Derribando las barreras de mi CEO
Capítulo 76

Capítulo 76:

Damián dio unos pasos al escritorio de su hombre y se colocó detrás para ver lo que se reproducía.

“Esta cámara, muestra dos camionetas dirigirse a las afueras de la ciudad, coinciden con la hora del secuestro”, soltó el hombre.

“Gracias, prepárense para salir”

Damián se dirigió a su oficina, se sentó en su silla y llamó a su amigo para darle noticias de la investigación.

Óscar escuchó en silencio y colgó la llamada, echó un vistazo a los presentes para decir.

“Hay una pista, dos camionetas se dirigían hacia las afueras de la ciudad”

El Abuelo Hugo estaba pendiente de todo, al escuchar la información realizó una llamada.

“¿Qué información tienes de alguna propiedad de Fabricio en las afueras de la ciudad?”

“Hasta donde sé, no tiene ninguna”

Del otro lado de la llamada la persona se quedó reflexionando.

“Espera, una vez lo escuche decir que su mamá tenía una pequeña cabaña a las afueras de la ciudad, hacia Avalon, pero no sé las coordenadas”

“Gracias, pronto tendrás tu recompensa”

El anciano colgó la llamada y realizó otra. A los cinco minutos recibió en su teléfono la dirección exacta de la cabaña.

Kyle estaba expectante a cada movimiento que realizaba su abuelo.

El anciano miró a los cinco hombres que no le quitaban la vista de encima.

“Hasta aquí los ayudo, están en Avalon hacia el área boscosa, ya le envié las coordenadas a Óscar para que se encargue de organizar a los hombres e informe a su amigo para que los alcancen allá

Miró su nieto.

“¡Kyle! Tráeme a mi nieta con vida”

“Claro que sí, abuelo”

Unas lágrimas revoltosas rodaron por sus mejillas.

“No sé qué haré el día que ya no estés conmigo”

“¡Deja el drama! Vayan por sus mujeres y esa pequeña”

Kyle, Maximiliano, Óscar, Mario, Freed y Dexter salieron a organizar a los hombres para salir al rescate.

Lsa quería ir, pero Dexter no la dejo ir a montarse en el carro, la obligó a que le diera aliento a Antonella, que se encontraba sedada y le prometió mantenerla informada en todo momento.

Los hombres se montaron en unos carros blindados y salieron a toda velocidad, pero aún estaban muy lejos de su destino.

Lindsey levantó la mirada al sentir cómo giraba la manilla de la puerta y observó desde su posición como dos personas se introducían en la habitación.

“Mira Fabricio, te presento a mi otra hija, ella es Lindsey”, expresó Kathen con sarcasmo en su voz.

“Viste que hermosa es, ella te va a complacer en todas tus necesidades”

Le dio unas palmaditas al hombre en el hombro.

El hombre miraba a la chica fijamente embelesado, sus ojos mostraron ansiedad y en su boca dibujó una sonrisa depravada.

“Es un caramelito tu hija, prepárate, Lindsey para complacerme”

Lindsey estaba asqueada por el cerdo que tenía al frente, le lanzó una mirada de odio a Kathen.

“Pronto llegarán por mí y te juro Kathen que yo misma voy a vengar la muerte de mi madre, te mataré con mis manos por tu alma podrida, por malvada y por asesina”

“Bla bla bla, deja de decir estupideces, que de aquí vas a salir en una bolsa plástica para ser arrojada a la basura, si acaso te encuentra tu marido entera, será antes de que los gusanos te coman primero”

“Como te odio con todo mi ser”

Se levantó y se lanzó sobre Kathen, pero fue detenida por un robusto Fabricio que la impactó sobre la cama.

Kathen soltó una risotada punzante y fijó su vista en Lindsey.

“¡Disfruta hija! Si te portas bien, Fabricio te puede conservar como su juguete”

Le dio la espalda y tranco la puerta.

Fabricio mostró una mirada lujuriosa, sus ojos revelaban perversidad.

“Ahora tú y yo nos vamos a divertir”

Se acercó a la cama y agarró a Lindsey por los pies, atrayéndola hacia él.

“Eres un cerdo repugnante, un maldito enfermo, si piensas que me voy a dejar tocar por ti estás equivocado, mejor déjame ir, si mi esposo llega y se entera de que pensabas tocarme te puedo asegurar que vas a hacer hombre muerto”

“Hermosa, tú de aquí no vas a salir nunca, me vas a servir hasta que te mueras encerrada, vas a hacer mía por las buenas o por las malas, ahora me perteneces”

“¡Nunca voy a estar con usted! ¡Prefiero estar muerta! A dejar que coloques tus sucias manos en mí”

Lindsey forcejeo y tiraba patadas para que el hombre le soltará los pies.

“Maldita p$rra te voy a enseñar lo que es un hombre”

Fabricio la soltó, dio pasos rápidos hacia un costado de la cama y atrapó sus manos, ella forcejeó para soltarse, pero el corpulento hombre la acostó montándose sobre su cuerpo frágil.

“No te acerques maldito, no me toques, me das asco”, gritó mientras intentaba quitarse al pesado hombre encima de ella.

“Así me gustan, que sean unas fieras entre mis piernas”

Él agachó su cabeza y empezó a besar su delicado cuello, ella sacó fuerzas de donde no la tenía y dobló su cabeza hacia delante, mordió el pecho del hombre con fuerza hasta ver sangre sobre su camisa.

Fabricio era un cobarde que, al sentir el dolor, dejó de besarla y se bajó de golpe.

“¡Desgraciada! Te voy a tomar a la fuerza y luego yo mismo te voy a matar”

Parecía un animal herido.

Lindsey en ese momento sintió cómo su corazón quería salir corriendo por su garganta, el miedo se apoderó de ella.

Fabricio se estaba acercando a Lindsey cuando tocaron la puerta, él se giró y dio unos pasos hacia la misma, abrió para ver porque lo estaban interrumpiendo.

“¡Señor! Desde lejos se aproximan unos carros negros”

“¡Maldita sea! ¡Prepárense! Si de esta no salimos vivos, estas mujeres tampoco. Rocíen la cabaña con gasolina, ya saben qué hacer si nos vemos derrotados.

El hombre tragó en seco, y suspiro resignado, en su mundo ellos preferían morir a ser capturados por la policía.

“Sí señor”

Fabricio dirigió su cruel mirada a Lindsey.

Dio unos pasos hacia ella, la tomó con fuerza por su melena y levantó su cara.

Alzó su mano derecha y le propinó una sonora cachetada que le volteo la cara rompiéndole la boca.

“Si no llego a salir vivo de esto, ustedes se van al infierno conmigo”

Él arrastró a Lindsey fuera de la habitación, llevándola a la sala donde estaban las otras mujeres.

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