Buscando recuperarla -
Capítulo 30
Capítulo 30:
“¿Qué? Pensaba que me conocía bien”.
Dijo Malcolm.
“Sé lo mal que estabas cuando apareciste en el colegio”.
Comentó.
“Todos estábamos mal”.
Respondió.
“Intentaste huir tres veces”.
Dijo el coronel.
“No quería que me encerraran”.
Respondió al instante.
“Al intentar huir te arriesgaste a terminar en la cárcel”
Salvatore apoyó los codos en la barandilla.
El suelo estaba siete pisos por debajo.
El tráfico, escaso a esa hora, pasaba a toda velocidad.
Muchachos que andaban de fiesta por las calles de París entraban por la puerta del hotel en ese momento.
“Pero usted nunca informó de mis intentos de huida”.
“Porque sabía que eras uno de los pocos chicos que llegaban a esa escuela siendo inocentes”.
Malcolm se irguió.
Aquello era toda una sorpresa.
Él nunca se había declarado inocente de nada, y todo el mundo había dado por supuesta su culpabilidad, todos excepto Celia.
Pero incluso ella le había dado la espalda en el último momento…
No la culpaba por ello, no obstante…
“¿Cómo puede estar tan seguro?”
Preguntó.
“He visto entrar por la puerta del colegio a muchos drogadictos y traficantes. Tú no tenías problemas de dr%ga”
Dijo con contundencia.
Estaba seguro.
Él no sería ese tipo de persona.
“Además, si hubieras tenido un problema de dr%gas, esta vida te hubiera matado hace mucho”.
Una risotada ebria les llegó desde la calle en ese momento.
“Entonces cree en mí por las pruebas que tiene”.
Comentó entre risas.
“Los hechos no hicieron nada más que reforzar la corazonada que tenía. También sé que un hombre haría cualquier cosa por un hijo. Imagino que aceptaste ese trabajo en el bar con la esperanza de ganar suficiente dinero para mantener a Celia y a la niña. No querías que la diera en adopción, e imagino que querías quedarte con el bebé porque tu padre te había abandonado”.
“Maldita sea, coronel”
Malcolm retrocedió y buscó una escapatoria que le permitiera huir de la verdad.
“Pensaba que se había doctorado en historia, no en psicología”.
“No hace falta ser psicólogo para saber que proteges a tu madre todo lo que puedes. Entiendo que tienes motivos para guardarle resentimiento a tu padre biológico. ¿Tienes algún tipo de venganza que llevar a cabo entonces? ¿Buscas la revancha teniendo cerca a Celia?”
“No. Cielos, no. Celia y yo somos adultos ahora. Y en cuanto a nuestro bebé, ya casi es una mujer hecha y derecha, así que no hay vuelta atrás. La sola idea de una venganza es absurda”.
“Nada lo es. Recuérdalo”.
Le comentó.
Hablaba en serio.
“Por qué no hablamos de su hijo entonces? ¿No tiene que asistir a un partido o algo así?”
“Muy bien”
Salvatore levantó las manos.
“Te lo voy a decir muy clarito. Está bien que quieras proteger a Celia. Pero tienes que aceptar que tus sentimientos por ella no son absurdos. Eso es lo único que puedes hacer si quieres seguir adelante con tu vida”
Dijo Salvatore.
Un segundo después ya no estaba allí.
Había desaparecido tan silenciosamente como había llegado.
Malcolm se quedó solo en el balcón.
Tenía que entrar y dormir, cargar las pilas para la actuación, cuidarse la voz, protegerse del frío.
Sin embargo, no era capaz de dejar de mirar la Torre Eiffel.
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