Buscando recuperarla -
Capítulo 5
Capítulo 5:
Celia tiró de una cuerda del ukelele.
“Ehh, ¿Te importaría aclararme de qué estás hablando?”
“Ya sabes de qué estoy hablando. Esas llamadas que mencionaste antes”.
¿Por qué se lo estaba ocultando todo a su padre?
Malcolm sintió el latigazo de la rabia en su interior.
Rabia hacia ella por ser tan temeraria, y hacia sí mismo por haber dado un paso hacia ella.
Como si la habitación no fuera lo bastante pequeña…
“El caso que lleva tu padre. El rey de la dr%ga. ¿Te suena?”
“Mi padre es juez. Persigue a los malos y muchas veces estos se enfadan y le amenazan”.
Volvió a mirarle a los ojos.
Todo signo de incomodidad había desaparecido y había sido reemplazado por una mirada fría y distante que nada tenía que ver con aquella jovencita rebelde que había sido.
“No sé por qué te preocupa tanto”.
Malcolm no podía negar que en eso tenía razón.
No era su responsabilidad cuidarla, pero no podía evitar sentir ese instinto protector, de la misma forma que no podía evitar recordarla sin ese vestido amarillo, con el cabello por los hombros.
“Maldita sea, Celia, eres demasiado lista para esto”.
Ella apretó los labios.
“Tienes que irte ya”.
Malcolm contuvo el temperamento.
Lo que sentía era inconfundible: un deseo frustrado.
La atracción que sentía por ella era más poderosa de lo que esperaba.
“Me disculpo por haber sido tan poco diplomático. Me he enterado de lo de las amenazas y, si quieres, llámame idiota y nostálgico, pero estoy preocupado por ti”.
“¿Cómo te has enterado de los detalles?”
Le preguntó ella.
Su rostro estaba lleno de sospecha y confusión.
“Mi padre y yo lo hemos mantenido todo en secreto para que la prensa no se enterara”.
“Tu padre es un juez poderoso, pero sus influencias no llegan a todos sitios”.
“Eso no explica cómo lo has averiguado”.
Malcolm no podía explicarle por qué lo sabía.
Había cosas de él que no necesitaba saber.
Era capaz de mantener un secreto mucho mejor que su padre.
“Pero tengo razón”.
“Uno de los casos que está llevando mi padre se ha… complicado un poco”.
Parecía dudar, pero quería ser honesto con ella.
“La policía lo está investigando”.
“¿De verdad vas a depositar toda tu confianza en el feudo al que llaman departamento de policía?”
No era capaz de ocultar el cinismo que teñía su voz.
“La seguridad que tienes es envidiable. Voy a decirles a mis hombres que tomen nota”.
“No tienes por qué ponerte sarcástico. Estoy tomando precauciones. No es la primera vez que alguien amenaza a nuestra familia por el trabajo de mi padre”.
Si bien ella hablaba con confianza…
Esta ha sido la amenaza más seria.
Si hablaba de las evidencias que tenía, tendría que explicarle cómo las había conseguido, pero eso era un último recurso.
Si no era capaz de convencerla para que aceptara su ayuda de otra manera, le diría lo que pudiera acerca del trabajo que hacía fuera de la industria de la música.
“Parece que sabes muchas cosas de mi vida”
Le miró fijamente con esos ojos marrones que todavía tenían el poder de hacerle perder la razón.
“Ya te lo dije, Celia. Me preocupo lo bastante como para mantenerme informado. Quiero asegurarme de que te encuentras bien”.
“Gracias. Eres muy… amable”
Celia se relajó un poco.
“Te agradezco la preocupación, aunque me resulte un poco desconcertante. Tendré cuidado. Bueno, y ahora que has cumplido con tu… sentido de la obligación, o lo que sea, de verdad que tengo que recoger e irme a casa”.
“Te acompaño hasta el coche”
Levantó una mano y esbozó su mejor sonrisa.
“No te molestes en decir que no. Puedo llevarte los libros, como en los viejos tiempos”.
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