Contigo
Capítulo 37

Capítulo 37:

POV: Mónica.

Me sentía bien, me defendí por primera vez y se sentía genial, me preparé para irme a Valle de Napa a la hacienda.

Llamé a Antonio, él me acompañará, él es once años mayor que yo, pero no se ve tan mayor como Joseph, cuando estaba en Milán tuve un problema en un bar, un tipo intentó sobrepasarse y estaba armado.

Desde siempre he sabido que mis guardaespaldas están alrededor, pero me dan mi espacio, desde ese día Antonio estaba como chicle a mi alrededor, así que hice un trato con él.

Yo lo dejaba estar pegado como una lapa, pero debía fingir que éramos amigos y usar ropa casual, así era más fácil para él cuidarme.

Poco a poco dejamos de fingir y nos hicimos verdaderos amigos, pero en eso tuvo mucho que ver Magali, mi compañera de universidad y amiga.

Ella se enamoró perdidamente de mi guardaespaldas y aunque él al inicio la ignoraba, le terminó gustando también y ahora están en una relación.

Salí al patio trasero con mi maleta en la mano y Antonio vino a mi encuentro tomándola.

“¿Estás segura de que quieres usar el helicóptero?”

“Claro que sí, no vamos a ir seis horas en carretera, estás loco, además debes admitir que soy buena piloto, jamás hemos tenido un accidente”

“Aun así, me asusta cada vez que vuelas un helicóptero”

“Tú confía en mí”

“No me queda de otra”

Subimos al helicóptero y desplegamos aun estando en el aire, hice que el helicóptero se moviera de manera brusca lo que asustó a Antonio.

Me causa gracia porque él se ve enorme y da miedo, pero es un osito de peluche.

“Deja de hacer eso”, me dijo molesto mientras yo me burlaba de él.

“Está bien, se me resbaló”

Aterrizamos, yo me seguía burlando de él, llegamos a la casa y aunque él es mi guardaespaldas es también mi amigo, así que le dije que se quedaría en la casa grande en una de las habitaciones de invitados.

Al inicio se negó, pero soy insistente y terminó aceptando.

Después de instalarnos y cambiarnos fuimos a las bodegas y al laboratorio que está ahí, estuvimos ahí todo el día.

“¿Has hablado con Maga?”, le pregunté a Antonio mientras yo mezclaba unas cosas.

“Sigue molesta conmigo”

“Bueno yo estaría igual si vas y le dices que la amas, pero deben terminar por qué vas a dejarla en otro país en lugar de pedirle que se venga contigo”

“Ella tiene una vida y un trabajo allá Mónica”

“Y puede formar una vida y tener un trabajo aquí, yo puedo ayudar con eso y lo sabes o podías quedarte allá”

“¿Me estás echando?”, dijo lanzándome un trapo.

“No”, dije riéndome de su reacción.

“Pero si eres feliz con ella te dejaré ir”

“¿Dónde encontraras otro guardaespaldas que acepte todas tus locuras, mocosa?”

“Tienes razón, pero me las podría arreglar, no me gusta que los dos estén tristes y más si mi repentina decisión de volver tuvo que ver”

“Ya lo solucionaremos mocosa, no es tu culpa”

“Como digas, sabes que los apoyaré en lo que sea”

“Gracias”, dijo con una pequeña sonrisa.

“Debes admitir que soy la mejor jefa que has tenido”

“Lo que digas”

Regresamos a la casa muy tarde, entre la plática y el trabajo se nos fue el tiempo y no nos dimos cuenta.

A la mañana siguiente nos levantamos temprano, desayunamos y fuimos a los viñedos montando a caballo, supervisamos toda la producción para el almuerzo.

Íbamos platicando muy tranquilos mientras yo me burlaba de él y las expresiones que hacía cada vez que le caía un mensaje de Maga.

Entonces escucho que una voz familiar me llama por mi nombre.

“Mónica”

Miré hacia el dueño de la voz y mi corazón casi da un vuelco al ver a Alonzo frente a mí, pero no estaba solo, estaba con Isabel, la mirada de Alonzo iba de mí a Antonio.

Como dije, Antonio no viste como los otros guardaespaldas él usa ropa casual, ambos andamos de jeans, camisa a cuadros y botas de montar así nadie sabría que él es mi guardaespaldas.

“Oh, mira, que sorpresa”, dijo Isabel con una sonrisa incomoda.

“Parece que tuvimos la misma idea, venir de paseo aquí con nuestras parejas”, dijo mientras enganchaba su brazo al de Alonzo.

“Este lugar me parece hermoso, creo que podríamos celebrar nuestra boda aquí, que te parece cariño”, dijo mientras veía a Alonzo con una sonrisa, yo abrí los ojos como platos.

“No creo que sea buena idea”, dijo él en tono frío sin apartar su vista de la mía.

“¿Por qué?, el lugar es encantador, debemos hablar con el dueño”, dijo ella.

“Está frente a ti”, dijo él aún serio.

“Oh, ¿En serio?, señor, un placer”, dijo dirigiéndose a Antonio.

“Muy linda su hacienda”

“La propiedad es mía”, dije viéndola.

“Y no está disponible para rentar”

“Tuya, ya veo”, dijo con amargura.

“Bueno, disfruten su visita, si nos disculpan”

Pasamos a lado de ellos, Alonzo no se atrevió a decirme nada, debo decir que se ve igual o incluso más atractivo que antes, me alegra que haya continuado con su vida, pero me sentía incomoda.

Creí que ya lo había superado, pero mi tonto corazón no dejaba de latir.

“¿Estás bien?”, dijo Antonio sacándome de mis pensamientos.

Para nadie era un secreto que tuve una relación con Alonzo, de hecho, el día que me enteré de que se había comprometido salí a beber y me puse muy borracha, debo decir que me costó ponerme en ese estado y Antonio fue el que escucho todas mis penas.

“Claro, ¿Por qué no debería estarlo?”

“A mí no me puedes engañar, mocosa”

“Soy feliz de que él sea feliz”

“Claro, no entiendo por qué te encanta mentirte”

“No quiero hablar del tema”

Rodó los ojos, pero dejo el tema por la paz.

Al llegar a la casa subí a mi habitación, fui a buscar un analgésico al baño, me dolía la cabeza y cuando salí de ahí, para mi sorpresa, Alonzo estaba en mi habitación, me miró y caminó rápidamente en mi dirección.

Ni siquiera supe cuándo y cómo sus labios estaban en los míos, yo estaba impactada, pero respondí a su beso, sus brazos estaban alrededor de mi cintura, me abrazaba con tanta fuerza como si no quisiera dejarme ir.

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