Buscando recuperarla
Capítulo 17

Capítulo 17:

“Te hizo un favor al mandarte a mi colegio. Si él no hubiera intervenido, hubieras terminado en un correccional de menores”.

Malcolm calló durante unos segundos.

Siempre había creído que el juez Patel había hecho todo lo posible por alejarle de su hija.

“¿Y qué pasa con ese tipo con el que ha salido Celia?”

“No parecía ser nada serio, así que no lo incluimos en el informe. Al parecer, a ti sí que te importa mucho, y eso debería decirte algo”.

“La información puede ser importante de muchas formas distintas. ¿Y si es un tipo celoso? ¿Y si hay alguna otra persona que siente celos de esa relación? Los detalles son importantes. ¿Pensó que iría a por él?”

Hizo una pausa.

“Señor, a estas alturas ya debería saber que he dejado de ser ese adolescente idiota”.

“Nunca fuiste un idiota. Solo eras joven”.

Salvatore suspiró.

“Te pido disculpas por no haber incluido al director en mi informe. Si averiguo alguna otra cosa, te lo haré saber. Mientras tanto, si necesitas cualquier cosa para tu protección, házmelo saber”.

“Gracias, señor”.

“Muy bien. Que pases buena noche y ten cuidado”.

Malcolm se guardó el teléfono, pero no entró todavía.

La verdad le miraba a los ojos.

No podía escapar de ella.

Contempló una pequeña gruta que había en el jardín.

Quería llevarla allí y cenar con ella.

El aroma de esas flores rosadas y moradas impregnaba el aire y la música del agua de la fuente ahogaba el silencio.

La cena que habían compartido había sido sorprendente.

Celia metió los últimos platos en el lavavajillas mientras Malcolm miraba por la ventana por enésima vez.

Cerró el lavavajillas y apretó el botón de inicio.

Ya no tenía nada más que hacer, así que no tuvo más remedio que hacerle frente a Malcolm.

Se ruborizaba con los recuerdos que le venían a la memoria.

“Gracias por pedir la cena. Estuvo mucho mejor que mi comida recalentada”.

Él se apartó de la ventana.

Esos ojos azules e intensos seguían cada uno de sus movimientos.

“Espero que no te haya importado que me diera un pequeño capricho. Viajo tanto que echo de menos los sabores de casa. La próxima vez, eliges tú. Puedes pedir lo que quieras, que yo lo conseguiré”.

“Qué locura. Pedir cualquier cosa que uno quiera…”

Celia se acurrucó en una mullida silla para no sentarse junto a él en el sofá, o en el banco del piano.

“¿Eres una de esas estrellas quisquillosas y excéntricas?”

“No”

Malcolm se sentó en el banco del piano.

“Me gusta pensar que sigo siendo yo, pero con un montón de dinero más. Me gusta pensar que ahora sí llevo la voz cantante en mi vida”.

Celia se abrazó a un cojín.

“Seguro que ahora tienes otros platos favoritos, después de haber viajado tanto. Debes de haber cambiado mucho. Dieciocho son muchos años”.

“Soy distinto en muchos sentidos. Claro. Todos cambiamos. Tú ya no eres la misma. Ahora eres más cuidadosa y cauta”.

“¿Y por qué es malo ser más cauto?”

“No está mal. Es distinto. Eso es todo. Además, ya no sonríes tanto, y echo de menos oírte reír. Suenas mejor que la mejor de las músicas. He tratado de capturarlo en mis canciones, pero…”

Sacudió la cabeza.

“Eso es… triste”.

“O sensiblero. Pero me gano la vida escribiendo y cantando canciones de amor”.

“A base de hacer que las mujeres se enamoren de ti”

Celia puso los ojos en blanco, recordando todas esas portadas en las que aparecía acompañado de mujeres despampanantes.

“Las mujeres no se enamoran de mí. Es una imagen creada por mi representante. Todo el mundo sabe que es pura promoción. Nada es real”.

“Solías decir que la música es parte de ti”

Señaló el piano.

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