Contigo
Capítulo 49

Capítulo 49:

POV: Mónica.

Alonzo con su ataque de celos me pone furiosa se atreve a cargarme como costal de papas en contra de mi voluntad y a encerrarme en su habitación y a reclamarme por qué me visto cómoda en mi casa.

No le debo explicaciones, pero en mi arranque de furia le explico que Antonio tiene novia y que los tres hemos estado viviendo juntos desde hace cuatro años.

Cuando afirma que soy su mujer, le aclaro que no lo soy, se acerca a mí con una sonrisa de medio lado y sus ojos azules se ven más oscuros y se%y.

Cuando me reta susurrando a mi oído pierdo toda la razón, comienza a besar mi cuello y siento mis piernas como gelatina.

Cuando me besa ya no soy yo, su hambre se convierte en la mía.

Me dice que me ama, pero caigo en cuenta como llegamos aquí y le digo que lo odio no porque así lo sienta si no porque no puedo estar lejos de él, como odio que tenga ese poder sobre mí.

Se burla de mi declaración y antes de que arruine el momento le pido que se calle y al menos en eso obedece.

Me dejo llevar y vaya que me lleva a la locura, no está siendo el delicado chico del pasado que siempre se preocupaba por mí, pero se siente tan increíblemente bien y cuando llegamos al org%smo lo hago como nunca lo he hecho.

Mientras recuperamos el aliento, me apoyo en su tonificado y enorme pecho.

Escucho los latidos de su acelerado corazón que poco a poco se va calmando mientras acaricia mi espalda, su perfume caro me hace sentir tranquila, diablos si lo extrañaba.

“Sigues siendo un idiota”. le digo levantando mi cabeza para verlo a los ojos y él sonríe.

“Pero solo este idiota te va a regalar org%smos como ese, preciosa”

Nos vuelve a girar tomándome por sorpresa.

“Te extrañé demasiado, esto apenas es el comienzo”, declara antes de volver a besarme.

Esa noche que lo único que quería era descansar fue lo que menos hice, hasta perdí la cuenta de las veces que hicimos el amor ese día.

Me desperté cuando el despertador de Alonzo sonó.

Él me estaba abrazando por la espalda y se estiró para apagarlo y después beso mi hombro, siento que no dormimos nada y realmente no lo hicimos.

“Quiero quedarme así toda la vida”, dice mientras aprieta más su agarre.

Giro en sus brazos para verlo a los ojos.

“Ahora por tu culpa llegare cansada a trabajar”

“Valió la pena”, dice con una brillante sonrisa antes de volver a besarme, pero lo detengo.

“Tenemos un par de empresas que manejar, si seguimos así no podremos hacer nada”

Gruñe, pero me deja levantarme.

“¿Uno en la ducha?”, pregunta con una tonta sonrisa.

“¿No has tenido suficiente ya?”

“No, han sido seis largos años”

“Que te compre quien te crea que no has dormido con nadie todo este tiempo”

“El primer año no, pero no dejaba de pensar en ti y los últimos dos años no pude hacer nada consciente”

Se estremece como si eso hubiese sido un mal recuerdo y un gesto de amargura en el rostro.

“Lo importante es que no, no es suficiente”

“Está bien, pero tiene que ser rápido, si no llegaremos tarde”

Vuelve a sonreír y me carga de repente haciendo que se me escape un pequeño grito y nos lleva a la ducha.

Me vuelvo a poner el pijama que traía rápido, para poder bajar a mi casa a cambiarme.

“¿No te quedas a desayunar?”

“No, ya me atrasé por tu culpa”

“Solo será un momento”

“Tengo que ir a vestirme, salgo con un tipo que no le gusta que me vean con mis cómodas pijamas”

Levanta una ceja y una pequeña sonrisa se dibuja en sus labios.

“Si viviéramos juntos no tendrías ese problema”

“Pero no lo hacemos, ni lo haremos en un futuro cercano”

Me acerco y le doy un pequeño beso, pero me atrapa entre sus brazos.

“Eso está por verse”

“Te veo después”

Me suelto de su agarre y salgo de su habitación.

Al llegar a la planta baja una señora no muy mayor me mira con semblante serio creo que es la empleada.

“Buenos días”

Saludo amable, pero ella no devuelve el saludo con la misma amabilidad

“Buenos días”

Su tono serio y rígido me da a entender que no soy de su agrado, pero me da lo mismo.

Salgo de la casa de Alonzo y llego a mi apartamento, Antonio esta desayunando cereal en el comedor y me mira con una sonrisa extraña.

“Buenos días jefa”

“Tú eres un pésimo guardaespaldas, dejas que me lleven como si nada”

“Bueno, al parecer te gustó que te llevarán, no volviste en toda la noche”

“Me debes una grande”

“Mocosa, dejar que te llevarán ha sido uno de los mejores favores que te he hecho”

“Te odio”

“No es cierto, pero se te hizo tarde”

Eso me trae de vuelta a la realidad, maldición.

Voy corriendo a mi cuarto, lo bueno es que ya me duché.

Escojo un vestido azul marino que se ajusta a mi figura, sin mangas, escote en v discreto y un poco arriba de la rodilla, estiletes color negro y un saco blanco.

Entre mis joyas observó aquel pequeño collar de zafiro con un corazón que me regalo Alonzo para mi primer cumpleaños que celebramos juntos y el único.

Lo quería usar, pero lo descarto y elijo otro juego de aretes y collar, dejo mi cabello suelto un maquillaje sencillo y salgo casi corriendo.

Antonio me da una taza con café para llevar y le sonrió en agradecimiento, bajamos al estacionamiento.

Llegamos justo a tiempo a la oficina, me siento en mi silla giratoria y comienzo a trabajar.

Un mensaje llega a mi teléfono.

[Que tengas un bonito día, te amo]

El mensaje de Alonzo me hace sonreír, pero decido ignorarlo solo para molestarlo.

Me concentró en mi trabajo, hoy tengo una reunión con el departamento de administración hay un par de asuntos que me tienen con dudas.

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