Buscando recuperarla -
Capítulo 18
Capítulo 18:
“Vivías la música con tanta pasión cuando tocabas y cantabas tus canciones”.
“Era un adolescente idealista. Pero con el tiempo me volví más realista”
Agarró un montón de partituras que estaban en el atril situado junto al piano.
“Dejé esta ciudad decidido a ganar el dinero suficiente para doblar la fortuna de tu padre, y la música…”
Agitó los papeles.
“Era la única habilidad que tenía”
“Alcanzaste la meta que te propusiste alcanzar. Y me alegro mucho por ti. Enhorabuena. Le demostraste a mi padre todo lo que tenías que demostrar”.
“Mucho más en realidad”
Los ojos de Malcolm brillaban.
“Entonces ahora no solo le doblas la fortuna, ¿No? ¿Tienes tres veces más? ¿Cinco veces más?”
Él se encogió de hombros.
“¿Ocho?”
Él soltó las partituras.
“¿Diez?”
“Te has acercado”.
“Vaya. Las canciones de amor se venden bien”.
“Mucho mejor que esas pequeñas composiciones que hacía para sus alumnos con la esperanza de poner ponerlas en un libro de texto alguna vez… “
“La gente quiere creer en un mensaje”
Dijo Malcolm con acritud.
“Eso suena un tanto cínico. ¿Por qué cantas algo que no aceptas como verdadero? Es evidente que ya no necesitas el dinero”.
“A ti te gustaba cuando te cantaba”
Se volteó en el banco y puso sus manos sobre las teclas del piano.
Empezó a tocar una balada que le resultaba muy familiar.
“Yo fui una de esas chicas ñoñas que se enamoró de ti”.
Malcolm continuó tocando otros dos compases más de la melodía de unas de las canciones que le había compuesto cuando salían juntos.
Le había dicho que sus canciones eran lo único que podía ofrecerle.
Esa en particular se llama Playing for Keeps, y siempre había sido su favorita.
Sus dedos tomaron velocidad, complicando la línea melódica que había creado en un principio.
Cuando terminó, la última nota retumbó en la pequeña casa.
Y también en el corazón de Celia.
Contuvo el aliento.
Tenía lágrimas en los ojos.
“¿Era verdadero? ¿Lo que sentíamos entonces?”
Él guardó silencio.
Se apartó de ella.
Parecía que no iba a contestar…
“Fue tan verdadero que sufrimos mucho por ello. Fue lo bastante verdadero como para que este reencuentro no sea una reunión distendida”.
“Malcolm, ¿Cómo va a ser lo de Europa si ya nos resulta difícil estar sentados aquí el uno frente al otro?”
“¿Has decidido venir conmigo? ¿Ya no hay más titubeos?”
Celia se puso en pie y fue hacia él.
“Creo que tengo que ir”.
“¿Por el acosador?”
Celia le sujetó las mejillas con ambas manos.
“Porque ya es hora de dejar atrás el pasado”.
Rápidamente, para no arrepentirse, Celia apretó sus labios contra los de él.
Malcolm no había planeado besar a Celia, pero en cuanto sus labios rozaron los de ella, ya no pudo apartarse.
Era mucho más de lo que recordaba, familiar y extraño al mismo tiempo.
El roce de la punta de su lengua le había desencadenado un relámpago de deseo que le recorría de arriba abajo.
Se había excitado tanto de repente que solo podía pensar en hacerle el amor allí mismo…
Pero el beso terminó en un abrir y cerrar de ojos.
Celia se tocó los labios con mano temblorosa.
Tenía las uñas rotas, mordidas.
Era evidente que había estado sometida a mucha tensión.
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