Cuando nos amábamos
Capítulo 4

Capítulo 4:

Sonaba una música relajante en el coche adecuadamente caldeado, que contrastaba con el viento frío que soplaba fuera.

Acurrucada en los brazos de Christian, Jessica estaba preocupada: «Christian, qué frío hace fuera. ¿Qué haría mi hermana si la dejaran sola?».

«¿Ella? Merece sufrir un poco por cómo acaba de hablarte. Es tu hermana mayor, ¡por el amor de Dios!».

«Pero no está bien». Ella estaba sombría de repente, lo que le rompió el corazón, «No soy tan buena como mi hermana después de todo».

«¿De qué estás hablando? Tú eres la mejor. Ella no puede compararse contigo».

Después de escuchar eso, ella lo miró y se rió, «Sabía que eres el mejor para mí… Pero todavía estoy preocupada por ella. ¿Por qué no volvemos a recogerla? ¿Y si se resfría con este tiempo?». Él guardó silencio.

Ella le cogió del brazo, temblorosa y suplicante: «¿Quieres escucharme, por favor, cariño? La hermana es una buena persona».

Su voz era solemne: «¿Has olvidado cómo te hizo daño? Estuviste mucho tiempo en el hospital, ¡y podría haberla matado por eso!».

Ella enterró la cabeza en su hombro, donde él no podía verle la cara. Estaba sonriendo, pero su voz era compasiva: «No digas eso. Fue culpa mía. No tuvo nada que ver con Vivian…»

«Eres demasiado amable».

Dicho esto, Christian le dijo al conductor que volviera al aeropuerto de todos modos. No se esperaba una escena así.

Ella, Vivian Joseph, era tan atrevida como para subirse al coche de otro hombre. ¡Qué desvergonzada!

Jessica tampoco se lo esperaba. Inmediatamente se dirigió a Vivian, tratando seriamente de hacer entrar en razón a su hermana: «Hermana, sé que no te caigo bien. Pero tengo que decirlo. Ahora eres la señora North. Será mejor que lo tengas en cuenta y cuides tus modales delante de los demás».

Vivian la miró fríamente. Cualquiera podía decir eso menos Jessica. No estaba en condiciones de darle un sermón.

Probablemente frustrada por la fría mirada de Vivian, Jessica cambió rápidamente de tono: «No importa si nuestros padres y yo nos avergonzamos o no, porque al fin y al cabo eres mi hermana mayor más importante».

Patrick conocía muy bien a los Joseph. Siempre le había caído mal Jessica. Supo al instante lo que pasaba cuando Jessica apareció con Christian.

Se puso furioso después de oír el discursito de Jessica: «¿La más importante? No tienes ni idea de cómo está el cuerpo de tu hermana ahora mismo. Si ella…»

«¡Basta! Patrick, ¡para, por favor!» Vivian lo interrumpió sin pensarlo. Aunque Christian supiera lo de su operación de corazón, ¿qué pasaría entonces? Él debe desear que ella hubiera muerto en la mesa de operaciones.

«Entonces, ¿sabes cómo está el cuerpo de mi hermana?» Jessica abrió mucho los ojos y se tapó la boca sorprendida: «¡No manches la inocencia de mi hermana!».

Patrick se refería claramente a la enfermedad cardíaca de Vivian. Pero Jessica tergiversó sus palabras convirtiéndolas en una obscenidad implícita.

Christian entrecerró los ojos y su voz fue más fría: «Sabía que eras demasiado desvergonzada para quedarte en tu sitio. Pero nunca esperé que te estuvieras enrollando con él, ¡mi amigo de la infancia! ¿No lo sabes?».

«Soy un ser humano. Puedo ser fría y puedo estar triste». argumentó Vivian. Cuando miró al hombre alto y guapo que se suponía que era su marido, no pudo evitar resoplar.

¿A qué venía todo esto?

¿Esperaba que estuviera a su entera disposición? ¿Que no se moviera de su sitio? ¿Era una mascota?

«¡Christian, no es lo que piensas!» Al darse cuenta de que algo iba mal, Patrick se apresuró a explicar: «¡No hay nada entre Vivian y yo!».

«Estás diciendo que no pasa nada entre vosotros dos. Entonces, ¿cómo lo vas a demostrar?» Christian estaba cada vez más enfadado mientras sus ojos vagaban entre su infancia y su esposa.

Patrick no podía creer que le hubiera hecho semejante pregunta. Estaba estupefacto.

Vivian no podía soportarlo más. Estaba llorando: «Después de todo, no me crees».

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