Buscando recuperarla -
Capítulo 15
Capítulo 15:
“No te alegrarás tanto cuando oigas lo que hay de menú. Solo tengo ese pedazo de pizza y apenas es suficiente para mí”.
“La cena está de camino”.
Malcolm le había pedido a su chófer que les buscara algo de cenar antes de subir al árbol.
La idea de una cena romántica con Celia era tentadora.
“Mi chófer nos la va a traer”.
“¿Y ya diste por hecho que yo iba a estar de acuerdo? Eres más arrogante de lo que recordaba”.
“Gracias”.
“No era un cumplido”.
“Es mejor que no nos dediquemos muchos halagos y piropos”.
Celia se quitó lo que le quedaba del brillo de labios con la punta de la lengua.
“¿Y por qué no?”
“Porque, si te soy sincero, tengo tantas ganas de besarte que no puedo hacer otra cosa para tener las manos quietas”.
Cada una de las palabras que salía de la boca de Malcolm reverberaba en su cuerpo.
No era solo su voz, sino también su rostro hermoso, su cuerpo masculino y musculoso.
Ya no era aquel jovencito que había conocido dieciocho años antes.
“Ya usaste esa frase hace dieciocho años”.
Pensaba que tu estrategia había mejorado un poco.
¿O es que ser una estrella del rock te ha hecho perezoso en lo que a la conquista amorosa se refiere?
Malcolm hecho la cabeza hacia atrás y se rio a carcajadas.
“He subido el listón. Mis expectativas han cambiado”.
“Quieres que me esfuerce un poco más”.
Incapaz de resistirse más, Celia se sentó a su lado.
“Una de las cosas que me hizo sentirme atraída por ti es que nunca te dejaste impresionar por el dinero de mi padre o por sus influencias”.
“Respeto a tu padre, aunque me haya hecho alejarme de ti. Bueno, si yo tuviera una hija y… Ah, maldita sea. Muy bien. Déjame reformular esa afirmación”.
“Sé lo que querías decir”
Celia bajó las manos y las apoyó sobre su regazo.
“Ningún padre estaría contento sabiendo que su hija de dieciséis años se acuesta con chicos, y que lo hace de forma temeraria”.
El rostro de Malcolm se llenó de culpa de repente.
“Debería haberte protegido mejor”
Le dijo, tocándole la mejilla.
“Los dos deberíamos haber sido más responsables”
Celia puso su mano sobre la de él sin pensar en lo que hacía.
Él aún tenía la mano sobre su mejilla.
Los callos que tenía en las yemas de los dedos le recordaban todas las horas que había pasado tocando la guitarra.
La música la atravesaba por dentro.
El sonido de ambos ocupaba el mismo espacio.
Celia entreabrió los labios.
El timbre de la puerta sonó en ese momento y la hizo retroceder rápidamente.
Otro timbre sonaba también.
Malcolm se puso en pie.
Retiró la mano de su rostro y entonces volvió a acariciarla un instante.
“Es la comida. ¿Y mi teléfono?”.
Se sacó el móvil del bolsillo.
“Mi chófer lo preparará todo mientras atiendo esta llamada”
Le dijo él por encima del hombro, yendo hacia la puerta.
Antes de que Celia pudiera decirle nada, abrió la puerta, le hizo señas al chófer para que entrara y salió con el teléfono en la mano.
Era evidente que no quería dejarla oír la conversación.
¿Quién le llamaba?
¿Y qué tenía que decir?
Los guardaespaldas estaban apostados en el patio y también junto al muro exterior de ladrillo.
El Coronel John Salvatore era el antiguo director de su colegio y su superior en la Interpol.
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