Déjeme ir, Señor Hill
Capítulo 2718

Capítulo 2718:

Charity estaba totalmente aturdida.

Solía pensar que Chester le caía mal.

Sin embargo, acababa de descubrir que ella y Chester habían roto porque se malinterpretaron a causa del complot de Sarah.

Parecía que Charity y Chester llevaban muchos años en un círculo vicioso.

Si ella no hubiera muerto, lo lamentaría y le parecería una lástima. Incluso culparía al destino.

Sin embargo, sus sentimientos hacia Chester se habían visto abrumados por el odio durante muchos años.

Él era la razón por la que Charity se resistía a las relaciones e incluso las resentía.

Lo que Chester había dicho esta noche por fin había aclarado las cosas, pero eso era todo.

«Eliza, dejando a un lado los problemas de antes, creo que hacemos muy buena pareja…».

La voz y la presencia hipnotizadoras de Chester se acercaron lentamente a ella.

Sin embargo, al acercarse a ella, sólo vio los ojos indiferentes de Charity.

Su cuerpo se congeló y, de algún modo, se sintió frustrado. «Al menos muéstrame algo de respeto. Después de todo, soy bastante guapo y tengo buena voz y físico…».

«Es tarde. Si insistes en quedarte aquí, puedes dormir en la habitación de invitados. Esta noche estoy agotada».

Con eso, Charity se dio la vuelta y se dirigió escaleras arriba. Vestida con su pijama, su silueta parecía frágil y delgada.

Su fragancia flotaba en el aire.

Mirando su figura, Chester no se excitó se%ualmente en absoluto, lo cual era raro.

En aquel momento, se sintió tranquilo por alguna razón.

Quizá por fin había expresado los sentimientos que había estado enterrando en lo más profundo de su corazón, así que ahora estaba menos estresado.

Aun así, nunca pensó que Eliza se convertiría algún día en la mujer que más le comprendiera.

Ese tipo de sentimiento tampoco estaba tan mal.

Chester echó un vistazo al vino tinto del estante, sacó una botella y la abrió. Sólo después de beberse la mitad de la botella, se dio un baño.

El cuarto de baño del primer piso no tenía artículos de aseo para hombres. Sólo había una toalla rosa colgada del toallero.

Los finos labios de Chester se curvaron en una sonrisa.

Parecía que Max no había pasado la noche aquí.

Después de bañarse, Chester cogió la toalla y se secó con ella. Incluso percibió un leve aroma refrescante y supo al instante que Eliza la había utilizado antes.

Cuando terminó de lavarse, eran casi las tres de la madrugada.

Se tumbó en el dormitorio desconocido y, a pesar del cansancio, no tenía ganas de dormir.

Charity, que estaba arriba, tampoco tenía ganas de dormir.

Lo que dijo Chester sobre la fiesta de graduación, Larry y Sarah seguía resonando en su cabeza.

¿Qué habría pasado si Sarah no se hubiera entrometido en su relación?

¿Qué habría sido de Chester y de ella?

No parecía haber respuestas a las preguntas.

A veces, no podía entender por qué tenía que cruzarse con Sarah, la mujer demente.

Sarah era la razón por la que la Familia Neeson había perdido tres vidas.

Charity no pudo dormir en toda la noche.

Cuando finalmente se durmió, estaba medio despierta y muy incómoda.

Sobre las 7 de la mañana, se despertó para preparar el desayuno.

En cuanto a Chester, le despertaron los gorjeos de los pájaros al otro lado de la ventana.

Después, se puso unos pantalones y salió.

En la cocina, Charity estaba con un delantal, haciendo tortitas. Había comprado las tortitas en el supermercado. Sólo tenía que calentarlas, añadirles sirope, mantequilla y bayas, y las tortitas estarían deliciosas.

Chester miró las tortitas.

A pesar de llevar tiempo viviendo con Eliza, apenas la había visto cocinar.

«Haz una para mí también». De repente, Chester se acercó a ella y le dijo al oído.

La voz conmocionó tanto a Charity que le tembló la mano. Se dio la vuelta, sólo para ver a Chester con los pantalones informales negros que llevaba ayer, pero con la parte superior del cuerpo desnuda. Su cintura por encima del cinturón era delgada, y tenía músculos firmes y líneas visibles en el cuerpo. Con su corte al rape, desprendía una sensación de sensualidad salvaje.

.

.

.