Derribando las barreras de mi CEO -
Capítulo 9
Capítulo 9:
Al llegar a la casa se dirigió a buscar a Emilia.
“Emilia, ¿Dónde está mi esposa?”
“Mi niño todavía no ha llegado”
“De acuerdo”
Kyle con soberbia se fue a su despacho, se dirigió al pequeño bar que tenía allí y se sirvió un vaso de whisky seco.
Estaba pendiente de la hora y cuando su esposa llegara.
Lindsey estaba súper emocionada porque habían aprobado todas las materias con honores y pronto recibiría su título de diseñadora de moda.
Ella llegó a la casa como siempre, va directo a su habitación emocionada y se metió en la ducha.
Kyle no sintió cuando ella llegó a casa, con los ojos inyectados de rabia, no comprende ¿Por qué esa insignificante mujer se atreve a engañarlo?
Se tomó la última gota de whisky que quedaba en la botella y salió de la oficina directo a su habitación.
Cuando estaba a punto de entrar a su habitación se giró, dio unos escasos pasos y giro la manilla bruscamente, en el momento que Lindsey salió del baño solo con un paño.
Lindsey al escuchar la puerta pensó que era Emilia, salió colocándose en su cuerpo una toalla, al ver a Kyle parado en la puerta con una mirada sombría, su corazón se contrae.
Los nervios se apoderaron de ella a tal magnitud que está casi temblando, toma fuerza y corre hacia la mesa para agarrar los lentes, pero él fue más rápido que ella y la sostiene por una mano arrastrándola hacia la pared.
Luego con su mano le agarró las dos manos de ella y se las colocó por encima de su cabeza y la otra mano la posicionó en su cuello.
Por unos segundos se queda cautivado por esos hermosos ojos grises verdosos que hacen juego con sus pestañas alargadas para dar forma con su angelical rostro, se sacude la cabeza de un lado a otro, para vociferar:
“Maldita, ¿Cómo te atreves a burlarte de mí?, sales todas las semanas, incluido los fines de semana a encontrarte con tus amantes”
Le quitó la mano del cuello y se la metió en el bolsillo de su chaqueta, sacó una libreta y una tarjeta negra y se la aventó en la cama.
“Allí tienes tu nueva cuenta bancaria con una suma de dinero para tus gastos y una tarjeta de crédito que puedes usar como quieras, pero de la casa no sales a menos que sea con Emilia”
Lindsey sitio como si le estuvieran aventando un balde de agua fría, no podía creer lo cruel que puede ser la vida, primero su familia y ahora este hombre que la desprecia.
‘Aquí está él de nuevo insultándome, me roba mi primer beso con sinfín de emociones, era lo más bonito que había sentido en mucho tiempo y luego aparece tratándome como lo peor’
Tenía ganas de llorar, pero no se iba a permitir derramar ni una lágrima, exhaló varias veces, sentía como si le faltara el aire, tomo valor de donde no los tenía y se manifestó.
“¡Por qué seas mi esposo no te da derecho a someterme! ¿Crees que quiero tu dinero? ¡Te equivocas! No puedes prohibirme salir de esta casa”
Kyle suelta una carcajada.
“Deja el disfraz de niña buena que no te queda, deberías de tener más cuidados y no dejar que te tomen fotos”
“¿Qué estás diciendo? ¿Qué fotos?”
Kyle metió la mano en el otro bolsillo de la chaqueta y posó las fotos en la cara de Lindsey.
“Cómo me explicas esto?”
Pasmada por lo que miraba, al no saber que eran esas fotos o como fueron tomadas, ella no ha estado con nadie, se asoma en su mente el día del evento, tartamudeando susurro:
“Yo… yo… no sé de esas fotos, ¿Quién te las dio?”
“Eres una cínica, ¿Me vas a decir que no eres tú?”
“Te pregunte ¿Quién te…?”
“Tu hermana”, dijo mientras le agarró la mano con fuerza.
Ella se quedó inmóvil ante su acción.
“¿Haría la diferencia, si te digo que lo que muestran esas fotos no es cierto? ¡No verdad! Así que cree lo que quieras y por favor suéltame”
Kyle, bajó su mirada a esos labios carnosos y la besó ferozmente, le metió la lengua explorando su boca, no sabe si es por rabia o deseo, pero quería más de ese rico sabor que emanaba de su boca.
Lindsey se llena de miedo, al sentir como es devorada su boca, sabe que lo hacía por enojo, forcejea para que la suelte, en eso se le cae la toalla.
A Kyle se le nubla la mente, quería más de ella, la lanzó en la cama con las manos agarradas y las colocó sobre su cabeza, con la mirada lujuriosa recorrió su cuerpo y observó sus hermosos senos redondos.
Lindsey entró en pánico y con un hilo de voz balbuceó:
“¿Por favor no me hagas daño?”
Kyle reaccionó, con rapidez se levanta y ve el terror en su mirada.
‘¿Qué diablos estoy haciendo?’
“¡Perdóname! ¡No quise hacerlo!”
Le da la espalda y sale de la habitación.
Esa noche fue amarga para Lindsey, su príncipe azul se convirtió en su peor pesadilla.
“Cielo santo, ayúdame a ser fuerte y no decaer, que hice para merecer tanto odio, yo nunca lo traicionaría para que me humille de esta manera”
Con el corazón arrugado grita de rabia:
“No voy a aceptar más tus ofensas, solo tendrás mi indiferencia”
Mientras Kyle se encierra en su habitación, en su mente maldecía por lo que estaba a punto de hacer, no se explica porque actuó así.
Pasó un dedo sobre sus labios y recordó el sabor exquisito de esa boca que provocó que su hombría reaccionara.
“¿Por qué se esconde detrás de esas gafas y esa ropa ancha? Lo que logré mirar es perfecto”
La mañana siguiente Lindsey se levantó con las emociones alborotadas, quiere matar al ogro de su esposo y a su hermana.
Sin ánimos de discutir con Kyle decide quedarse en la casa, ya las clases en la universidad se terminaron, solo quedaba ir a retirar su título.
Recostada decidió llamar a su amiga, extendió la mano hacia la mesita de noche y agarró su móvil.
“¡Hola! ¿Te pasó algo?”, contestó su amiga siempre en alerta.
“¡Cálmate!, te llamaba para avisarte que hoy no podré ir al taller”
Suspiró resignada.
“¿Por qué?
“Literalmente estoy bien, pero emocionalmente estoy furiosa, ayer el ogro entró a mi habitación, pensé que me iba a hacer algo, Courney le entregó unas fotos donde aparezco desnuda con dos hombres”
“¿Cómo con dos hombres?, no has estado con uno y ahora te llevaste dos hombres a la cama”, expresó su amiga.
“Según esas fotos sí, el tema es que me prohibió salir de la casa, lo que piense de mí ya me da igual”
Miró la libreta y la tarjeta que todavía estaba una esquina de la cama, se inclinó y la agarró con sus manos.
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