Corazón esteril -
Capítulo 43
Capítulo 43:
Me mira sin decir nada, su respiración tratando de volver a la normalidad.
“Estoy aquí… estoy aquí mi amor, estás a salvo…estoy aquí”, le repito una y otra vez mientras veo como su mirada recupera la claridad.
Cuando veo que su rostro está tranquilo, doy un pico en sus labios y limpio su frente. Levanta su mano y la posa en mi mentón dónde una incipiente barba se asoma.
“Buenos días…”, me jala hacia ella y me da un beso profundo, apasionado pero a la vez lleno de ternura.
De pronto mi puerta se abre de sopetón y dos pequeños torbellinos en pijama entran corriendo y con cara de infinita alegría.
“¡¡Isabella, volviste!!”, gritan mientras suben a brincotear a mi cama lanzándose a los brazos de Isabella.
“¡¡Volviste!!”, siguen gritando y llenando a Isabella de abrazos y besos mientras yo soy arrollado por ellos.
“Claro ¿Pensaban acaso que no lo haría?”.
Me levanto y los miro ahí sobre Isabella parloteando sobre todo lo sucedido en estos días. Ese cuadro para mí llevaría dos nombres ‘Familia’ ‘Felicidad’.
“Estoy al tanto de que Isabella está contigo, estoy feliz por ti hermano. Te mereces la felicidad que les espera juntos. Pasado mañana le tomaran declaración para iniciar el proceso. Esas ratas están a punto de comer m!erda”, decía un mensaje de Albert al tomar mi móvil.
Sonrió ante el mensaje y vuelvo la vista a mi familia, Amelie está de pie a espaldas de Isabella haciéndole una trenza, mientras Logan está en su regazo contándole no sé qué cosas.
“Logan… ¿Aún quieres ir a la playa?”, pregunto y llamo la atención de los tres.
“¡Siiiiiii!”, explotan en gritos mis dos torbellinos mientras Isabella me ve con confusión pura en el rostro, sin entender que está pasando.
Objetivo: Llevar a mi familia a la playa
Obstáculo: Isabella quiere que le avisemos al señor Lennox.
Misión: Hacerle un video llamada para pedir permiso terminando del desayuno.
“Señor Lennox, que gusto verlo”, niego para mi ante mi timbre de voz chillante
“¡No así no! Señor Lennox, que bien se ve hoy… ¡No así tampoco! …Andrew, Isabela y yo…”.
Suelto los brazos a mi costado decepcionado de mí mismo. He hecho contratos multimillonarios con hombres que son tiburones con grandes imperios y no me ha temblado la voz ¡No puede ser que esté tan nervioso por esto!
“Mi papá no muerde”, dice Isabella detrás de mí y al mirarla está recargada en el marco de la puerta mirando con los brazos cruzados.
Se ve tan hermosa.
“Mi amor tienes casi veintisiete años ¿Por qué tenemos que pedir permiso?”, digo a punto de caer muy bajo y hacerle un puchero.
“No le vamos a pedir permiso, solo es avisarle, estoy recuperando mi relación con él y aparte está preocupado por todo lo que ha pasado. Me gustaría que se sienta tomado en cuenta”, me dice tranquila y con un gesto de paz en su rostro.
“Está bien, hagámoslo”, le digo entendiendo lo importante que es para ella.
“Hola corazón, hola Izar”, dice el señor Lennox sonriente en la pantalla del móvil de Isabella.
“Hola papá”, contesta Isabella.
“Buenos días señor Lennox”, contesto casi al tiempo de Isabella.
“¿Cómo están? ¿Qué sucede?”.
Tomo un respiro.
“Señor Lennox…”.
“Andrew, llámame Andrew por favor Izar, ya suficientemente viejo me siento”.
Niego y sonrío.
“Ok, Andrew. Mi amigo Albert se está encargando de todo el proceso legal que vamos a iniciar y me llamo está mañana para informarme que pasado mañana tomarán la declaración de Isabella para dar inicio formal a las diligencias”.
Isabella me mira bastante interesada al igual que su padre.
“Ok, entiendo. Agradezco que tu amigo se haga cargo”.
Asiento y carraspeo un poco.
“Andrew después de esta situación tan difícil me gustaría mucho llevar hoy y mañana a Isabella a la playa con mis hijos, ellos la extrañaron mucho y esperaron que regresara para hacer este viaje, están muy ilusionados pero sobretodo porque va ella. De verdad si tú hubieras visto la insistencia con la que preguntaban por ella…”.
“Izar…”, dice Andrew interrumpiendo mi vómito verbal y me doy cuenta que Isabella me mira con una gran sonrisa en la boca ¡Cielos!
“Está bien que vayan a distraerse, creo que ambos lo necesitan”.
Sonrió y aprieto el muslo de Isabella en señal de la alegría que siento.
“Gracias Andrew”, digo con total sinceridad.
“Digo, no es como que tuvieran que pedirme permiso, pero les agradezco mucho que me tomen en cuenta… Izar”, cambia su tono a uno más serio.
“Gracias, me siento tan tranquilo de que Isabella este contigo… has demostrado con hechos lo mucho que la quieres y que siempre cuidarás de ella”.
“Eso tenlo por seguro Andrew”.
Hay muchos beneficios en ser un hombre que no tiene que preocuparse por el dinero Siempre he pensado que la solvencia economía ciertamente no te puede comprar lo más valioso y real de la vida, la salud, la amistad, el amor…
Pero en este momento que veo a Isabella con Logan en brazos dormido a punto de aterrizar en una isla privada con la facilidad de disponer de mi tiempo y recursos para dedicarlo a mi familia, agradezco a la vida.
Bajamos del jet privado y la brisa cálida y húmeda nos recibe, Logan no soltó a Isabella y Amelie siguió su ejemplo y se acomodó sin molestia alguna en mis brazos.
El sol de la tarde en todo lo alto nos acompaña mientras nos dirigimos en camioneta a la casa de playa.
Pocas veces he venido y esas pocas veces fue cuando Amelie era pequeña, cuando se fue Renata deje de salir a ninguna parte, me encerré en un caparazón de dolor que recién se ha fragmentado y cae a pedazos gracias a la mujer sentada a mi lado que observa a mi hijo dormir como si fuera la octava maravilla del mundo.
‘Debería ponerme celoso’
Lo cierto es que amo la relación que están construyendo poco a poco ellos tres.
Entramos a la casa y está igual que la última vez que venimos, sus blancas y altas paredes con ventanales grandes que dan una maravillosa vista de la playa, los muebles acorde a la decoración.
Todo impecable. Debo agradecer al matrimonio que se hace cargo de manera excepcional del mantenimiento del lugar.
Mas tardamos en entrar cuando los torbellinos que venían”, dormidos’ se bajan inmediatamente de nosotros y corren a cambiarse de ropa.
¡Claro! fue muy iluso de mi pensar que venía a descansar.
“Te muestro la habitación para que te pongas cómoda mi amor”.
Asiente y toma mi mano dejándose llevar por mí.
Llegamos a la habitación y su cara resplandece. Mira la mullida cama y se dirige a la pared de cristal que deja ver la terraza con una alberca infinita y el jacuzzi.
Regresa su mirada a mí y se ve emocionada.
“Es hermosa Izar”, me dice y asiento.
“Ponte cómoda, voy a ver qué esos pequeños torbellinos no destruyan algo en los primero cinco minutos de haber llegado”.
Regreso a la habitación pero no encuentro a Isabella, me dispongo a cambiarme y elijo un bañador negro que me queda a medio muslo la tela es pegada pero muy cómoda, dejo mi torso descubierto y termino el sencillo outfit con sandalias de tiras anchas.
Salgo de la habitación y escucho la voz de Isabella venir de la cocina. La encuentro recargada en la encimera de la cocina dándome la espalda, hablando de lo más tranquila con Ginger la mujer que cuida la casa con su esposo y que cocina para nosotros.
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