Casi perfecta
Capítulo 38 (FIN)

Capítulo 38: (FIN)

Claro que me duelen las entrañas, el cuerpo todo, pero si no es mi felicidad, al menos que sea la de ellos.

Él la cogió y la volvió a elegir y jamás, jamás le robaría ese amor a ella.

No es que ella me lo robó a mí, no lo tomo así.

Yo me fui, yo me alejé, yo lo dejé ir.

Estoy en la casa, ya cerré la librería.

Son casi las 10 de la noche, Emma duerme, mi madre está mirando unos catálogos. Ya todo está listo en dos días, mi hermana se casa con Karim.

La puerta suena y voy a ver. Al abrir, es Karim.

“Podemos hablar un momento, es sobre Emma”, él está serio, seco, y muy dolido.

“Sí, pasa”.

“No te abrigues, te espero afuera”, lo miro y entro por un abrigo.

Le digo a mi madre que hablaré con él afuera y salgo.

“Dime”, él enciende un cigarro.

“Sabes que no puedes fumar cerca de Emma, ¿Verdad?”

Él le da una calada a su cigarro y me mira.

“Es el último, lo dejaré”.

Le hago una mueca como si de verdad me tomara el pelo.

“Bueno, estoy aquí para plantearte que vivas en la ciudad. Emma no puede estar aquí lejos de mí, lejos de donde pueda cuidar de ella”.

“No tengo mi vida aquí, no me iré”.

“Me casaré, tendré mi alma gemela y a mi hija a mi lado. Ella no es una simple niña, ¿lo viste? Esto no es un juego”.

“Ella es mi hija y jamás sería un juego para mí, y que te cases con mi hermana es perfecto. Tengan sus hijos y ya nos dejas en paz con estas idioteces de la fuerza y la energía y no sé qué mierdas más”.

“Te lo diré así, madre del año, llegará una edad en la que Emma se sentirá diferente, se verá diferente, hará cosas muy diferentes a otras niñas, y en ese momento, ¿Qué le dirás? ¿Que son estupideces? No, verdad. Bueno, para que ella sepa que esto es normal, debe estar cerca de los suyos, de mí, de su padre y de sus hermanos si así la vida lo quiere”.

No pensé que esas palabras de su boca dolieran tanto: hijos, hijos con mi hermana.

“Si es por el bien de Emma, haré lo que sea mejor. No viviré en la casa con tu esposa, nada de eso, pero estaré cerca. Si era eso, adiós”.

Me duele el pecho, no puedo creer que aún hoy, luego de tanto, él me duela.

“Luz”, me detengo antes de llegar a la puerta.

No me giro, siento que si lo miro a los ojos, le pediré que no se case, que vuelva a mí, que no me deje jamás.

Escucho cómo camina. No me muevo y detrás de mí, en mi nuca, su aliento se hace presente.

“Jamás debí dejarte ir. Hoy me arrepiento, mañana me seguiré arrepintiendo, pero esto no te lo perdono y te odio. Te odio por mentirosa, egoísta, fría. De todos modos, siempre fuiste casi perfecta”. Cierto, mis ojos lo amo al punto que ya no sé ni qué hacer, ya no sé ni qué decir. Él es esa persona que me alejó y ahora me dice esto.

Me giro y él ya está en su auto, arrancando.

Se marcha, se marcha y ahora sé que solo fui casi perfecta para él…

Los días pasaron más rápido de lo que Luz hubiera querido.

Ya estaba peinada y maquillada junto a su hermana y su madre, esperando la hora del gran momento de la boda.

Estos días nada se dijo, nada que pudiera entorpecer esta realidad. Anna ha estado extraña y se supone que es por la boda, pero algo pasa y no es algo tan simple como nervios.

Luz mira a su hermana mientras la ayuda a colocarse el tocado, pero Anna detiene sus manos y la mira por el espejo.

“Espera”

Luz sorprendida la mira y sonríe sin saber que hoy todo sería casi perfecto.

“Pueden dejarnos solas, quiero hablar con mi hermana”.

“Sí, hija, claro. Iré con Emma y esperaremos afuera. En cuanto lo digas, la maquilladora entra y termina para ya salir”.

Su madre la besó y ellas quedan solas en la habitación. Afuera, los invitados que no son mucho de su parte, pero sí de Karim, los esperan.

Ella sería la pareja del Amo, sería su alma gemela, muchas cosas vienen por delante.

“Estás nerviosa, ¿es eso?”, le dice Luz, esperando calmar a su hermana, mientras ella solo quiere salir corriendo de allí.

Ella debe ver al amor de su vida decir sí a la unión con su hermana.

“Esto que tienes en tus manos no debe de ir en mí, debe de ir en ti”. Anna coloca el arreglo en el pelo de su hermana. Luz asombrada no comprende.

“¡¿Qué dices?!”

Su expresión es de locura.

No grita, pero le hace saber a su hermana lo nerviosa que le pone esto.

“No soy yo la que debe estar junto a Karim, no soy yo quien debe dormir con él y compartir su vida y la de Emma. Eres tú, Luz, siempre debiste ser tú”.

Las lágrimas de Luz no se dejan esperar y ella no puede decir nada.

“No me duele, no pienses que esto nos alejará. Desde un principio supe que no era a mí a quien él quería, y te diré algo, yo no lo quiero a él”.

“No, tú estabas muy enamorada, tú…”.

“El que ama no traiciona, Luz, y yo me acosté con Ihlar, no pude resistirlo. Lo amo, y más amo esta persona en la que se está convirtiendo, y quiero intentarlo con él”.

Luz sacude sus manos, no comprendiendo cuándo pasó todo esto.

“Estás loca, lo sabes. Ihlar, él…”.

“Sé lo que dirás, y sé que puedo equivocarme, pero si lo hago, no será en esto. Yo no seré feliz con Karim sabiendo que te ama. Lo vi en sus ojos de tristeza. Él es muy caballero para dejarme, entonces ahora te pondrás tu vestido de dama y saldrás a casarte con él”.

“Él me odia por lo de Emma, él no va…”.

“Él no te odia, le duele no tenerte, y él te perdonará”.

Ellas se abrazan.

El vestido de Luz es color rosa perlado, hermoso, es cola de sirena.

No tendrá una cola larga, pero el velo del vestido le queda perfecto y hace de cola, cubre su rostro, y la felicidad de Anna al ver que su hermana era feliz lo pagaba todo, incluso si Ihlar volvía a lastimarla.

Todos entran, peinadora, maquilladora y su madre.

Al ver la escena, esta se emociona al saber el amor incondicional de sus hijas, el saber que serán capaces de cualquier cosa una por la otra.

Todo está listo y como si fuera cosa del destino, ella estaba caminando hacia el altar de la mano de su madre.

El velo no dejaba ver su rostro. Karim trata de forzar una sonrisa, él sabía que debía hacerlo, pero no quería.

Su madre la deja, y él toma su mano.

En ese momento, una electricidad recorre su cuerpo, y al ponerse frente a frente y él levantar ese velo, descubre esos ojos que él juró cuidar un día.

“Luz?”

Ella sonríe, y él mira y busca a Anna, esta está llegando para sentarse al lado de su madre y de Emma.

“Si quieres hacerlo, yo quiero. Te amo y tuve errores, pero quiero ser perfecta para ti”.

Desorientado y algo confundido, no dice nada.

Solo la mira, sin saber si esto que ya soñó muchas veces era real o solo la vida le quería tender una trampa.

“Sabes que si dices que sí a esto, dices que sí a todo, a mi vida, a no dejarme nunca más. Esto no es como todos, esto es para siempre, en todo el sentido de la palabra”. Él solo quiere asegurarse de que ella tome la decisión correcta, sin saber qué es él quien tiene que decidir.

“¿Tú me amas?”

Él la toma del rostro, y con el más cálido de los amores y la necesidad de ella que guardó todo este tiempo, solo dice.

“Yo jamás dejé de hacerlo, solo fuimos imperfectos, pero tú siempre serás Casi Perfecta para mí”.

“En cambio, tú ya eres perfecto para mí”.

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FIN

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