Contigo -
Capítulo 75
Capítulo 75:
POV: Alonzo.
Nos movilizamos hasta el lugar junto con Joseph, tanto Antonio como el tenían armas cuando les pedí una me miraron extraño.
“Se usar un arma”.
“No te ofendas, pero solo serás un estorbo”, lo mire furioso.
“Señor deje que Antonio y yo nos encarguemos”, dijo Joseph.
“Quédese detrás de nosotros”.
“Sabes Joseph te respeto mucho, pero soy yo el que conoce a Isabel”.
“Señor según lo que ella dijo en esa llamada no está sola, no quiero poner en riesgo a la niña”, suspire frustrado, sé que Joseph tiene razón y eso me pone furioso.
“Está bien, solo manténganla a salvo”.
No lo parece, pero desde que Mónica desapareció hasta este momento ha pasado más de un día, ninguno ha dormido.
Le cayó un mensaje a Antonio al teléfono, este me miró serio.
“¿Qué sucede?”.
Nicol y el papá de Rodrigo hicieron transferencias importantes a Isabel
“¿Cómo no lo vimos antes?”.
“Usaron cuentas en el extranjero por eso nos costó encontrarlo”, explicó.
“Maldición estuvieron en nuestras narices, juro que los voy a hundir”, dije furioso
Mis guardaespaldas no saben que vinimos a esta zona tanto Joseph como Antonio concuerdan en que Isabel tiene a personas dentro.
Era extraño qué supieran exactamente donde iba a estar con Mónica y que no habrían muchas personas alrededor.
Tengo que sacar a todas esas cucarachas.
Por ahora solo confío en ellos dos lo cual es irónico ya que ni siquiera son mis empleados, me hace sentir furioso saber que son mis empleados, las personas en las que confíe quienes me traicionaron.
Antonio ha estado siguiendo a mi jefe de seguridad desde esta mañana y ha notado comportamientos extraños en él.
Mi jefe se seguridad me afirmó qué había revisado mi apartamento cuando realmente no lo hizo, lo mande a investigar al papá de Rodrigo y dijo que no había encontrado nada extraño.
Tengo un equipo de tecnología muy sofisticado puedo encontrar lo que quiera de quien quiera pero el idiota ese no encontró las transferencias qué el señor ese le hizo a Isabel.
No puedo creer que no se me pasará por la mente sospechar de ella, ha estado demasiado callada, pensé que se había rendido.
Llegamos a la zona donde rastreamos el teléfono de Isabel, al parecer es una zona de bodegas abandonadas, encontrar donde esta Mónica nos tomará una eternidad.
“Me retractare en lo que dije”, dijo Joseph dándome un arma.
“Tenemos que separarnos y buscarla, este lugar es muy grande para los tres”.
“Creo que tienes razón”, dijo Antonio.
“Si alguno encuentra algo, no actuará precipitadamente, eso podría poner a Mónica en peligro, llamaremos y esperaremos a que los tres estemos juntos para decidir cómo actuar”.
Mientras Antonio hablaba escuchamos la detonación de lo que parecía un disparo, sentí que mi alma abandono mi cuerpo, los tres nos miramos y corrimos en dirección donde escuchamos la detonación.
POV: Mónica.
No esperaba la propuesta de Alonzo, me extraño que cerrará el restaurante solo para nosotros pero el suele hacer esas cosas, no me molesta pero me preocupa.
Estábamos terminando la deliciosa cena cuando lo veo ponerse de pie e hincarse, no pude evitar sonreír.
Tenía ganas de molestarlo cuando dijo que había planeado un viaje para la propuesta pero debo admitir que esta vez se esforzó, además, el viaje no se dio por el juicio, no fue su culpa, así que solo lo moleste un poco y acepte su propuesta.
A ambos nos cayó el mismo mensaje de un número privado advirtiéndonos o más bien amenazándonos, al final decidimos que eso no nos arruinara el momento, si esa persona se niega a aparecer no me voy a preocupar por él o ella, no hoy, hoy solo quiero disfrutar el momento.
Nos besamos, realmente es la persona con la que quiero compartir mi vida. Estuvimos hablando de todo y nada.
Me paré para ir al sanitario, estaba lavando las manos cuando sentí que colocaban un trapo en mi boca y mi nariz me solo me fije que era el tipo que nos recibió en la entrada y perdí el conocimiento.
Sentía que me movía, creo que voy en un auto pero no logro abrir los ojos, los siento pesados, siento como me bajan y me sientan en una silla, de repente me tiran agua helada encima haciéndome abrir los ojos de repente, me cruzó con la mirada divertida de Isabel.
“Mira nada más a quien tenemos aquí, al parecer ganaste muchos enemigos en poco tiempo princesa, has dormido más de un día bella durmiente”, dijo en tono jocoso.
“Así que eras tú, debí suponerlo”.
“No eres tan lista como pareces, estuve bajo tus narices todo el tiempo, sabes pudiste tener una vida feliz y tranquila pero decidiste atravesarte en mi camino, me robaste a Alonzo”, dice.
“Yo no te robe nada”, respondo y me dio una fuerte bofetada y me tomo del pelo, ahí caí en cuenta que tenía las manos y piernas atadas.
“Claro que sí, pequeña entrometida, yo soy más hermosa y más inteligente, no sé qué te ve”, dice y me volvió a pegar otra cachetada.
“Sabes, pensé que sería más difícil llegar a ti, pero fue muy sencillo, el guardaespaldas y jefe de seguridad de Alonzo fue fácil de convencer solo un beso aquí, y otro allá, además de la cuantiosa ayuda de tu madrastra y el papá de Rodrigo”.
“Pequeña Mónica ganaste demasiados enemigos, ni siquiera los dos chicles qué mantienes pegada a ti todo el tiempo lograron evitar que llegara a ti, me costó trabajo encontrar aliados después de que Alonzo cambio a cierto personal, pero nada que el dinero no pueda comprar”.
“Isabel no tienes que hacer esto”, suplico.
“Claro que sí, Alonzo es mi boleto a una vida llena de lujos, tu no lo necesitas, tienes todo, eres una egoísta”.
“El dinero no lo es todo”.
“Exclamó la princesa a la que nunca le ha faltado nada”, dijo entre risas.
“Sabes, no me costaría nada deshacerme de ti en este momento”, dijo mientras tomaba un arma qué tenía en una mesa cercana, en eso su teléfono sonó.
“¡Oh! Al parecer Alonzo por fin pensó”.
Hablo un momento con él, puso el teléfono cerca mío para que el escuchara qué era cierto que estaba con ella, hablaron otro rato y después colgó.
“Debo admitir que Alonzo es un poco molesto, pero necesario”, dijo con una mueca.
Salió del lugar donde me tenía, al parecer una bodega abandonada, intente quitar los amarres de mis muñecas, pero estaban muy bien sujetas, no sé cuánto tiempo paso pero Isabel volvió algo molesta, lo sé por la expresión en su rostro.
“Al parecer Alonzo no es tan idiota, no tardó mucho en rastrear las cuentas de mis patrocinadores, pero sabes, ustedes no están destinados a estar juntos, es mejor que lo entiendan de una vez”.
“Isabel puedo darte lo que quieras sabes”, intenté negociar con ella, para este punto ya tenía los amarres un poco sueltos.
“Cállate Mónica, yo lo quiero todo, el apellido, el prestigio, la posición que Alonzo me puede dar, tu no me puedes dar eso”.
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