Derribando las barreras de mi CEO -
Capítulo 39
Capítulo 39:
“Esa semana en París se hospedó en el mismo hotel que tú, después que esta arpía salió de tu habitación, se dirigió al bar de ese mismo hotel y se encontró al mujeriego de Maximiliano, el tiempo que él estuvo en París ella lo pasó con él, tu primo ya viene en camino. Ese desnaturalizado ya recibió mis insultos por meterse con una desconocida sin protección buscando una enfermedad”, dijo el abuelo.
Catrina le echó una mirada con odio y escupió:
“Maldito viejo, a mí me respeta”
Kyle la miró con desprecio y le gritó.
“Te lo voy a preguntar una sola vez, y si me dices la verdad te dejo salir del país sin complicaciones, pero si me mientes te juro que te meteré a la cárcel y te haré allí la vida un infierno, ¿Qué paso esa noche en tu habitación?”
Sus ojos eran oscuros como la noche.
“Amor yo te amo”, susurró con un tono de voz temblorosa.
“Deja de decirme amor y responde maldita sea”, gritó con frialdad.
“Yo sabía que tenías mala bebida y te ofrecí vino ligado, cuando noté que hablabas entrecortado, te lleve a mi habitación, la idea era hacer el amor, yo estaba en mis días de ovulación, pero te quedaste dormido al lanzarte en la cama, logre desnudarte y lo demás ya lo sabes”, gritó entre llanto.
“Pero todo lo hice por amor, sabes que estoy sola en esta vida y tú eres lo único que tengo”
“Eres una basura Catrina, espero no volver a ver tu cara en mi vida o allí vas a conocer lo peor de mí”
Se giró hacia su abuelo.
“Te la dejo abuelo, mándala bien lejos del país”
Salió de la habitación a pasos acelerados, sin mirar hacia los lados.
“Kyle no me dejes, no por favor, yo te necesito, yo te amo…”
Catrina se quedó pasmada desde la cama mirando al hombre que amaba desaparecer por la puerta, el dolor que abrigaba su corazón era tan grande como el amor que sentía.
Ella se sentía una mujer abandonada y despreciada, no había logrado en unos meses que él sintiera el mínimo deseo por ella.
Minutos después entró a la habitación un hombre atractivo, alto, moreno, de ojos azules.
“¡Hola, tío! Ya me realicé la prueba de paternidad”
Suspirando con amargura continuó.
“Y efectivamente la prueba arrojó el 99% de paternidad altamente probable, soy el padre de ese niño”
“¿Ahora qué piensas hacer?”
“Afuera está una ambulancia esperando por el bebé, lo voy a llevar a casa de mi madre, la tía Sussan tiene una enfermera que se encargará del niño hasta que esté fuera de peligro”
Catrina al escuchar que se iban a llevar al bebe reaccionó.
“Es mi hijo y no te lo puedes llevar”
“Resulta que me utilizaste para salir embarazada y engañar a mi primo, pero eso no se va a quedar así, ahora vas a firmar unos documentos y me vas a ceder patria potestad y tutela de mi hijo”, respondió de forma fría y apática.
“No te voy a dar a mi hijo”, contestó con un tono melodramático.
Maximiliano dio unos pasos hacia la puerta y dejó entrar a un hombre que tenía rato esperando.
“¡Buenas tardes! Señora Catrina Cooper, mi nombre es Rilan Smith, estoy acá como abogado del Señor Maximiliano Miller”
Extendiéndole unos documentos continuó.
“Debe firmar estos documentos donde le cede todos los derechos del menor Max Miller a su padre, de no firmar puede ir a la cárcel”
“Kyle dijo que no haría nada en mi contra, ¿Por qué voy a ir a la cárcel?”
“¡Él no! ¡Pero yo sí!, como padre del niño te puedo denunciar por utilizar a mi hijo para destruir una familia, te darán de 2 a 4 años de cárcel, ¿Crees que un juez le dará la custodia de mi hijo a una expresidiaria?”
Sollozando firmó, no tenía alternativa, si protesta puede ir a la cárcel y de igual manera le iban a quitar los derechos sobre su bebé.
“Quiero verlo antes de que te lo lleves”
“¡No! Ya dejaste de ser su madre”
Tomó los papeles en sus manos y le dio la espalda para salir de la habitación seguido de los otros dos hombres.
El Abuelo Hugo habló con el médico y le dio el alta a Catrina, dos de sus hombres la montaron en el avión privado de la familia con destino a Paris, él sabe que allá como modelo puede hacer su vida.
Kyle salió del hospital y le pidió al chofer que lo llevara a su casa, el camino fue silencioso y sombrío, al llegar se bajó del carro y sin mirar a nadie aceleró sus pasos hacia su habitación.
Rompió todo lo que encontró allí de Catrina, luego se desnudó y se metió a la ducha, unas lágrimas rodaban por sus mejillas mientras se mezclaban con la lluvia artificial.
Dio varios puñetazos a la pared hasta que sus nudillos sangraron.
Estaba furioso por haber caído en las mentiras de Catrina, por haberla metido en su casa y por haber permitido que su matrimonio se acabara.
Se dejó caer de rodillas en el piso, recordó que unos meses antes había contratado a un investigador privado para saber de Lindsey, sin éxito no han podido dar con ella.
‘Sé abuelo que tienes que ver con que no la encuentre, espero que algún día mi muñequita logre perdonar por todo el daño que te he acusado’
La mañana siguiente Kyle se despertó, le contó lo sucedido a su nana, ordenó tirar todo lo que le pertenecía a Catrina, Emilia sorprendida lloró y abrazó con cariño a su niño.
Kyle desayuno solo, recordó que así era su vida antes de casarse. En la noche anterior muchas cosas pasaron por su cabeza y cambios llegarán a su vida.
Él después de desayunar se despidió de su nana, le pidió a su chofer que lo trasladara a un hospital, allí pidió una cita con un urólogo y se realizó la vasectomía, adolorido, caminaba hacia su carro entre susurros.
“Ahora ninguna mujer se va a aprovechar de mí, seré yo quien sea su verdugo”
Lindsey en poco tiempo se había convertido en una reconocida diseñadora de la ciudad, era solicitada por las novias de la región para que diseñara sus vestidos de novias y los de las damas de honor.
Dos meses después, Lindsey se encontraba en su taller dándole los últimos retoques a un vestido de novia que iba a ser enviado a una de las casas de moda más reconocidas en Florencia.
“¿Viste la hora que es y nos has almorzado?”, refunfuñó su asistente con los brazos cruzados.
“Ahora que termine de dar los últimos retoques al vestido que se debe enviar hoy mismo a la señora Magnolia”
Sonriendo se levantó con dificultad, ya que su pronunciado vientre a duras penas la dejaba trabajar.
“Te estaba esperando para que me acompañaras a comer, se me antojo un rico espagueti a la carbonara, con una deliciosa malteada de chocolate”
Isa, dando pasos cortos, se acercó a su jefa y le ofreció el brazo, regañándola le expresó:
“¡Lin! Tienes que alimentarte bien, no puedes pasarte de la hora de comer”
Haciendo pucheros, se aferró del brazo de su asistente y a modo de picardía le susurró:
“¿Qué esperas? Vamos, que tengo hambre”
“No puedo contigo jefa”
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