Casi perfecta
Capítulo 28

Capítulo 28:

Anna no podía moverse algo la detenía sabía que no podía míralo a los ojos una vez más se estaba enamorando solo que esta vez ese corazón no era suyo y no debía serlo.

¿Cómo podía pedirle que se quede?

Si ella era la que ahora quería salir corriendo muy lejos de él.

La puerta hizo ruido y Anna se tomó de la mesada apretando fuerte las palmas de sus manos en ella su cuerpo se relaja dejando salir un llanto el cual tenía en silencio se escucha como ella solloza y mira el suelo su pelo mojado cubre su cara ella levanta su cabeza y coloca la mano en su pecho aliviando ese dolor, esa opresión de no poder gritarle que no se vaya.

Pero al girarse los ojos de Karim aun la miraban ese golpe solo fue una mentira él está frente a ella esperando una explicación a ese llanto.

“No…no te ibas es que…”.

No podía decir mucho, su mente quedó en blanco.

“Lo preguntare de nuevo ¿Quieres que me aleje?”

Rápidamente Anna se limpió el rostro y caminó hacia la puerta con la intención de abrirla para que él se fuera.

“No, no, no me iré”, respondió Anna.

“Nunca fuiste una mujer de silencio y ahora ese es lo que quiere a qué juegas?”

“No, no ese es el punto no puedo decir que te quedes no puedo no tengo ese derecho no…”.

Sin más, la mano de Karim va a su rostro.

Sus ojos miran los de ella y ya no se necesita más que eso ya está todo dicho él vio lo que sospechaba.

Él supo que era real esa adrenalina, ella se enamoró de él.

La respiración de Anna la delataba, ella puso sus manos sobre las de Karim.

“No me hagas esto, por favor vete”.

Karim con toda la sensibilidad roza su nariz con la de ella de una forma romántica y dulce susurra muy cerca.

“Segura?”

Anna levanta su mirada y con los ojos llenos de lágrimas lo mira y sin piedad le dice.

“Vete”.

¿Qué me pasaba?

¿Por qué sentía esto?

Mi pecho está doliendo y mucho la muerte de mi padre me nubló la razón pero no me haría el estúpido esto pasaba desde antes.

Camino subo a mi auto y me quedo allí recordando lo solo que estoy lo mal que he hecho las cosas.

Casi la beso y no está bien ella tuvo la cordura que yo no…

Mi teléfono suena.

Es Rodolfo.

La mano derecha de mi padre tomó el teléfono se lo que dirá.

“Señor debe venir si pasó algo con su padre”.

El silencio de la muerte estaba junto a mí sabía que debía responder pero no sabia que decir.

“¿Qué paso?”

“Señor venga a la dirección que le envíe rápido por favor”.

Arranco el auto y salgo.

Se muy bien donde ir.

Yo lo deje allí sangrando muerto con un tiro en su pecho un tiro certero sin error.

¿Cómo fui capaz?

Simple, él fue por mi madre como dijo y sin que ninguno me viera lo escuche todo pasaron dos años desde que mi vida se volvió un caos y ayer lo supe.

“No me iré a ningún lado, mi hijo está a mi lado ahora iré por mi hija y ya al fin tendré la vida que quiero”.

La voz de mi madre salía temerosa, pero a la vez estaba firme en sus decisiones.

“Que mi hija la que mate, hija la que ya no está y no volverá hija la cual tuviste que crías por que el otro mierda mato a su madre para dársela como premio consuelo esa hija hablas.

“Mi piel se eriza por completo ya no sabía si mi sangre seguía circulando o no el fue el

culpable él mató a Luz.

“Vas a morir”

Le grito mi madre yéndose sobre él, este la toma de sus manos para que no lo golpee y solo con el más grande de los sólidos le dice.

“Si no quieres que la próxima sea la estúpida de Anna mañana vendré por ti y nos vamos”

Luego de esto supe que él no cambiaría que siempre trataría de que todos duermo infelices que él es el culpable de que Luz ya no este conmigo y eso , eso no dejaría que pasara él debía pagar y fue cuando lo cite le dije que lo ayudara con mi madre pero que tendimos un último trabajo y luego dejaría que se retirara.

Conduzco reparando en mi mente lo que diré lo que haré pero sin poder sacarla de mi cabeza, trato de alejarla de que sus ojo no se vengan a mi mente pero pasa y la tracción me rodea así ella ya no esté entre nosotros sé que es su hermana y eso la detiene, pero no se cuánto más poder detenerme yo.

Al llegar lo veo desde lejos está tirado sus hombres alrededor y corro hacia él.

“¡¿Que paso aquí?!”

Voy donde el en el suelo la sangre está a. su alrededor ya está frío pálido sin vida una vida que quite yo.

“Señor revisamos todo cámaras todo y no sabemos quién pudo haber hecho esto”.

Me levanté del suelo y lo miré a los ojos.

“Llévenlo a la camioneta y de allí a la casa, allí veremos qué es lo que sigue, no le digan esto a nadie, sabemos quién está detrás de todo esto”.

Cuando voy para la camioneta, Roque me llama.

“El Señor tomó sus cosas”, me dice, entregándome el teléfono y su billetera. Los tomo y subo al auto. Desde allí, llamo al médico y al contador de la familia para arreglar todo. No será enterrado, pero sí cremado. Creo que el fuego es lo último que le queda por vivir.

Miro el camino y, por primera vez en mucho tiempo, unas lágrimas caen por mi mejilla. Pero no es por él o por lo que hice, sino porque estoy en paz. Al fin, la vengué. Ahora ella puede descansar en paz.

Al llegar a la casa, veo a Anna esperando en la calle dentro de su auto.

Freno en la entrada y me bajo.

“¿Qué haces aquí? ¿Qué pasa?”, pregunto.

Sin esperar a que pregunte más, ella me abraza fuerte, tan fuerte que me desarma.

Es un abrazo que no sabía que necesitaba tanto, sus brazos me reconfortan. Entiendo que, por más que lo odie, yo maté a mi padre.

“Lo siento”, me susurra al oído sin dejar de abrazarme.

Me separo de ella y la miro muy cerca de mí.

“¿Te quedas conmigo esta noche, por favor?”

Sus ojos muestran asombro ante mi petición, pero no se niega.

“Está bien. Como amiga, te apoyaré. Abre, así entro con el auto”.

Me subo a mi auto, ella al suyo, y entramos. Al llegar a la casa, una casa que frecuentaba poco, los recuerdos me abrazan, y no son buenos. Él fue un padre exótico y, sobre todo, frío.

“Pasa y deja tus cosas allí. Debo ir al despacho a hacer unas llamadas”.

“Okey, dime dónde está la cocina, así preparo café. Al menos vendrá mucha gente”, pregunta ella.

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