Buscando recuperarla
Capítulo 48

Capítulo 48:

“Pensaba que necesitabas a un compañero para el concurso de talentos”.

“Tú conseguiste todo lo que esos profesores de música se esforzaban por enseñarnos. Yo le agradezco mucho a mi madre todos los sacrificios que hizo por mí, pero todo esto, los conciertos, nada hubiera pasado si no hubiera sido por ti”.

De no haber sido por ella y su implacable persecución, no hubiera acabado en el reformatorio. Celia no era capaz de pensar en otra cosa.

¿Había desaparecido toda esa rabia, o todavía la guardaba en algún rincón de su corazón?

Dibujó un círculo en su pecho musculoso.

“Hubieras llegado ahí tú solo. Yo solo estaba en el sitio adecuado cuando estabas a punto de entender la música”.

Dijo ella luego de soltar un suspiro.

“Puedes autoconvencerte de lo que quieras”

Malcolm dejó a un lado su vaso de agua y también el de ella.

La estrechó en sus brazos.

“¿Por qué no contactaste conmigo cuando saliste?”

Le preguntó Celia.

“No era difícil encontrarme en Azalea”.

Él apoyó la barbilla en su cabeza.

“Ya te había destrozado la vida una vez”.

Celia sentía cómo le rugía la voz en el pecho.

“No quería repetirlo”

Añadió él.

“Pero ahora estás conmigo porque mi vida corre peligro”.

“No te hubiera dado la espalda”

Dijo, abrazándola con más fuerza.

“Ni siquiera podemos culpar a nuestros malvados padres por habernos separado. Esto nos lo hicimos nosotros solos. He pasado mucho tiempo castigándome, pagando el precio por todas las tonterías de niña mimada que hice”.

Malcolm la agarró de la barbilla y la miró con unos ojos intensos.

“Eras rebelde, divertida, mimada y absolutamente magnífica. Y lo sigues siendo”.

“¿Mimada?”

“Magnífica”

Selló sus palabras con un beso.

Le mordisqueó el labio inferior y entonces le rozó la oreja.

“No quiero que esto termine cuando acabe la gira o cuando encierren a todos los enemigos de tu padre”.

Celia se echó hacia atrás y le miró.

“Lo dices en serio…”

Dijo, y no era una pregunta.

Apenas había empezado a imaginar cómo sería pasar el día siguiente a su lado, y él ya estaba hablando de continuar juntos.

“Sí. Hablo en serio. Pasemos el verano juntos. Así podremos ver adónde nos lleva esto, lo que sentimos”.

¿Pero qué pasaría cuando terminara la gira de conciertos cuatro semanas después?

¿Dónde pasarían el resto del verano?

Él llevaba dieciocho años sin dejarse ver por Azalea, pero ella tenía una vida allí.

Azalea era parte de ella, su hogar, el sitio donde encontraba paz.

Ella podía disfrutar de esa parte de su vida de estrella, pero a lo mejor él no sería capaz de hacer lo mismo.

“¿Y si te digo que quiero pasar el resto del verano en Azalea, cuando termine la gira?”

Le preguntó Celia.

“Si es ahí donde quieres estar”

Malcolm hizo una pausa.

“Puedo soportarlo, unas semanas…”

¿Y el otoño?

Celia se dio cuenta de que solo estaban retrasando el desastre, retrasando el choque de las cosas que les habían hecho separarse durante tantos años: la culpa, la rabia…

Ella necesitaba la estabilidad de Azalea.

Él prefería el lujo y los viajes.

No podía negarlo.

Se sentía traicionada porque él había elegido esa vida por encima de ella.

Malcolm movió la bandeja y la agarró de las manos.

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