Contigo -
Capítulo 48
Capítulo 48:
POV: Alonzo.
Al terminar el día quiero ir por Mónica, pero acosarla y hostigarla no me ha resultado estos días, pienso darle su espacio.
Al llegar a mi edificio veo que el ascensor se está cerrando, me apresuró y ¡Oh sorpresa! Mi castaña de ojos azules se encuentra dentro de la caja de metal.
Me emocionó y hasta pienso que vino a verme, pero me doy de bruces al saber que no está aquí por mí, pero aun así estoy emocionado por que vivimos en el mismo edificio hasta que me dice que va a vivir con el tal Antonio.
Eso me descoloca un momento y no lo puedo creer, va a vivir con él y a mí me dijo un rotundo no.
Baja del ascensor y me quedé impactado, las puertas se cierran y estoy molesto, muy molesto, ¿Cómo puede vivir con él?
Ya no me creo en cuento de que es su guardaespaldas y su amigo, siento que tanta negativa es por él y eso me hace sentir furioso.
Llego a mi apartamento y tomo un adorno de la sala y lo lanzo contra la pared.
Roció, la empleada, se queda helada cuando me ve.
“Lo siento”, digo de manera fría y me voy a mi despacho.
Me sirvo un whisky y me lo tomo de una, pasan mil imágenes en mi cabeza, la confianza que se tienen esos dos me abruma e imagino escenas de ellos dos que debería de obviar.
Pero mi mente no me deja en paz, esto no se puede quedar así.
Ella me debe una explicación, pasan varios minutos, sino horas, hasta que decido que hacer.
Salgo de mi despacho y me dirijo a la salida, ella me va a escuchar.
Si bien no me debe explicaciones porque no somos nada en realidad, debe aclararme por qué no fue sincera desde el inicio.
Bajo un piso y tocó la única puerta en ese piso.
Ella abre y me descoloca la imagen que tengo frente a mí, Mónica sin una gota de maquillaje y con un pijama que no deja nada a la imaginación.
Un short corto que deja ver sus perfectas piernas, una camisa de tirantes y ella descalza con el cabello aún mojado.
Se sorprende al verme.
“Pensé que era el chico del servicio a domicilio”, dice con pequeño puchero.
Trato de respirar profundo varias veces para no crear imágenes de ella y el tal Antonio en mi cabeza.
Se ve increíblemente hermosa, es obvio que el tipo no es idiota para resistir esta imagen y eso solo hace que mi sangre hierva de coraje.
¿Por qué estás vestida así?” digo en un tono más severo del que pretendí.
“Porque estoy en mi casa y quiero estar cómoda, ¿Se te ofrece algo?”
Mi poca cordura abandona mi cuerpo cuando el tal Antonio se asoma detrás de ella, lo veo furioso.
“Creí que era la cena”, dice despreocupado al verme, así que no me ve como una amenaza.
Por impulso tomó a Mónica de las piernas y la subo a mi hombro, ella grita asustada y el tal Antonio intenta acercarse, pero lo miró muy serio.
“Tengo que hablar con tu jefa, es mejor que te quedes donde estás”
El tipo se encogió de hombros y yo me lleve a Mónica hasta el ascensor mientras pataleaba y me gritaba que la bajara, que era un cavernícola.
La ignoré y una vez el ascensor llegó al ático, Rocío me mira de nuevo asombrada y le ordenó que se puede retirar, subo a mi habitación y cierro la puerta con seguro y en ese entonces la bajó no sin antes darle una nalgada que la hace respingar.
“Estás loco, ¿Qué sucede contigo?”
“No, ¿Qué sucede contigo y el tal Antonio?”
“No sucede nada entre nosotros, idiota”
“Mónica, vives con él y te sientes muy cómoda para vestir de esa manera frente al tipo, a menos que me digas que es g$y no voy a creer que no sucede nada entre ustedes y te aseguro que el tipo no da el aura de serlo”
“No lo es, es el prometido de mi amiga, los tres hemos estado viviendo juntos los últimos cuatro años por eso me siento cómoda con él, él está enamorado de ella por eso no me ve como mujer”
La miro con los ojos entrecerrados.
“No sé si creerte”
“¿Por qué te mentiría?, no te debo explicaciones, tú y yo no tenemos nada”
Me acerco a ella como león a su presa.
“Tienes razón no somos nada, pero sentimos todo el uno por el otro”
Retrocede un poco, pero soy más rápido y la tomo de la cintura atrayendo su cuerpo al mío.
“No sé si no eres consciente de lo increíblemente hermosa que eres, no creo que Antonio no te vea como mujer y eso me pone de muy mal humor”
“Tú siempre estás de mal humor”
“Puede que tengas razón, pero que vean a mi hermosa mujer como si la pudieran tener me pone peor”
“No soy tu mujer idiota”
“¿Estás segura?”, digo en su oído como un susurro y se derrite en mis brazos.
Aspiro su dulce aroma y aprovecho para besar su cuello y después sus carnosos y jugosos labios con hambre y ella corresponde con la misma necesidad.
Sus manos viajan a mi cabello enredando, sus dedos en este y las mías a su trasero para levantarla, ella enrolla sus piernas en mí.
“Te amo”, le digo mientras beso su cuello.
“Te odio”, responde ella mientras tomo uno de sus pechos con mi mano y se le escapa un g$mido que me hace reír.
“Eso ni tú te lo crees cariño, sabes que estamos hechos el uno para el otro”
“Deja de hablar maldición”
Me vuelve a besar, nos llevó a la cama mientras nos vamos deshaciendo de la ropa, quito su camisa y sus pechos quedan a la vista, me meto uno a la boca e imitó los movimientos de mi lengua con mi mano en el otro.
Ella suelta un g$mido, la miró y muerde su labio, bajo dejando un camino de besos en su vientre me deshago del pequeño short junto con su ropa interior y la admiro.
“Eres tan hermosa, de verdad te extrañe preciosa”
Beso desde su rodilla hasta su entrada, tomo su v$gina entre mis labios y mi lengua la estimula, sus g$midos son exquisitos.
Mi lengua entra y sale de ella mientras estimulo su punto sensible con mi dedo hasta que llega al org%smo y lo absorbo todo sin dejar una sola gota. Me incorporo y mis ojos se conectan con los de ella, ambos llenos de lujuria.
Bajo mi pantalón junto con mi ropa interior, liberando mi p$ne que ya no soporta un segundo más ni siquiera la dejo recuperar el aliento cuando me hundo en ella de una estocada haciendo que su espalda se arquee y sus uñas se claven en mis hombros.
“Perfecta”, murmuro en su oído.
De verdad no recuerdo cuando fue la última vez que tuve se%o consciente y sin tener que imaginar que es ella quien está debajo de mí. Hoy estoy lúcido y es mi Mónica quien está conmigo se siente tan bien. Comienzo a entrar y a salir de ella y sus caderas siguen mi ritmo, la beso, sé que no estoy siendo para nada delicado con ella, pero todos estos años de espera me superan.
En un movimiento rápido giro nuestros cuerpos y la dejo a ella sobre mí, me besa y comienza a cabalgarme, apretó su trasero y ambos llegamos al más satisfactorio org%smo que he tenido en años.
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