Brillas en las noches de luna -
Capítulo 3 - Temporada Corta, Sensaciones Frías (3)
Capítulo 3 – Temporada Corta, Sensaciones Frías (3)
“¿Cómo estaba Watarase Mamizu?”
Después de la escuela, al día siguiente, Kayama y yo estábamos comiendo helado frente a la tienda de conveniencia en el camino a casa cuando de repente me preguntó eso. El pagó por el mio, como una recompensa por lo que hice. Distraídamente, recordé los eventos del día anterior mientras movía el helado a mi boca.
“Bueno, ella era hermosa,” Respondí, pensando que esto no era realmente lo que Kayama estaba preguntando.
“¿Cómo estaba su enfermedad?” Preguntó Kayama.
“¿Quien sabe?” Dije, incluso mientras me preguntaba si estaba bien decir algo así.
“Kayama,¿Tú la conoces?
“En el pasado, un poco,” Dijo ambiguamente Kayama.
“Ahora que lo pienso, ¿Están divorciados sus padres?” Pregunté, ya que sentía algo de curiosidad sobre eso.
“Si, probablemente,” Dijo Kayama. “Su apellido solía ser Fukami.”
No podíamos simplemente quedarnos comiendo helado por siempre, así que después de eso, fuimos a la estación y tomamos el tren.
Solo había un asiento libre, así que yo me senté. Kayama se colgó de una manija y miró por la ventana aburridamente.
“Tengo otro favor que pedirte” Dijo.
En la ventana, se deslizaba el verde de los árboles y las áreas residenciales.
“¿Puedes visitarla una vez más?”
“¿Eh?”
“Pregúntale cuando mejorará su enfermedad”
¿Que está diciendo este tipo? Me pregunté. Ya estaba confundido cuando el me pidió que volviese a verla, pero ahora no tenía idea en que estaba pensando.
“Pregúntale tú mismo,” Le dije, un poco harto.
Durante esta conversación, el tren llegó a la parada de Kayama.
“Y no le cuentes a Watarase Manizu sobre mí” Con esas últimas palabras, Kayama bajó del tren y se fue sin darse vuelta.
“Hey, espera, ¿De qué se trata esto?” Grité a su espalda.
Al siguiente momento, las puertas se cerraron con un chirrido que me recordaba al gas escapando de una bebida, y el tren empezó a moverse.
Todavía quedaba algo de tiempo para llegar a mi estación. Me sentía extrañamente somnoliento. Cerré mis ojos y me apoyé contra el respaldo del asiento, y después de poco tiempo perdí la conciencia.
Cuando me desperté, el tren había llegado a la última estación. Los carteles de cafés que se veía poco populares y tiendas de libros se veían a los lados de la estación y, en, frente de esto, había una pacífica escena que no concordaba con la estación de trenes de una ciudad provincial, con los colores verdes de los árboles a medio podar. Y después, recordé inmediatamente.
Esta era la estación donde estaba el hospital de Watarase Mamizu.
Estaba siete estaciones después de la más cercana a mi casa. Me había pasado. Una voz anunció, “Este tren está volviendo” Como si fuese despertado por este anuncio, salí a la plataforma y vi que había una tienda en esta estación. Los pockys en el mostrador llamaron mi atención. Los Almond Crush que Mamizu había mencionado también estaban ahí. Antes de que me diera cuenta, estaba llamando a la anciana que trabajaba en la tienda y pidiéndole uno. Puse el producto que me dio en mi bolsa y me dirigí a la puerta de tickets.
Bueno, ya que estoy aquí, supongo que puedo llevarle algunos pockys, Pensé.
Cuando fuí a la habitación del hospital, Watarase Mamizu no estaba allí.
Su cama estaba vacía.
“Watarase Mamizu fue a hacerse una inspección,” Dijo alguien.
Rápidamente me giré hacia donde venía la voz, para ver a una anciana de aspecto amable hablándome.
Ella no sabía cuando iba a volver Mamizu, pero ya que había venido hasta aquí, decidí esperar un poco.
La esfera con nieve estaba en la mesa de al lado.
La agarré y la agité, imitando lo que Mamizu había hecho ayer.
Cayó nieve dentro de la esfera. Sintiendo que había algún tipo de secreto en la esfera, la miré atentamente durante un rato. Obviamente,sin importar cuanto la mirara, nada cambió.
Traté de agitarla continuamente como un loco. Había una tormenta de nieve dentro. Dejándome llevar, lo agité violentamente varias veces.
Al siguiente momento, se resbaló de mi mano.
El globo de nieve se deslizó de mi mano, y cayó verticalmente, para luego estrellarse contra el suelo del hospital.
¡Crash!
Un duro sonido hizo eco.
“Maldición, lo he hecho…” Pensé desesperanzado.
“Oh, eres tú, Takuya-kun.”
La voz de Mamizu vino de mi espada, y me giré sorprendido.
Era el peor momento.
“Ah.”
Un poco tarde, ella se dio cuenta de los fragmentos de cristal a mis pies. Los restos del globo de nieve rotas y desperdigadas por el suelo. Podía claramente ver su expresión oscurecerse.
“¿Estás bien?¿Takuya-kun, te lastimaste?” Preguntó, mientras se acercaba rápidamente, pareciendo molesta.
“Estoy bien, pero… Lo siento, de verdad.” Dije, sin saber qué más decir.
“¡Auch!” Exclamó.
Parece que se había cortado el dedo. Unos momentos después, la sangre empezó a fluir.
“Cálmate,” Dije rápidamente.”Iré y te traeré una tirita. Limpiaré esto, así que quédate en la cama.”
Mamizu se subió a la cama si decir ni una palabra, y se sentó apoyando su espalda contra la pared.
Traje una tirita de la enfermería y se la dí a Mamizu. Después, silenciosamente junté los pedazos de cristal.
Luego de limpiar la mayor parte del desastre, fui a tirar el cristal en el cesto de basura que estaba fuera de la habitación. Cuando volví, Mamizu estaba mirando inexpresivamente el contenido de el globo de nieve. Ella estaba agarrando el globo de nieve, del cual solo quedaba la base y la casa de troncos miniatura, sobre la cual ya no caía nieve.
“Ya está hecho. Todo lo que tiene forma eventualmente se rompe… De igual forma en que no hay una criatura que no muera.” Ella dejó el objeto en su mano sobre la mesa. “Quizás es mejor que se haya roto,” Dijo ella.
Su voz sonaba como si estuviera suprimiendo sus emociones.
“¿Por qué dirías eso?” Pregunté, a pesar de haber sido el que rompió el globo de nieve
“Porque siento que podré morir sintiéndome más aliviada si no tengo nada que sea importante para mí,” Dijo ella. Esa fue la extraña respuesta que me dió.”Por ejemplo, Takuya-kun, ¿Cuánto te parece que me queda de vida?”
Incluso si ella me preguntaba eso, no tenía manera de saberlo. Hablando honestamente, No había oído de casos de gente con la enfermedad por luminiscencia viviendo vidas largas. Pero al menos en cuanto a apariencia, ella no se veía como una persona con una enfermedad incurable.
“No lo sé” Respondí, dándome por vencido.
“Mi expectativa de vida restante es cero” Dijo Mamizu. Su voz era completamente neutral.”Soy como un fantasma. Más o menos por esta temporada, un año atrás, me dijeron que me quedaba un año, y un año pasó normalmente… Se supone que ya esté muerta. A pesar de eso, estoy bastante saludable. Me pregunto de qué se trata todo esto…”
Su manera de hablar hacía parecer que estaba hablando de alguien más.
Me preguntaba: ¿Por qué me está diciendo todo esto a mi, a alguien a quien acababa de conocer?
“¿Me pregunto cuando me voy a morir?” Dijo en un tono extrañamente alegre.
En ese momento, sentí una agitación en algún lugar de mi pecho.
En realidad no sé por qué me sentí tan descompuesto. ¿Qué es esta emoción? Me pregunté. Incluso después de pensar en ello, no pude entender que fué.
Incluso después de volver a casa, todavía estaba pensando en Watarase Mamizu. Me senté en la esquina de la sala de estar, al frente del Butsudan y seguí pensando.
No entendía. No podía entender que era lo que ella estaba pensando. Sin importar cuanto pensase en ello, ni siquiera podía adivinar.
Ella todavía era una adolescente.
La mayoría de los humanos sienten desesperación cuando están por morir. Se vuelven pesimistas. Se sienten increíblemente tristes. Y luego aceptan su destino y son atormentados por una sensación de impotencia. Se vuelven casi seniles. Incluso siento que así era cuando mi abuelo pasó los ochenta años y murió.
Pero la manera en que había hablado Mamizu sonó como si ella estuviese alegrándose de morir.
¿Por qué es eso? Me pregunté.
Y luego, porque me sentí así, encendí un poco de incienso y agarré ese objeto parecido a un cuenco hecho de un metal cuyo nombre no conocía.
Al frente del Butsudan había un retrato de mi hermana mayor, sonriendo en un uniforme de marinera.
Okada Meiko. Quince años al momento de su muerte.
Mi hermana mayor, quien fue atropellada por un coche cuando yo estaba en el primer año de la escuela media.
Ahora que lo pienso, me había convertido en un estudiante de primer año en la escuela secundaria, al igual que Meiko, sin darme cuenta.
¿Cómo fue cuando Meiko murió?
¿Al final, en que pensó ella?
De repente pensé en todas esas cosas.
Hey, Meiko…
Conocí a una persona llamada Watarase Mamizu. Se ve delicada, pero pareciera que no tiene miedo de morir.
Pero igual, ya sabes…
¿Cómo fué para tí Meiko? Le pregunté silenciosamente, pero no hubo respuesta de mi hermana en la fotografía. Igual, eso era de esperarse.
Se hizo la hora de dormir, y aunque me metí a mi cama en mi cuarto, no podía dormir muy bien. Por alguna razón, la cara de Watarase Mamizu apareció en mi mente y no desapareció.
“Me pregunto cuando moriré…”
Su voz seguía en mi cabeza. Como la letra de una canción que te gusta, o una de esas extrañas canciones de los comerciales, se había quedado grabada en mi cabeza, su voz se repetía sin parar.
Al día siguiente, cuando llegué a la escuela y abrí mi maletín, apareció la caja de pockys Almond Crush.
¿Que hago con esto? Pensé.
Como habían pasado todas esas cosas ayer, perdí mi oportunidad de dárselos a Mamizu.
Después de pensar en ello, decidí ir al hospital una vez más a la salida de la escuela, con el único objetivo de dárselos.
Incluso consideré como llegaría allí.
Pensé en cómo podría estarle provocando problemas al visitar el hospital día tras día, y como Mamizu podría no querer verme después de que hubiera roto algo tan preciado para ella.
Ahora que lo pienso, eso fue raro. Habría sido mejor si ella se hubiera enojado. Me hubiese sentido mejor si ella simplemente hubiese dejado salir su ira. Sentía una molestia en el estómago.
¿Por qué estaba tratando de relacionarme con ella hasta el punto de experimentar esos sentimientos?
Incluso yo lo encontré extraño. Me pregunto por qué estoy haciendo esto, Pensé.
Probablemente… estoy seguro de que era porque ella era similar a mi hermana mayor, Meiko.
No era como si sus caras fueran parecidas. Sus personalidades también eran bastante diferentes. Pero aunque no puedo ponerlo en palabras, había algo similar entre ellas. La manera más cercana de describirlo sería que la atmósfera a su alrededor era parecida. En ese momento, Meiko era similar a Watarase Mamizu.
Había algo que nunca entendí sobre la muerte de mi hermana.
Tenía la sensación de que podría llegar a entenderlo si pasaba tiempo con Mamizu.
Me detuve en frente de la habitación e inhalé profundamente.
Exhalé, afirmé mi determinación, y entré.
Al igual que la primera vez que vine, Watarase Mamizu estaba en la cama más alejada de esta habitación compartida. Vi que estaba frente a un cuaderno y escribiendo algo. Era una libreta nueva B5. Estaba abierta sobre la mesa del hospital y tenía unos rodillos largos y delgados. Mamizu estaba escribiendo algo en ella. Teniendo una vista lateral de su cara seria, era difícil llamarla. Dudé un momento. Y luego, como si hubiese detectado mi presencia, se dio cuenta de que yo estaba allí y alzó la vista.
“Si estabas aquí, deberías haber dicho algo.” Dijo ella. Estaba mirándome con una curiosa expresión.
“¿Que escribías?” Pregunté.
Se veía normal. La sensación que tuve ayer cuando nos despedimos, el peligroso sentimiento de que se rompería si la tocara, había desaparecido. Aun así, no, quizás por eso, sentí una especie de distancia entre nosotros.
“Es un secreto.” Ella subió la libreta de manera de que la parte de atrás estuviese en mi dirección, como si quisiera esconder el contenido.
“Está bien,” Respondí.
Bueno, probablemente era un diario o algo así. No seguí con el tema, y gentilmente dejé la caja de pockys que había traído sobre la mesa.
“¡Guau, son Almond Crush!” Mamizu recogió los pocky con ojos brillantes. “¿Puedo comerlos?” Me preguntó. Cuando asentí, abrió el paquete cuidadosamente y mordió un pocky con un pequeño crujido. “Son bastante diferentes a los normales” Dijo.
Me pregunté de que estaba tan feliz mientras ella sonreía alegremente.
“Te contaré un poco” Dijo ella.
Por un momento, no supe de qué estaba hablando, pero rápidamente me dí cuenta de que hablaba de la libreta.
“Estoy haciendo una lista de lo que quiero hacer antes de morir.”
Eso es… algo que he escuchado en algún otro lado. Antes de morir, miras atrás en tu vida, y al final, terminas las cosas que dejaste sin hacer y realizas tus deseos. Es una historia común, Pensé Cosas como reuniones emotivas, o conocer gente famosa.
“Durante mi examen de ayer, le pregunté al médico, ya sabes. ‘¿Cuánto tiempo más tengo para vivir?’ Y luego hizo una expresión difícil y dijo algo así como: ‘Realmente no lo sé, pero parece que durarás otro medio año’. Un doctor inútil, ¿no es así? Me pregunto qué se piensa que son las vidas humanas. De todos modos, pensé que también podría usar el valioso tiempo que me queda de la mejor manera posible.” Mamizu dijo todo esto de una vez, y al siguiente momento, frunció el ceño un poco. “Pero sabes, creo que es imposible después de todo”.
“¿Por qué? Pregunté.
“No puedo salir. Mi condición es bastante mala, ya ves. Me dijeron de manera bastante estricta que tengo prohibido salir.”
En ese momento, un pensamiento apareció repentinamente.
Al final, no era nada admirable.
Yo solo quería saber.
¿Que había escrito en esa libreta?
Por alguna razón, tenía mucha curiosidad.
¿Qué quería hacer Watarase Mamizu antes de morir?
“¿Me dejarías ayudarte con eso?” Dije de repente.
Mamizu me miró, sorprendida. “¿Por qué?”
“Quiero que me dejes compensarte. Por haber roto el globo de nieve. Sé que hice algo que no se puede deshacer. Pero creo que la palabra ‘lo siento’ no es suficiente. Siento que es muy endeble. No sé cómo decirlo correctamente, pero… sea lo que sea, haré cualquier cosa que pueda hacer.”
“Me pregunto si eso es verdad.” Después de un corto silencio, Mamizu abrió su boca otra vez. “¿Harás lo que sea?”
El tono de su voz subió un poco. Ella hablaba como si me estuviese poniendo a prueba.
“Definitivamente. Lo prometo.” Dije enérgicamente.
“Ah,” Dijo ella. Me miró, y sus ojos se abrieron repentinamente. “Se me acaba de ocurrir algo bueno.”
Me pregunté que estaba pasando por su cerebro mientras su expresión cambiaba rápidamente. Su difícil expresión había cambiado completamente, y parecía como si un cielo nublado se hubiese aclarado.
“Así que, ¿Vas a escuchar?” Dijo ella.
En ese momento, sentí una extraña premonición.
Si la escucho hablar algo más, no seré capaz de volver, ¿No es así? Pensé.
Aún así, como si estuviese hipnotizado por su mirada, le dí una simple respuesta.
“¿Que tengo que hacer?”
Con esa secuencia de eventos, empezó la extraña relación entre Watarase Mamizu y yo.
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