Contigo -
Capítulo 85
Capítulo 85:
POV: Mónica.
“Si, con ella, pero apenas desaparece de tu vista te transformas en un ogro amargado”.
“Eres el peor guardaespaldas”.
“Bueno, déjame en Los Ángeles”.
“Eso jamás”.
Al fin dejaron de discutir y subimos al jet.
Nos pusimos cómodos durante el despegue me quede en mi asiento, pero una vez ya estábamos en el aire me pare.
Me senté en el regazo de Alonzo mientras escondía mi cara en su cuello y él me rodeaba con sus enormes brazos, en definitiva este es mi lugar seguro.
POV: Alonzo.
Mónica durmió en mi regazo todo el vuelo, se ve como una niña pequeña.
Aterrizamos en las Bahamas.
Sinceramente para nosotros una luna de miel en Europa no era emocionante ni nuevo, durante nuestra adolescencia viajamos mucho juntos por Europa.
Tenemos buenos recuerdos en ese continente pero quería que para la luna de miel fuese algo especial.
Sé que a Mónica no le gusta mucho la playa porque su delicada piel se quema y se pone roja pero en mi idea salir de la habitación no es lo principal; hacerle el amor con una bella vista del mar caribe tras nosotros es una fantasía qué tengo y no voy a desaprovechar esta oportunidad para hacerlo una y mil veces.
“Amor”.
Acaricio su bello rostro y le doy un beso en la frente, vamos a aterrizar.
Siento como se remueve y poco a poco abre los ojos, esos océanos azules qué me encantan se encuentran conmigo y su sonrisa perezosa aparece haciéndome sonreír también.
“¿Llegamos?”, pregunta con una voz somnolienta.
“Si, debemos sentarnos en nuestros asientos”, la ayudo a sentarse en su asiento y a colocarse el cinturón de seguridad.
Una vez aterrizamos y bajamos del jet, la briza salada golpea nuestra piel y veo a Mónica hacer un puchero rio y la abrazo por la espalda.
“Prometo que vas a disfrutar”, susurro a su oído.
“Más te vale”, se gira en mis brazos.
Coloca los suyos alrededor de mi cuello la levanto y sus piernas por impulso se enrollan en mi cintura lo que provoca qué mis manos vayan a su trasero, nos besamos como si no estuviéramos en la pista de aterrizaje aun.
“Consigan una habitación”, escucho a Antonio decir tras nosotros lo que me hace reír.
“Somos recién casados déjanos ser feliz”, le dice Mónica.
“Mocosa ustedes actúan como recién casados desde el primer día que se reencontraron”.
“Bueno es que no podemos evitar expresar nuestro amor por el otro”, dice con una hermosa sonrisa mientras la bajo al suelo y la tomo de la mano para dirigirnos al auto.
Llegamos al hotel y nos dirigen a nuestra cabaña privada, la de Antonio está cerca pero lo suficientemente lejos para que deje de quejarse por ver nuestras muestras de cariño.
Una vez entramos a la cabaña, Mónica observa todo con detenimiento se voltea y su mirada se encuentra con la mía
“Linda vista”, comenta ya que se ve el azul mar desde aquí, de hecho la cabaña esta sobre él, pero yo no estaba viendo para nada el mar, la estaba viendo a ella.
“Hermosa”, digo acercándome a ella, la vuelvo a levantar y ella ríe, esa risa hermosa que llena mi alma y daría lo que fuera por escucharla siempre.
La beso y ella corresponde con la misma necesidad, la ropa va estorbando y nos deshacemos de ella mientras la coloco con delicadeza en la cama, beso cada centímetro de su cuerpo, me detengo en su vientre
“Hola pequeños, estoy feliz qué vengan en camino, desde ya los amo”.
Beso su vientre donde nuestros dos bebes crecen y bajo hasta su entrepierna sus jadeos y gemidos inundan la habitación tomo entre mis labios su clítoris y lo estímulo, mientras mis dedos entran en ella haciéndola arquear la espalda.
Me tomo mi tiempo mi lengua juega con su hinchado clítoris, cuando está a punto mi lengua se introduce en ella tomando por completo su orgasmo, disfruto hasta la última gota.
Sé que aún no ha recuperado el aliento pero no puedo resistir más mi miembro esta duro, me acomodo entre sus piernas y me introduzco en ella de un golpe haciéndola g$mir.
Nuestras caderas comienzan a moverse, estoy conteniendo me, siendo delicado para no lastimarla a ella ni a los bebés, aunque la doctora dijo que no había problema aun siento que puedo lastimarlos.
“Más”, pide ella.
“Amor, no te quiero lastimar”, toma mi rostro entre sus delicadas manos y su mirada se conecta con la mía
“No lo harás amor”, me empuja y queda a horcajadas sobre mí, y comienza a moverse deliciosamente.
“No me lastimaras, por favor”, pide mientras besa mi cuello, apretó sus caderas y la ayudo a moverse mientras yo muevo mis caderas entrando por completo en ella, debo admitir que ella me vuelve loco y es imposible no darle lo que me pude.
Hacemos el amor como si nunca lo hubiéramos hecho antes disfrutando el uno del otro al máximo, puedo perderme en esta mujer toda la vida, de eso estoy seguro.
Después de una agotadora sesión de se%o nos quedamos dormidos y despertamos al atardecer, la vista a esta hora es preciosa, y con ella desnuda a mi lado no puedo pedir más.
“Deberíamos ir a nadar”, dice ella viendo el mar
“¿Estas segura?”, pregunto, ya que sé que el sol y ella no se llevan nada bien.
“Si, ya está atardeciendo, este sol no me quemara tanto”.
Tomo sus palabras, primero nos damos una ligera ducha para quitarnos un poco el sudor y lo demás de nuestra deliciosa sesión.
Nos ponemos traje de baño, y bajamos los escalones qué de nuestra cabaña dan directo al hermoso y azul mar caribe, disfrutamos un rato del mar entre besos y abrazos.
“Debemos salir, tú y los bebés deben alimentarse”, digo mientras aún estamos abrazados en el agua
“Creo que esta vez si te tomare la palabra, muero de hambre Salimos, nos vestimos con ropa cómoda y vamos a tierra firme pero no antes de avisarle a Antonio.
“Al fin, les da por comer”, dice Antonio cuando llega a nuestro lado.
“Eres el guardaespaldas más quejumbroso qué conozco”, le comento
“Bueno, yo no quería venir, prácticamente me obligaste, así que te toca aguantarte”.
“Sabes, si otro guardaespaldas me hablara como tú lo haces ya estaría despedido”.
“Lo sé, pero no lo harás, sabes que soy el mejor, nadie protegería a esa mocosa como yo, porque para mí ella es familia”, dice mientras cruza miradas con Mónica.
De verdad ella ha sabido ganarse a las personas.
Sé que Antonio estaría dispuesto a dar su vida por ella, en la mira como a una hermana y me alegro que ella lo tenga a su lado, aunque me saque de Casillas por eso también lo molesto en venganza.
Creo que a este punto ya es divertido para ambos.
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