Corazón esteril -
Capítulo 71
Capítulo 71:
La fiesta transcurre en armonía, hemos terminado la comida y están en el show de botargas cuando entra el pastel donde seis velas enormes y los nombres de Elián y Evan destacan.
Los invitados y familiares cantan ‘feliz cumpleaños’ mientras Izar, Amelie, Logan, Elián, Evan y yo nos acercamos para soplar a las velas como ya es una bella tradición familiar.
Logan me abraza mientras Amelie se sitúa entre Izar y yo, Elián y Evan delante disfrutando del canto de todos los invitados.
Los abuelos y tíos toman fotografías sin cesar y yo miro a mi familia unida, fuerte y siento mi pecho llenarse de felicidad.
Izar toma mi mano y me mira con tanto amor vocalizando un ‘gracias’
Aunque a decir verdad soy yo la agradecida de encontrarme con él y con toda la alegría que trajo a mi vida, me dio cuatro hijos hermosos, me dio una familia, un hogar y ha hecho de mi vida una aventura que cada día agradezco a cielos vivir.
Criando a cuatro personitas que cada día hacen mi sueño realidad al verlos crecer felices y a lado del amor de mi vida, el dueño de mis sueños y de mi noches de desvelo, el hombre que me arrojó un día al piso y no me di cuenta que desde ahí caí en sus brazos.
“Te amo mi amor”, dice rompiendo mi ensoñación.
“Y yo te amo más”, digo mirando sus hermosos ojos.
“¡Mamá, papá, vamos a apagar las velas!”, dice Logan con emoción.
“¡Pidan un deseo todos!”, dice Amelie.
“Uno, dos, tres…”, dicen los invitados y entre los seis soplamos fuerte a las velas,
Pero yo no pido nada, porque mis mayores deseos, están aquí a mi lado.
“Mis hermosas seguidoras, lo prometido es deuda Amelie”.
Siento mariposas en el estómago por fin es mi graduación.
Miro mi toga y el birrete y siento una gran satisfacción combinada con melancolía y mucha emoción.
Giro el rostro y miro mi collage de momentos felices y no puedo evitar que un nudo se instale en mi garganta.
Cuando era pequeña anhelaba tanto una familia real, cómo la de mis compañeras de clase.
Soñaba con tener una mamá que me llevará al colegio, que me consintiera, que fuera mi cómplice…
Y la vida me la dio.
Tal vez fue la respuesta a tanto que lo pedí y me alegro porque aunque mi papá ha sido maravilloso padre conmigo y Logan, sé que con la llegada de mamá todo se maximiza.
Lo bueno se hizo mejor y mi familia creció como un fuerte árbol que ha resistido fuertes ventiscas, terremotos y hasta incendios ‘figurativamente’
Hemos atravesado tantas pruebas y hoy, que me miro cumpliendo una de mis metas estoy completamente segura que mi familia ha sido punta de lanza para lograrlo.
“Mi amor, ¿Estás lista?”, pregunta mi papá tocando a la puerta.
No contesto pero le abro inmediatamente.
Me mira y sus ojos se humedecen y brillan por las lágrimas que lo quieren traicionar.
“Tengo tres anhelos en la vida, torbellino…”, dice mirándome con tanta ternura que el bendito nudo se vuelve a instalar en mi garganta
“Uno se está cumpliendo en este momento, verte con esa toga y esa sonrisa”.
“¡Papá!…”, digo arrastrando la palabra, conmovida por su declaración.
“El primero es ese, poder darles valores y educación para que ustedes puedan defenderse en la vida cuando yo ya no esté, el segundo; poder verlos a los cuatro formando sus propias familias y que eso los haga tan dichosos como ustedes me han hecho a mí y el tercero es poder entregar a mi princesa de blanco en el altar al hombre que la merezca”, dice emotivo.
Mis ojos se llenan de emociones en forma de lágrimas
“Eres mi bebé, mi princesa, pero también se la mujer fuerte y decidida en la que te has convertido y estoy muy orgulloso de ti y doy gracias a cielos y a ti madre que me regalaron el privilegio de ser el papá de tan maravilloso ser humano…”, continúa.
Me lanzó a sus brazos llena de emoción, de amor y con el pecho ensanchado por el sentimiento que tengo en este momento.
Después de unos maravillosos segundos dónde nos abrazamos sin que haya nada más que él y yo y escucho su corazón latiendo emocionado mientras estoy casi cubierta por él y mi cabeza está escondida en su pecho me dice…
“Mi amor, vámonos si no queremos que tu madre enloquezca y venga por nosotros”, dice con tono divertido.
“¡Cielos nos libre! No quiero que vayas a dormir en el sofá por desobediente”, digo aguantando una pequeña risa.
“Para con eso…”, dice chocando su cuerpo con el mío
“Vamos antes de que tu madre amenace de nuevo con mandarme al sofá”, dice.
Veo su chispeante sonrisa.
Llegamos dónde mi mamá y la veo acomodando las corbatas de mis hermanos. Es gracioso verlos a los tres juntos.
Cualquiera podría pensar que es muy difícil diferenciar entre Elian y Evan porque son como dos gotas de agua, pero basta ver qué Elián está jaloneando su corbata, moviendo las piernas, mientras Evan permanece quieto mirando a mamá acomodar la corbata de Logan y sabrás quien es quien.
“Ha llegado la graduada”, dice Logan con esa voz grave que está tomando a la cual aún no me acostumbro.
Mi madre gira para mirarme en ese vestido color marfil que la hace ver cómo una diosa.
Sus ojos inmediatamente se llenan de lágrimas.
“Mi bebé…”, susurra y se acerca para abrazarme con tanta delicadeza y amor.
“Bueno, bueno… mujeres, vámonos que se hace tarde para la ceremonia de graduación”, dice mi papá en medio de un carraspeo que rompe nuestro emotivo momento.
Entramos a casa y ya están las personas más allegadas a nosotros esperando para festejar mi graduación.
Veo al abuelo Octavio hablando al oído de mi abuela Amelia y me acerco a ellos para abrazarlos y recibir sus acostumbrados mimos.
Es maravilloso verlos convivir en Evan y Elián como si fueran sus nietos de sangre no hacen distinción entre los cuatro.
Y lo mismo sucede con el abuelo Andrew. Es muy tierno con nosotros y hasta me atrevería a decir que yo soy su consentida.
Veo a mi abuelo Gregory y a la abuela Josephine hablando con mamá muy sonrientes ¡Ja! Creo que papá tiene razón, la quieren más que a él,
Me acerco a saludar a cada persona, están los tíos Lily y Albert con su pequeño retoño que es un rapaz igual que mis hermanos, los saludo y entre abrazos me dicen lo orgullosos que están de mí,
“Pasemos al comedor por favor”, dice mi mamá y poco a poco vamos avanzando hacia allá.
Miro hacia el recibidor y veo a Nicolás abrir.
Extra dejando ver a el abuelo Andrew y eso me emociona de sobremanera.
Mis pies se mueven por si solos y me apresuró a su encuentro dándole un fuerte abrazo.
“¡Abuelo!”, digo abrazándolo mientras él me recibe con una gran sonrisa.
“¿Cómo está mi princesa de vainilla?”, dice con cariño.
Cuando nacieron mis hermanos le pedí que fuera también nuestro abuelo y me puso ese apelativo por ser su única nieta mujer, hasta que sus otros hijos le den nietos y haya posiblemente una niña. Siempre seré su princesa de vainilla.
“¡Muy feliz!”, le digo sinceramente.
“Te traje algo para esta ocasión tan especial”, dice mientras saca una pequeña cajita de su saco.
“Espero que te guste”.
Tomo la pequeña cajita y hay un pequeño dije de oro con forma de corazón con un diamante.
“Es hermoso abuelo”, digo mirando la delicada pieza y regreso la mirada a él.
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