Buscando recuperarla -
Capítulo 6
Capítulo 6:
“Bueno, ese estilo del servicio secreto no es como en los viejos tiempos”.
“Estarás segura conmigo”.
“Eso pensábamos hace dieciocho años”
Se detuvo y se llevó una mano a la frente.
“Lo siento. Eso no ha sido justo por mi parte”.
Malcolm se vio inundado por un aluvión de recuerdos adolescentes.
Aquellas hormonas sin control los habían llevado a practicar el se%o más temerario, y mucho.
Se aclaró la garganta.
Era una pena que su mente aún siguiera anclada en el pasado.
“No hacen falta disculpas, pero te lo agradezco”
Sabía que la había decepcionado, y no quería cometer el mismo error de nuevo.
“Déjame llevarte a cenar, y te cuento una idea que tengo para garantizar tu seguridad mientras se celebra el juicio”.
Declaró con seriedad.
Quería que ella confiará en él.
“Gracias, pero no”
Celia cerró el portátil que tenía sobre el escritorio y lo guardó en la funda.
“Tengo que poner las notas de fin de curso”.
“Tienes que comer”.
“Y lo haré. Tengo media pizza en la nevera”.
“Muy bien. Entonces no me dejas elección. Hablaré ahora”.
“Esta amenaza contra tu vida es real. Muy real. Por mi trabajo…”
Ese trabajo que solo conocían unos pocos.
“Tengo acceso a fuentes de inteligencia y seguridad que no puedes ni imaginar. Necesitas protección, mucha más de la que puede proporcionarte el departamento de policía y las influencias de tu padre”.
Declaró con bastante seriedad.
“Creo que estás siendo un poco dramático”.
Ella no se podía creer lo serio que estaba tratando ese tema.
Hasta parecía que quería asustarla.
“Son caciques de las dr%gas, Celia. Tienen mucho dinero y nada de escrúpulos”.
Explicó él para que ella entendería.
“En otra época había sido un chivo expiatorio para gente de esa calaña”.
Lo había hecho para proteger a su madre.
Pero toda la culpa había sido suya, por haberse interpuesto en el camino de esos matones.
Ponerse a trabajar en aquel club había sido el último intento que había hecho para ganar un poco de dinero y mantener a Celia y al bebé que estaba en camino.
“Te harán daño, mucho. Incluso pueden llegar a matarte para distorsionar a tu padre”.
“Crees que no lo sé ya? He hecho todo lo que he podido”.
“No todo”.
Respondió él.
“Muy bien, señor sabelotodo”
Dijo Celia, suspirando.
“¿Qué más puedo hacer?”
Malcolm la agarró de los brazos y se acercó.
No quería sucumbir a la tentación de estrecharla entre sus brazos y besarla hasta hacerla cambiar de parecer.
Pero usaría la pasión para convencerla si era preciso.
“Deja que mis guardaespaldas te protejan. Vente conmigo en mi gira por Europa”.
Celia se aferró al borde del escritorio para no perder el equilibrio.
No podía estar hablando en serio.
No después de dieciocho años en los que solo habían mantenido el contacto gracias a unas pocas cartas y alguna llamada de teléfono.
Habían roto.
Se habían alejado el uno del otro y finalmente habían interrumpido todo contacto una vez se había completado la adopción del bebé.
Al comienzo de la carrera musical de Malcolm, ella solo tenía veintipocos años.
Estaba en la universidad e iba al psicólogo religiosamente.
Solía soñar con el momento en que Malcolm se presentara en su puerta.
¿Y si la alzaba en brazos y lo retomaban donde lo habían dejado?
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