corazón se rompe’. Destruyo la distancia agachándome junto con él y sujeto su rostro.
“Vlad ¿Qué haces aquí en el suelo?”, pregunto temerosa a alguna respuesta dolorosa referente a su pasado y su niñez. Él mira al lado como desorientado.
“No… no sé”, balbucea. Acaricio su rostro y mis ojos arden ante las prontas lágrimas mientras que, la garganta se me cierra.
Dejo salir un suspiro, pues no sé cómo tomará lo que estoy a punto de decir. Siempre dicen que a quien no busca ayuda; no hay que presionarle, pero mi Superman está quebrado en miles de pedazos en este momento y necesito que él esté bien.
“Me importas”, anuncio y sus ojos me observan con sorpresa, como si no hubiera escuchado eso nunca.
“Y porque me importas he conseguido la ayuda que necesitamos”, acoto, su cejo se arruga con mis últimas palabras.
Niega con su cabeza.
“Cariño, mírame”, pido.
“Terapeutas no”, dice con miedo, mis lágrimas no se retienen más y salen despavoridas.
‘Mi grandote’, pienso con dolor,
“Es la mejor terapeuta; una mujer, estuve investigando lo que sufres cada noche y lo que recetan es una terapeuta junto con un psiquiatra por los fármacos y terapia de pareja… quiero que no sufras más”, manifiesto, él me mira con intensidad.
“Me pedirá que me aleje de ti, sé qué hará eso”, gruñe entre dientes.
“Eso no pasará”, aseguro.
“Vlad… quiero que estés bien, es egoísta que vivamos así y sigas sufriendo ¿Crees que no lo vi en tu rostro cuando Zayn te pidió dormir?”, insisto con mis latidos intensificados.
Él traga con dificultad negando con la cabeza.
“Estoy bien cuando estoy contigo, cielo”, se rehúsa, clava sus océanos en mí dejándome sin aliento.
“Por favor, cielo, no me dejes… duermo contigo, duermo contigo, pero no me abandones…”, manifiesta y abro los ojos rompiendo sus palabras abrazándolo mientras él solloza en mis brazos y él se aferra a mi cuerpo.
Mis rodillas tocan el suelo para abrazar a Vlad de mejor manera; mi corazón duele al verle así.
“Nadie nos va a separar, el mal no ha podido y el bien tampoco lo hará… te quiero ver bien, cariño”, murmuro.
“Te adoro con mi alma, has llegado a incrustarte en mi corazón, como nunca pensé que alguien lo haría…mi esposo por negocios, resultó ser a quien estoy destinada a adorar”, manifiesto y mis palabras llaman su atención. Observo sus ojos y acuno su rostro acariciando sus mejillas.
“Mereces ser amado, adorado, deseado, sanado y protegido. Me encargaré de cada una de ellas”, digo con los pálpitos golpeando mi interior.
Su cejo se arruga mirándome con cierta sorpresa.
“¿Me adoras?”, pregunta con la voz rasposa.
“Como una loca”, reitero esbozando una sonrisa para acariciar su cabello espeso.
“Es mejor que comiences a acostumbrarte a eso, porque no me había dado cuenta de lo intenso que es adorar a alguien hasta que te conocí y no pienso alejarme de ti, eres mi grandote; mi Superman lujurioso y mi esposo irresistible”, reitero dejando salir un suspiro, él me clava sus ojos imponentes.
“Cielo… eres mi adoración desde que te detuviste a recoger unas monedas y cuando apareciste con ese short de mezclilla; nunca había querido tomar a alguien con tanta intensidad cómo a tú con ese atuendo despreocupado y estos ojos que maldición… son mi obsesión”, musita cerca de mis labios. Mis latidos enloquecen con sus palabras.
“Eso quiere decir que ¿Confías en mí?”, pregunto.
Él asiente con su cabeza.
“Acepta la ayuda, cariño”, sus ojos se abren. Toma una bocanada de aire y desvía su mirada de mí.
“Tengo miedo”, murmura,
“Siempre estaré contigo, nadie te hará daño”, dejo en claro.
“¡Siempre!”, pregunta y veo a Zayn reflejado en esa pregunta, por el tono y la inocencia que me muestra Vladimir.
Se me arruga el corazón al pensar en el pequeño que no protegieron y al cual le hicieron mucho daño.
“Siempre”, afirmo besando sus nudillos.
Él cambia su semblante para sostener mi rostro y acerca mis labios de los suyos en un beso intenso que revoluciona mis sentidos. Ambos nos besamos tirados en el suelo de su despacho y sin darnos cuenta, la pasión invade nuestro espacio. Detengo el beso mirándole.
“¿El que tengamos tanto se%o no te afecta?”, pregunto curiosa.
Por mi investigación la parasomnia se%ual podría ser incrementada por el estrés; el alcohol o el cansancio, no quiero ser la razón de que él no pueda dormir bien de noche. Una sonrisa aparece en $us comisuras; una muy hermosa.
“¿Qué?”, digo arrugando mi cejo con desconcierto.
Él niega con la cabeza.
“Me afectaría el que no tengamos se%o o no me dejaras hacerte el amor, cielo. Eres tan preciosa cuando te preocupas por mí, creo que no merezco eso”.
“Mereces más”.
“¿Más?”, arquea una ceja.
“Si, más y puedo darte ese ‘más’ cuando desees”, reitero sonriendo, él se sienta en el suelo y me coloco encima de él con mis piernas a cada lado, acaricio con mis dedos su nuca jugando con sus vellos.
“Señor Novikov, me tienes en tus manos”.
“Te quiero en cada parte de mi cuerpo”, manifiesta con intensidad haciéndome suspirar y mis mejillas arden.
“Como desees, cariño”, anuncio para besar sus labios de nuevo, sus manos se posan en mi trasero apretándolo con posesión mientras me muevo encima de él.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar